Lexikoa

LOS HEREJES DE DURANGO

Relato I. "Las turbaciones y movimientos y las guerras que hubo en Castilla en los tiempos de los Reyes Don Juan II y Don Enrique IV, y el poco cuidado que huvo, por ordinarias disensiones de los Grandes, en proveer a lo que tocava a las cosas de la religión... dió a los malos suelta licencia de vivir a su libre voluntad" (Zurita). "De lo cual se siguió, que no solamente muchos de los convertidos nuevamente desviasen de la fé: mas algunos de los viejos cristianos desviasen de la verdadera carrera, en perdimiento de las ánimas, e gran daño, e oprobio de estos reynos (donde el culto divino de muchos centenarios de años aca inviolablemente fué y es observado) tomando siniestros caminos" (Valera), y "mucha parte de los pueblos se yban con la comunicación de los Judíos y Moros pervirtiendo y contamienando" (Zurita): "los unos judaizando públicamente sin temor de Dios no de su justicia; algunos de los otros tomando irroneas opiniones" (Valera), "profesando opiniones falsas y heréticas y perseverando en éllas con pertinencia, enseñándolas como doctrina verdadera" (Zurita).

· "Por otra parte los vizcaínos gente valiente y indómita, se alteraron por dos causas. Tenían entre sí ciertas hermandades confirmadas por el Rey. Estas acometieron a los castillos de los nobles y sus haciendas. Entre los demás Pedro de Ayala, merino mayor de Guipúzcoa, como le tuviesen cercado en una villa llamada Salvatierra, fué librado por el Conde de Haro, su primo, que usó en esto de una señalada grandeza de ánimo. Esto fué que leída la carta en que le pedía socorro y avisaba del peligro, en el campo, do acaso se lo dieron, mandó armar una tienda con juramento que hizo de no entrar bajo de tejado hasta tanto que Pedro de Ayala fuese libre de aquella afrenta. Esta era la primera ocasión de las alteraciones de Vizcaya; la segunda, que se levantó cierta herejía de los Fratricellos deshonesta y mala, y se despertó de nuevo en Durango" (Mariana).

· Ello fué que "en tiempo deste Rey D. Juan, e después de la dicha batalla de Olmedo (1445), viviente el dico Maestre Condestable D. Alvaro de Luna (ejecutado en 1453), acaesció que en Durango, que es una de las montañas de Vizcaya, se levantó una gran herejia entre los omes e mujeres de aquella tierra, que por cabsa de algunos sermones e predicaciones que ficieron unas frailes de Sant Francisco de la observancia; contra el santo matrimonio, la mayor parte de las mujeres de aquella tierra dexaron a sus maridos, e las mozas a sus padres e madres, e se fueron con los dichos frailes e con mucha campaña de omes que los acompañavan por las montañas e por las cuevas dellas, e facían adulterio e fornicación los ómes e los frailes con ellas e con las que querían públicamente diciendo: Aleluya y caridat. En tal manera, que si este Rey Don Juan en esto no proveyera como proveyó, todas las mujeres de aquellas partes dexaran a sus maridos e se fueran andar con ellos" (Cuarta Crónica).

· "Para saber el Rey la verdad, mandó a Fray Francisco de Soria, que era muy notable religioso así en ciencia como en vida, e Don Juan Alonso Cherinp, Abad de Alcalá la Real, del su Consejo, que fueren a Vizcaya e hicieren la pesquisa, e gela truxiren cerrada, para que su Alteza en ello proveyese, como a servicio de Dios e suyo cumplía, los cuales cumplieron el mandato del Rey e traida ante su Alteza la pesquisa, el Rey enbió dos alguaciles suyos con asaz gente, e con poderes los que eran menester para prender a todos los culpables de aquel caso" (Crónica Real).

· "Había sydo comenzador de aquella herejía Fray Alonso de Mella, hermano de Don Juan de Mella, Obispo de Zamora, que después fué Cardenal" (Crónica Real) y un Fray Guillen (Doc. I), frailes de Sant Francisco de la Observancia (Cuarta Crónica). "Fué Fray Alonso de Mella natural de Zamora" (Valera), o quizás "Nació en Durango en la casa troncal de su mayorazguía, sita en el centro de Barrencalle" (Aguirre). "El padre del Alfonso de Mella fué embajador del Rey de Castilla en uno de los Estados de Italia, donde nació uno de los hijos, el hereje o el Cardenal o tal vez los dos" (P. Cuervo). "Se sospecha que de allí vino Alfonso contaminado de los errores de los Fratricellos" (Aguirre).

· "Siendo joven, abrazó el estado religioso en la Orden franciscana en la provincia de Santander, cerca de Laredo. Hecho presbítero vino a Durango u realizar sus perversas ideas, hospedándose, no en la casa de su familia, y si en el pobre mesón que había en la campa de Tavira, donde enseñó primero a los aldeanos y después a los de la Villa, sus dos errores fundamentales, es decir, comunidad de bienes y de mujeres, ratificando la enseñanza con amancebarse con dos mozas" (Aguirre). La secta levantada en Durango "y en algunas otras partes de la merindad" (Garibay) era "la deshonesta y mala herejía de los Fratricellos" (Garibay, Mariana), "que en el año 1298 fueron condenados por el Papa Bonifacio VIII y después por Juan XXII y otros pontifices, y perseguidos grandemente por el Cardenal Don Gil de Albornoz" (Garibay).

· "Los herejes de Durango creyeron no aver otra cosa sino nascer y morir: Algunos quisieron entender la sacra escriptura en otra manera de como la entendieron los santos Padres y Doctores de la Iglesia" (Valera). Sus predicadores iban "contra el sacramento del matrimonio" (Cuarta Crónica), "incitando a las gentes a las torpezas de la carne, induziendoles a que las mujeres fuesen comunes" (Garibay), y "se llamavan a los unos Sant Pedro e los otros Sant Pablo, e nombres de otros santos e santas" (Cuarta Crónica), "siendo en prejuicio de Dios e de dicho señor Rey de la dicha su justicia, en amenguamiento de la fe e en mucho escándalo de lodo el pueblo cristiano mayormente de los bibientes e moradores e de los buenos fieles católicos de la dicha Villa e tierra de Durango" (Doc. I).

· "Luego que la Autoridad observó algo de lo que pasaba persiguió las Juntas nocturnas que dentro de la Villa Alfonso celebraba, aunque sin resultado, porque burlaba éste las diligencias de aquélla por medio de las trompas que, traídas de Santander, distribuyó entre sus adictos, colocados en los ángulos de las calles" (Aguirre). Cuando Alfonso de Mella se creyó bastante fuerte, pensó en alzarse en armas, tomar a Durango y formar un Estado donde se enseñasen y practicasen sus máximas" (Cuervo) (Aguirre). "Cuatro de los sectarios espantados ante el proyecto" (Cuervo), o bien "uno de sus sectarios, horrorizado de la sangre que iba a derramarse, delató ante la Autoridad los secretos y criminales maquinaciones del heresiarca" (Aguirre), "que tenía 500 o más prosélitos" (Cuervo).

· "Dicen (página 54) que andando ayuntados en su locura e herejía así omes come mujeres fueron presos e tomados en un día del mes de Agosto (1444) por algunos vecinos de la dicha Villa e su tierra de Durango en ciertas casas de la dicha merindad, de los cuales estaban dellos presos e detenidos en poder del dicho Consejo e sus oficiales e en poder de los Alguaciles del Cabildo de la dicha Villa e otros muchos sueltos e dados sobre fiadores" (Doc. I).

· A veinte del mes de Agosto de 1444, Ochoa Sanchez de Guinea, Teniente del Prestamero mayor de Vizcaya y de las Encartaciones, Juan Ferrando de Mendoza, se presentó ante el Consejo de vecinos, alcaldes e regidores e oficiales de la Villa de Tavira de Durango, ayuntados a bos de pregón e a campana repicada, según que lo han de uso e de costumbre, en la calle que se dice de en medio de esta Villa en el cantón hasta la Iglesia de Santa María... en presencia del escribano... pidió y requirió al dicho Consejo, en el nombre del Rey e de la dicha su justicia e del dicho Prestamero mayor e suya, que le diesen e entregasen luego las ropas (¿personas?) de los dichos herejes así los que estaban en poder del dicho Consejo y del dicho Cabildo como los otros que se dieron sobre fiadores, para que los toviese e pusiese en ellos aquella diligencia e recaudo e goarda cual convenga. E así mesmo que pusiesen en secuestro e secuestrasen cualesquier bienes raices que fueren fallados por suyos de los dichos herejes e sueltos e dados sobre fiadores fasta en tanto que el dicho señor Rey entendiese e proveyese de remedio de justicia sobre la dicha razón, los cuales bienes dijo que estimaba en dos mil mrs". (Doc. I).

· Después "requirió al dicho Consejo e Alcaldes e oficiales e a los que entendió estaban e al dicho Cabildo, en especial Alfonso Martínez de Arandia, cura de la iglesia de Santa María, como a Juez diputado para examinar los dichos herejes, que quisiesen facer eficiesen luego, sin otro detenimiento, la pesquisa e inquisición que de derecho contra los dichos herejes detenidos e dados sobre fiadores o contra otros muchos que de oculto e públicamente e se goarecían en la dicha Villa e su tierra de Durango e donde en cuyas casas se sostenían e de cuyo o cuya favor e ayuda se mantenían e que le diese todo favor e ayuda fasta la dicha pesquisa e inquisición para que pueda ser mostrada e ejecutada la justicia de Dios, e del dicho señor Rey contra los dichos erejes que por la dicha pesquisa fuesen traídos e contra todos aquellos que fuesen fallados de veinte años a esta parte a los dichos Fray Alonso e Fray Guillen, favorizantes e ayudadores e cubridores e sostenedores dellos e de los dichos erejes sus secuaces" (Doc. I).

· Parece que hecha la pesquisa y detenidos los partidos de Fray Alfonso, éstos, "como hombres sencillos, todos adjuraron los errores, menos trece aldeanos quienes afirmaron pertinaces que Alfonso era hombre bueno y buenas sus doctrinas, las que seguirían hasta la muerte. Se les dijo que la Ley prescribía sentencia de muerte en hoguera para tales empedernidos, y respondieron que antes morirían que adjurar de sus doctrinas. Fueron, pues, quemados vivos los trece, un domingo a las once de la mañana, acabada la misa mayor, en el centro de la pequeña plaza de Santa María de Durango" (Cuervo, Aguirre).

· A 2 de Septiembre de 1444, el dicho teniente del Prestamero Mayor de Vizcaya, Juan Ferrando de Mendoza, acude nuevamente ante los Alcaldes, regidores, omes buenos, ayuntados en Concejo a vos de pregonero e a campana repicada, so el portal de la iglesia de Santa María de Durango" y dijo como aun "avia e se sostenían muchos omes e mujeres de la secta e opinión diabólica del malvado ereje Fray Alfonso... de ellos públicos e manifiestos e de ellos en secreto escondidos e aun muchos adjurados e relasos una o dos o tres veces e más por la Santa Madre Iglesia", y que "se avian ausentado muchos temiendo a la justicia por sus malas obras, por consejo e favor de algunos de la dicha villa e su tierra, en especial Pedro Domingo de Ibarra, Pío de Ibarra e su mujer María, vecinos de la Villa, e Juan de Baseta, moradores en Mañaria e otros que al presente no se acordaban", añadiendo, que "se estaban para ausentar otros muchos de los dichos adjurados e tomados de la dicha erejia"; por lo por lo cual pidió que los herejes que se habían traído a Durango se le entregasen, "é así mesmo que pusiesen en secuestro cualesquier (bienes) muebles e raices que fuesen fallados por suyos" (Doc. II, en Labayru).

· Por su parte "el Rey que estaba en Valladolid, embió dos alguaciles con arta gente, y recaudos y poderes bastantes, para la prisión de los que habían caído en este error, y los tales llevados a Valladolid, parte, y parte a Santo Domingo de la Calzada" (Garibay y Crónica Real). A los que quisieron tornar a buena recordación e se reconciliaron a la fé con el Obispo de Calahorra, mandoles facer merced" (Cuarta Crónica). "Muchos fueron puestos a cuestión de tormento" (Mariana). "Algunos de los que fueron traídos a Valladolid, obstinados en la herejía, fueron ende quemados, e muchos más fueron traidos a Santo Domingo de la Calzada, donde así mesmo los quemaron" (Crónica); "de tal manera que fueron muertos e quemados más de ciento omes e mujeres e mozas" (Cuarta Crónica).

· "Los frailes se fueron por mar" (Cuarta Crónica). "Luego como fué certificado Fray Alfonso que la pesquisa se hacia, huyó y se fué a Granada, donde llevó asaz mozas de aquellas tierras" (Crónica), "algunas mozas" (Garibay); "muchas mozuelas" (Mariana), "Siete mozas" (Cuervo), o "con dos malas hembras" (Aguirre), "no se sabe si estuvo aquí mucho o poco tiempo. En Andalucía siguió propagando las mismas doctrinas entre los moros hasta que por ello fué condenado a muerte" (Cuervo). "Las mozas todas se perdieron, y él fué por los moros jugado a las cañas, e asi hubo el galardón de su malicia" (Crónica), muriendo "acañavereado" (Garibay, Mariana).