Udalak

GOIERRIA-ZIORTZA

Dos parroquias, arciprestazgo de Markina, diócesis de Bilbao, archidiócesis de Burgos. Una de las parroquias es de la advocación de Santa María y la segunda, en la barriada de Bolívar, está dedicada a Santo Tomás apóstol. La de Santa María fue erigida en colegiata, única en el Señorío, por el obispo calagurritano Gonzalo de Mela, el 12 de junio de 1380, dándosele constituciones para que fuese gobernada por un abad y seis beneficiados [Labayru: «Historia General del Señorío de Vizcaya», t. II, pp. 854-855]. Con anterioridad era una decanía que fue donada a San Millán el 17 de agosto de 1082 [Serrano: «Códice de San Millán», n.° 208, p. 214]. El hospital anexo fue fundado en 1383. En 20 de diciembre del año 1400, el Ilmo. Sr. D. Juan, obispo de Calahorra y la Calzada, expidió en la ciudad de Vitoria las segundas Constituciones destinadas a la colegial de Cenarruza, ordenando que su capitulares, al igual que los de las demás iglesias de su género, fuesen y se llamasen canónigos. Estas segundas Constituciones que, sin pérdida de lo nuevo que establecen, confirman las antiguas y primeras dadas por don Gonzalo de Mena, constan de 17 capítulos. En 1488 don Pedro Lope de Ubaseta, abad de Cenarruza, presentó al Papa Inocencio VIII diversas quejas, entre ellas, que los canónigos no vivían en comunidad y no le prestaban la obediencia debida. Y exponía también que las rentas que en 1480 se le habían asignado, las dos partes de los frutos, eran insuficientes para sobrellevar las muchas atenciones que tenía sobre sí. Por bula de septiembre de 1498 el Papa mandaba que el abad percibiera los frutos y rentas como se consignaba en las Constituciones primitivas Y la parte de los canónigos en conformidad también con las antiguas ordenanzas: que tuvieran refectorio común y prestasen al abad la obediencia y reverencia debida bajo pena de excomunión. Se encargó la ejecución de la bula al deán de Barcelona, al prior de los agustinos de San Bartolomé de Bérriz y al chantre de San Andrés de Armentia. La ejecución de todo esto se realizó ante Martín Sánchez de Arranguiz, presbítero y notario apostólico de la diócesis, con fecha 24 de abril de 1489. El 5 de marzo de 1515, el abad y protonotario apostólico, Diego de Irusta, tomó posesión de la abadía de la referida iglesia. En su primer año de abad, obtiene del Papa León X la concesión de que los abades de Cenarruza pudieran bendecir, no sólo los ornamentos pertenecientes al culto de la iglesia, sino también la consagración de cálices, patenas y aras, tanto en lo concerniente a la colegiata como para cualquiera otra iglesia. Contra esta facultad de consagrar cálices, aras y patenas acudió el prelado de Calahorra hacia 1557; pero el Nuncio de Su Santidad sostuvo en ella al abad de Cenarruza. [Labayru: «Historia General del Señorío de Vizcaya», t. IV, p. 66]. Hacia 1517 se desmoronó el hospital que la colegial de Cenarruza sustentaba con parte de los frutos y diezmos de la abadía. El abad don Diego de Irusta comenzó en 1517, la edificación de nueva fábrica, y alcanzó de León X, por medio del cardenal Leonardo, que el cabildo de Cenarruza pudiese proceder a la nueva obra, concediendo al hospital y a los cofrades de la Asunción en él establecidos otras gracias, aparte de las que ya poseían. El abad Irusta dio al edificio una fachada que hermoseó el conjunto de las construcciones adosadas a la colegial [Labayru: «Historia General del Señorío de Vizcaya», t. IV, p. 81]. El hospital de Cenarruza, reedificado en 1517, sufrió un terrible incendio el 26 de diciembre de 1526. Al referido abad se le quemaron todas las ropas, libros y alhajas [Labayru: «Historia General del Señorío de Vizcaya», t. IV, p. 163]. Los canónigos llevaban desde el Señorío del infante don Juan -luego don Juan I de León y de Castilla los diezmos de la Ante-iglesia de Bolívar. Este Señor se los cedió con cargo de una misa perpetua por la salud de los reyes y príncipes, sus sucesores, y de mantener un hospital. Estos diezmos eran más de 200 ducados al año sin contar los frutos de los seles, tributos y censos. Habiendo crecido la población de la anteiglesia de Bolívar, no tenían los parroquianos los convenientes clérigos, ni los que les servían la congrua sustentación. Además la iglesia estaba en mal estado y era tan pequeña que no cabían los feligreses. Estas y otras quejas se dieron en 1536, y no fueron resueltas hasta 1542 [Labayru: «Historia General del Señorío de Vizcaya», t. IV, p. 203]. La colegiata, que disfrutaba de hermosos seles y montes, y que cuidaba con esmero del arbolado de sus propiedades, poseía en 1550 en Oiz 200 yeguas, potros y mulatos, y en Kortaguren 200 ovejas y carneros. Era la iglesia más rica de Vizcaya [Labayru: «Historia General del Señorío de Vizcaya», t. IV, p. 268]. En 1557 verificó un recuento de su casas diezmeras y tributarias, predios, seles, campos y ganados, registrándolas en un libro becerro. [Labayru: «Historia General del Señorío de Vizcaya», t. IV, pp. 300-308]. En sus montes y seles poseía un arbolado abundante, tenía en 1596 distribuidas en diversos lugares de su propiedad 143 ovejas, 152 cabras y 59 carneros. En total, 354 cabezas. [Labayru: «Historia General del Señorío de Vizcaya», t. IV, p. 592]. El cabildo de la Colegiata vivía en comunidad; él mismo con su abad presentaba las canongías, de las cuales, tres eran patrimoniales y una libre, aunque la presentación del abad correspondía al rey. La iglesia de Santo Tomás es la matriz de la de San Adrián de Guereña. Para el servicio de ambas había un cabildo de cuatro beneficiados, de los cuales, tres asistían en Bolívar y uno en Guereña. Todos ellos eran presentados por la Colegiata en virtud del privilegio expedido el 4 de marzo de 1386 por el rey Juan I. Por eso percibía la Colegiata la tercera parte de los diezmos quedando las otras partes para los beneficiados, así como la mitad de las primicias. Ermitas: San Pedro en Arta y la Magdalena en Ceniga y Ciarregui.

Ainhoa AROZAMENA AYALA