Udalak

Kuartango


Presencia romana

Esta evidenciado arqueológicamente, desde finales del siglo XX, la temprana presencia militar romana en Kuartango que, por los elementos encontrados en el yacimiento de Andagoste, puede fecharse entre los años 36 y 33 a.c, es decir, antes del las Guerras Cántabras. En el campamento temporal de Andagoste hubo un enfrentamiento armado entre los soldados romanos y ¿caristios? ¿autrigones? o ¿cantabros?. De origen romano parecen ser los topónimos mayores del propio valle (Quartanicus), Apricano, Arriano, Catadiano y Sandalino pero faltan testimonios arqueológicos pues también podrían haberse originado en la tardo-Antigüedad o, incluso, en la Alta Edad Media. Para Micaela Portilla las advocaciones de los templos (Apóstoles, S. Juan Evangelista, S. Esteban, S. Vicente, Santa Eulalia, S. Martín, Santa Eugenia, S. Quírico y Santa Julita, S. Mames, S. Román, Santos Justo y Pastor, Santa Engracia, S. Vitores) revelan una antigua cristianización, por lo menos tardo-antigua o de los primeros tiempos de la Alta Edad Media.

Alta Edad Media

El año 950 Sarracino Ovecoz, su hermano Álvaro y su madre Goto, probablemente mozárabes, donaron el monasterio de S. Esteban de Salcedo la propiedad, con coto redondo e iglesia patrimonial, que tenían en Corcuera, reinando Ramiro II en León y siendo conde en Castilla Fernán González.

En el documento emilianense de 1025, conocido como la Reja de S. Millán, aparece dentro de Álava nuclear y como tributario de La Cogolla, el distrito de Quartango tributando doce rejas. Al igual que en las próximas, geográfica y productivamente, Urkabustaiz, Zuia y Zigoitia, no se señalan los pueblos del distrito. En el año 1075, reinando Sancho el de Peñalen, en Pamplona, Berrueza y Álava, el poderoso señor Lope Sanchiz se entregó a S. Millán de La Cogolla, aportando, entre otros, el monasterio de Santiago de Langreiz. Kuartango fue incorporado, definitivamente, a la Corona de Castilla en 1179.

Tierra de Señorío: 1355-1546

La carta del obispo calagurritano Jerónimo Aznar de 1257 nos revela los nombres de las aldeas de Kuartango: Anda, Andagoya, Apricano, Arrua, Arreguino, Catadiano, Echavarri, Guidigio-Arrate, Ynurrieta, Jocano, Luna, Santa Olalia, Sendadiano, Tortura, Villamanca, Ullibarri, Urbina y Çuaçi en la grafía de la época. Falta en la relación una Urbina así como Marinda, posiblemente ésta última poblada en épocas de crecimiento demográfico necesitado de ocupar tierras marginales.

El señorío jurisdiccional sobre Kuartango fue otorgado a Fernán Pérez de Ayala, padre del Canciller, en 1355 y por Pedro I de Castilla, en pago a haber sometido los Ayala a las Encartaciones rebeldes contra el rey. Este señorío, de pingües rentas, fue confirmado por Enrique II Trastamara en 1378, tras el realineamiento político de los Ayala. El señorío ayalés duraría hasta la derrota del comunero Pedro López de Ayala en el puente de Durana, año 1521, poco después de que el Condestable de Castilla tomase la Casa-torre de Andagoya, fortaleza de los Ayala. Kuartango se reintegró en el realengo, definitivamente en 1546.

Kuartango en la Edad Moderna

En el "valle real de Cuartango" aproximadamente, en el siglo XVI, dos tercios de los vecinos eran "hombres buenos" y un tercio, "hidalgos", celebrando los primeros sus juntas en S. Juan de los Olmos en Tortura y los segundos en S. Vitores en Sendadiano. Ambos estamentos tenían, desde 1510, representación paritaria; cada uno, un alcalde de hermandad y un procurador en Juntas Generales de Álava.

Numerosos cuartangueses, especialmente militares y clérigos, se embarcaron hacia las Indias durante el siglo XVI, beneficiando posteriormente a sus familias y a sus antiguas parroquias. Indudablemente el más famoso cuartangués, emigrado a las Indias, fue Pascual de Andagoya. El descubridor Andrés de Urbina (de Basabe) y Gaviria, caballero de Santiago, fue alcalde mayor de S. Luis de Potosí, juez de apelación y teniente de Capitán general durante la segunda mitad del siglo XVIII. Del linaje de Urbina de Basabe procedieron asimismo destacados hombres de armas.

El recuento en Álava de 1733-1737 ofrece para Kuartango interesantes datos; 2,29% de vecinos propietarios (frente a una media alavesa, sin Vitoria, del 16,14%) , 56,62% de renteros (frente al 46,22%), 2,28% de jornaleros (frente al 13,31%), 2,74% de pobres (frente al 4,74%) y 36,07% de "varios" (frente al 19,59%). Estos datos revelan que la mayoría de los hidalgos no eran propietarios y, también, la importancia de las actividades no agrarias. No se puede olvidar la importancia, hasta fines del siglo XVIII, de los caminos de Kuartango, entre la costa, la meseta y el valle del Ebro, sus puentes, sus mesones y sus arrieros ni tampoco el laboreo del carbón vegetal o las canteras de Anda. Kuartango, pobre en su agricultura, aunque menos que otras hermandades alavesas más septentrionales, dependiente en gran parte de los bosques y de los pastos de sus montes, articuló las explotaciones de estos últimos en ledanias, originariamente instituciones religiosas; a veces integrantes de comunidades más amplias, intercomarcales: Comunidad de los Montes de Guibajo y Junta de Lejazar y Comunidad de la Sierra Brava de Badaia entre los principales. Debe recordarse que en el tercer cuarto del siglo XX las tres cuartas partes de la superficie del valle eran comunales.

El declive de Kuartango

Kuartango sufrió los efectos de la Guerra de la Independencia, con la consiguiente venta de bienes comunales al igual que en las guerras carlistas. La construcción del ferrocarril Bilbao-Castejon, abierto en 1863, con un mero apeadero en Zuazo, la posterior del balneario en el mismo pueblo, y la de la Autopista Bilbao-Valle del Ebro tuvieron un efecto mínimo en la retención de población en Kuartango, en gravísimo declive demográfico a comienzos del siglo XXI.

Alberto GÁRATE GOÑI