Militarrak

Jauregui y Jauregui, Gaspar de

Con respecto a la célebre carrera militar de Gaspar de Jauregui ocurre algo similar a lo relacionado con sus verdaderos orígenes sociales y empleo anterior al estallido de la Guerra de Independencia. La aureola de guerrillero dotado de escasos medios y de un gran valor frente a fuerzas que lo superan ampliamente, ha oscurecido el perfil profesional de su ascenso en el oficio y grados militares durante una de las campañas más encarnizadas de las guerras napoleónicas.

Su hoja de servicios, donada en el año 1928, en copia, al Ayuntamiento de su villa natal de Urretxu, ayuda a situar su vida como oficial militar durante esas guerras en una medida más realista.

Así, ese documento firmado por Rafael O?Lawlor en el desempeño de sus funciones ministeriales, indica que su primer oficio militar será el de voluntario en el primer regimiento de tropas ligeras de Guipúzcoa a partir del 16 de agosto del año 1809.

Esa hoja de servicios también señala que desde 10 de mayo de 1810 ya goza del grado de oficial, concretamente el de subteniente de Infantería. Un primer salto en el escalafón al que siguen rápidos ascensos: así en 16 septiembre de 1810 ya tiene grado de teniente, el 9 de diciembre de ese mismo año ya ha ascendido a capitán, el 12 de junio de 1811 es comandante de batallón y el 30 de octubre de 1812 es comandante de tropas ligeras.

Si seguimos esa hoja de servicios, vemos que ese es el grado con el que acaba la Guerra de Independencia, obteniendo el retiro con rango de coronel al final de esa campaña el 14 de octubre de 1814.

Su hoja de servicios nos habla también del modo en el que sus ideas políticas, liberales, detienen esos ascensos, al no reincorporarse de nuevo al servicio activo hasta el triunfo del pronunciamiento de Rafael del Riego y la reinstauración de la monarquía constitucional en el año 1820.

El periodo del Trienio Liberal, sin embargo, no le resultará en exceso favorable según este documento, ya que no experimenta nuevos ascensos hasta después de la llamada década ominosa concluida en el año 1833, que le obligará a exiliarse desde 1823. Así consta que sólo con el inicio de la primera guerra carlista obtiene en 5 de enero de 1834 el grado de brigadier. Desde él volverá a su fulgurante carrera de ascensos propia de los años de la Guerra de Independencia, obteniendo el grado de mariscal de campo en 29 de agosto de 1836.

Los principales hechos de armas que jalonan esos ascensos, interrumpidos sólo por su activa vida política en favor del Liberalismo, son detallados también en esa hoja de servicios.

Entre ellos se pueden destacar los registrados en el año 1809, que son los que lo sacan, lógicamente, del anonimato de su prácticamente ignota vida civil.

Señala ese documento que en ese año de 1809, en el que decide incorporarse a las tropas rebeldes al gobierno napoleónico impuesto en la Península, inicia su carrera alistándose de voluntario en los cuerpos creados en la provincia de Navarra "combatiendo tenazmente la invasion del Egercito (sic) Ymperial Frances" en acciones como la de 26 de agosto de 1809 en Maeztu. O la de Artaza en 10 de septiembre de ese mismo año, en la que su caballo será muerto en el intercambio de disparos con las tropas francesas.

Un agitado panorama que se llena de fechas y más de una veintena de lugares en territorio alavés y guipuzcoano entre ese año de 1809 y 1810. El 25 de septiembre de ese último año, por ejemplo, será herido en la acción que tiene lugar en Descarga, recibiendo un fusilazo en el brazo derecho.

El año de 1811 marcará un punto de inflexión confirmando la transformación de una simple partida guerrillera, ineficiente en ocasiones como reconoce el propio padre Lasa en su biografía, en tropas regulares, uniformadas y bajo una eficaz disciplina militar. Cambios todos ellos que le permitirán participar en acciones de mayor envergadura, batiéndose así con las guarniciones napoleónicas de Urretxu, Azpeitia, Bergara y Elgoibar los días 17, 18, 19 y 20 de marzo de ese año. Una serie de operaciones constantes y persistentes contra esas guarniciones, e incluso las de Tolosa y Ordizia, en la que recibirá nuevas heridas. Concretamente el 19 de septiembre de ese mismo año, batiéndose, otra vez, contra la guarnición de Azpeitia, recibiendo un nuevo disparo de fusil en la parte anterior de la espinilla, siendo muerto el caballo que montaba.

En el año 1812 llegará a batirse incluso contra la guarnición de Bilbao, además de capturar correos del Gabinete Imperial francés, como ocurre en 15 de marzo de ese año, tras combatir contra la guarnición de Hernani. El 2 de junio regresará a territorio guipuzcoano, donde ese mismo día atacará a la bayoneta a una escolta imperial de 200 hombres que transportaba como prisioneros cuatro oficiales y ocho soldados españoles de las tropas aliadas. El 14 de junio hostilizará a una de las guarniciones más fuertes de ese territorio, la de San Sebastián,y del 18 al 20 de ese mes, atacará Lekeitio, capturando toda su guarnición, que ascendía a 400 hombres.

En el año de 1813 continuará con su rutina de ataques contra las tropas en territorio guipuzcoano, recibiendo el 6 de febrero una nueva herida de fusil en los altos de Segura, pero se verá trasladado a teatros de operaciones fuera de territorio vasco, participando -bajo mando de Mina - en una acción contra las tropas de la división del general París, acantonadas en Zaragoza, entre Sos del rey Católico y Castelliscar el 20 de marzo.

El 19 de abril regresa a territorio guipuzcoano y se bate allí con otra división imperial francesa. En este caso la que quedaba bajo mando del general Palombini, entre Azpeitia y Azkoitia.

El 23 de junio, inmediatamente después de la batalla de Vitoria, sostendrá un choque con la retaguardia del ejército que su hoja de servicios llama "del rey intruso" entre Irurzun y Huarte Araquil, en la que capturó varios prisioneros, causando nuevas capturas en esa retaguardia del ejército de José I entre Legorreta y Tolosa.

Entre el 28 de junio y el 15 de julio de 1813 estará presente con sus tropas en el asedio de San Sebastián, donde, según esa hoja de servicios, tendrá varios encuentros con las tropas asediadas y en la línea fortificada del río Bidasoa en la parte de Hondarribia. Desde allí pasará con la primera Brigada de la segunda división del Cuarto Ejército español, a participar en la que el documento llama "gloriosísima" batalla de San Marcial, con la que se rechaza la contraofensiva napoleónica bajo mando del mariscal Soult. Jauregui, tras ocupar una de las baterías francesas, concretamente la de Tallaereta, perseguirá hasta las inmediaciones de Bayona a las tropas en retirada de Soult. Desde allí se le hará regresar para guarnecer la plaza de San Sebastián.

Permanecerá en esa situación hasta que a finales de septiembre de 1814 se le permita, por orden del rey, pasar a la corte a cuidar sus heridas. De Madrid saldrá licenciado como coronel efectivo de Infantería considerado, por sus servicios y heridas, "como inutilizable en campaña". Un eufemismo técnico que se desmentirá en las posteriores campañas del Trienio y de la primera guerra carlista, en las que participará en nuevos hechos de armas, una vez que se le levante el veto que parece pesar sobre él entre 1815 y 1820. Años en los que estará, según su hoja de servicios, en situación de retirado a disposición de la provincia de Gipuzkoa.

Así, en 20 de junio de 1821 el gobierno constitucional lo pondrá al mando, precisamente, de la columna volante que opera en territorio guipuzcoano, y en Bizkaia, Álava y Navarra, contra las partidas realistas que tratan de restaurar el poder absoluto de Fernando VII.

Será esa nueva misión la que durante los dos años siguientes lo haga volver a una actividad muy similar a la que desarrolló durante la Guerra de Independencia, pero esta vez en contra de las fuerzas absolutistas.

Persistirá en ella hasta el año 1823, en el que, a partir del 7 de abril, deberá organizar la defensa y aprovisionamiento de San Sebastián frente a las tropas de los llamados Cien Mil Hijos de San Luis, el ejército absolutista francés que viene a restaurar el gobierno neto de Fernando VII.

Una vez cumplida esa misión, se le remitirá a Bilbao, a organizar una división de tres a cuatro mil hombres con unidades del ejército y de la Milicia Nacional, que saldrán de esa villa de Bilbao el 12 de abril. Jauregui se retirará con esa fuerza a Santoña primero y Santander después, combatiendo contra una división del ejército francés del duque de Angulema y de realistas españoles bajo el mando de su antiguo compañero de armas, el mariscal Francisco de Longa, que trata de asediar Torrelavega y Santoña en 3 de mayo de ese año. Según señala su hoja de servicios, durante esa acción se apuntará una nueva victoria, dispersando y desbaratando a esas tropas combinadas del partido absolutista.

Algo que no evitará la retirada general de las tropas leales al gobierno liberal, a la que Jauregui se suma pasando, desde Santillana, a la localidad asturiana de Llanes. Allí se acantonará hasta que un ataque de fuerzas muy superiores le obliga a replegarse a Ribadeo. Resistirá en aquella localidad fronteriza entre Galicia y Asturias cuatro días, pasando después a La Coruña por Betanzos. Defenderá esa última plaza liberal hasta su capitulación el 25 de agosto. Después de esa capitulación ante el ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis, será tomado prisionero de guerra y remitido a Francia por no haberse presentado a la Regencia que dirige el país en ausencia del rey, al que consideran como prisionero de las Cortes en Cádiz.