Egunkariak

La Constancia

La primera guerra mundial y «La Constancia». Con motivo de la conflagración mundial publicó gran número de artículos, en un principio en primera página. Las secciones Conflagración europea y España en el conflicto aparecieron durante casi toda la contienda. Se mostró desde el primer momento germanófila. En el 1914 escribía: «Al grito de la libertad se ha dispuesto de tal manera el organismo legislativo que, en Francia, por ejemplo, las leyes permiten que un solo hombre, de un plumazo arrebate de sus casas a los hombres desde los veinte a los cuarenta y tantos años y los lleve a la muerte sin pedirles parecer, ni consultar su opinión. El derecho a la vida es nulo en un país que se precia de tan libre como Francia... Si la Iglesia, en los tiempos de su mayor poderío en Europa, hubiese arrebatado a los hombres para retenerlos a su servicio durante dos o tres años, ¡cómo se oirían todavía las protestas de los elementos anticlericales! De nada hubiese servido que la Iglesia los retuviese a su lado invocando el servicio de Dios. En cambio, el Estado pide a la juventud mucho más, y los que no sufrirían el yugo de Dios, reciben sin protesta la pesada carga de la defensa del territorio nacional, como ocurre con los anticlericales franceses. No es censurable el servicio y defensa de la Patria, pero no se olvide que por encima de la Patria está Dios, y que los que negaron a Dios un saludo, una muestra de respeto, un leve tributo de reconocimiento de su señorío, no pueden lógicamente pedir la menor molestia, ni mucho menos el sacrificio de la vida, para defender el suelo patrio» ( Enseñanza de la guerra, 15 de agosto). Como puede verse, el razonamiento no puede ser más clerical y más falto de sentido. «La Constancia» presentará siempre a Alemania como el árbitro del respeto al derecho y al espíritu religioso, y frente a ella, la anticlerical e inmoral Francia: «Como hemos dicho y probado y han dicho y probado los del campo de enfrente, y aunque todavía lo pongan en duda algunos del campo de en medio, en esta guerra luchan por un lado el orden, principio de autoridad, el respeto al derecho y el espíritu religioso y del otro el desorden moral que precede al material, la indisciplina social, la tendencia a la anarquía y el espíritu laico y revolucionario...» A continuación señala que la guerra entre Alemania y Francia es de orden afectivo; entre Inglaterra y Alemania de orden económico; y de orden étnico, entre Alemania y Rusia y entre Austria y Servia. Esta postura la mantuvo hasta el final de la misma, como puede comprobarse en los siguientes artículos: La paz se acerca, 22 de enero de 1918; Temas de actualidad: La ofensiva alemana y los bombardeos, 9 de febrero de 1918; Alemania y la paz, 27 de febrero de 1918; ¿Por qué es «Euzkadi» anglófilo?, 30 de octubre de 1918; El patriotismo alemán, 1 de noviembre de 1918. En el mismo mes de noviembre, al hablar del final de la guerra, comentaba: «¿Esta es la paz sin vencedores ni vencidos que pedía Wilson? Esta es una paz de aniquilamiento. Esto es un escarnio y un reto que los que hoy vivimos acaso no veamos aceptar; porque Alemania tardará muchísimo en reponerse; pero un reto que se recogerá. Dejar así desmantelada a Alemania es abandonarla a la más espantosa miseria, primer paso para ir a la anarquía más disolvente y que hoy como nunca amenaza conmover a Europa entera... La democracia de Wilson, con toda su retórica y sus arengas, no ha borrado sino subrayado más bien el grito angustioso de Breno. ¡Vae Victis! ¡Ay de los vencidos!» ( Paz de aniquilamiento, 13 de noviembre de 1918).