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GARICOITS Y ECHEBERRY, Michel

Santo bajonavarro del siglo XIX, canonizado el 1947 por el Papa Pío XII. Nace San Michel Garicoits el 15 de abril de 1797 en el caserío Garakotxea, situado en una ladera sobre el pueblecito de Ibarra (Baja Navarra). No es una época tranquila la que le ha tocado a nuestro santo. El Directorio rige los destinos de la Francia revolucionaria. La situación tiene sus reflejos en el País Vasco. Las parroquias vascas han sido confiadas a los sacerdotes que han jurado la Constitución civil del clero. Los que no la han aceptado se ven obligados a cruzar la frontera o a vivir ocultos. Uno de estos sacerdotes ocultos fue probablemente el que bautizó al futuro santo poco después de su nacimiento. Sus padres fueron Arnaud Garicoits y Gratianne Etcheberry. Siempre guardó Michel un recuerdo muy cariñoso de su madre. "Sin mi madre, sin mi buena y cariñosa madre, creo que habría llegado a ser un malvado" llegó a decir. Posiblemente su humildad le hizo exagerar, pero lo cierto es que Michel estaba dotado de un temperamento bastante violento, que sólo a base de dura mortificación llegó a dominar. La infancia de Michel fue la normal de un baserritarra vasco. Sus padres le encargaron del cuidado de algunas vacas y una docena de ovejas, todo el ganado que Garakotxea poseía. En plena naturaleza va creciendo el pequeño pastor, adquiriendo aquel vigor físico que siempre le caracterizó. Al cumplir los nueve años sus padres deciden enviarlo a la escuela del viejo Arnaud. Y así comienza un lunes del mes de octubre de 1806 la carrera escolar de Garicoits. El anciano maestro les enseña a leer y escribir en su idioma, el euskera, y los rudimentos de la lengua francesa. Pronto destaca Michel entre sus condiscípulos no sólo por su aplicación y aprovechamiento sino también, y esto era probablemente más importante para los chicos de Ibarra, por su fuerza física y por su habilidad para la pelota y toda clase de deportes. Hay una anécdota de esta época que nos revela el carácter decidido y enérgico del futuro santo. Parece ser que el maestro Arnaud gustaba excesivamente de airear la vara sobre las espaldas de sus discípulos. Cierta vez que castigaba de esta forma a uno de los menos aprovechados saltó Michel de su puesto y la emprendió a su vez con el anciano maestro que se las vio y deseó para desembarazarse del improvisado vindicador. En 1809 Arnaud y Gratianne deciden enviar a su hijo, que cuenta ya trece años y aparenta algunos más, al caserío Angelu en Oneix, cerca de Saint-Palais, en calidad de criado. Se le confiere el cuidado del rebaño, tarea que el joven pastor cumple a entera satisfacción de sus patronos. Por esta época logra Michel hacer su primera comunión en la iglesia de Garris el 21 de mayo de 1811, cumpliendo así un anhelo que repetidamente le había sido negado por la influencia de la doctrina jansenista en el país. En 1813 Arnaud Garicoits reclama a su hijo para las tareas de casa. Michel vuelve a plantear la aspiración que ya anteriormente se le había denegado: quiere ser sacerdote. Arnaud Garicoits no quiere oir hablar de ello. Son demasiado pobres para pagarle los estudios. Inesperadamente Michel encuentra un poderoso aliado para su causa en su abuela materna. Acude la buena anciana al abate Borda, de Saint-Palais, a quien en la época del estallido revolucionario había ocultado en su caserío, y le plantea el caso. El sacerdote acepta al muchacho, que cuenta ya dieciséis años, como criado, pudiendo así comenzar sus estudios en el colegio de Saint-Palais. No son fáciles los comienzos para Michel Garicoits. El latín sobre todo le da grandes quebraderos de cabeza. Pero la férrea voluntad y constancia del joven Michel, ayudado por un condiscípulo menor que él, Evariste Etchecopar, que frecuentemente le proporciona diáfanas explicaciones de ese latín que para Garicoits constituye un intrincado laberinto, hacen que se sobreponga a todas las dificultades y así en dos años termina los estudios que pueden darle en el Colegio de Saint-Palais. Entonces el abate Borda lo envía como criado al obispado de Baiona estableciendo la condición de que en los momentos libres asista a las clases del colegio de San León. Michel Garicoits permanece durante tres años en Baiona. Prendado el secretario del Obispado, el canónigo Honnert, de la laboriosidad, inteligencia y piedad del joven, gestiona su ingreso en el seminario de Aire. Y así, a los 21 años, emprende Michel Garicoits el estudio de la filosofía escolástica, revelando, según testimonio de sus condiscípulos y profesores, "una aplicación constante y unas aptitudes notables". Un año más tarde pasa a estudiar teología al seminario mayor de Dax. Acabados sus estudios teológicos es destinado al seminario menor de Larressore a petición del nuevo superior, el abate Claverie, que ya le había tenido como discípulo en Aire. En Larresoro el joven teólogo adquiere pronto el prestigio que le dan su vida severa e intachable y su cordialidad sin límites. Según atestigua uno de sus antiguos discípulos "era severo, terrible en el estudio; en la recreación, en cambio, la bondad personificada". Por fin, tras pasar tres años como profesor, el 20 de diciembre de 1823 es ordenado sacerdote en la catedral de Baiona por el obispo, monseñor d'Astros. Es destinado a la parroquia de Cambó como vicario del párroco Hardoy que se encuentra paralítico. En Cambó el nuevo sacerdote lleva el peso de la parroquia. Predica en el lenguaje sencillo de la gente. Pero donde quizá más resplandece el joven Garicoits es en el confesonario. Pronto su fama como director de espiritus llega a los pueblos de la comarca de los que comienza a acudir la gente a confesarse con el apez saindua como se comienza a llamarle. Funda en Cambó la cofradía del Sagrado Corazón de Jesús y redacta en euskera sus estatutos. Muchas parroquias de la región le imitan. No permaneció más de veintiún meses en Cambó pero, cuando a fines de 1825 fue llamado por monseñor d'Astros para enseñar filosofía en el seminario de Bétharram, el pueblo entero sintió profundamente la partida del joven y santo vicario. El seminario de Bétharram, instalado junto a la capilla de la Virgen que había sido lugar de peregrinación desde el siglo XVI, deja bastante que desear en cuanto a disciplina y ortodoxia de la doctrina. El superior, anciano y cansado, necesita alguien joven y enérgico que lleve el peso de la educación. Garicoits mismo confesará más tarde: "Yo era profesor, ecónomo y además el encargado oficiosa y verbalmente de todo el Seminario". Michel Garicoits vuelve a implantar en el seminario la disciplina y la austeridad de vida de la que es el primer ejemplo. Como profesor combate encarnizadamente las doctrinas jansenistas y las más recientes de Lamennais. Inculca a sus discípulos la costumbre de la comunión frecuente. Enseña la infalibilidad del Papa y la concepción inmaculada de María, que todavía no han sido promulgadas como dogmas de la Iglesia. Es encargado también de la capellanía de las monjas de la congregación de Filles de la Croix de Igon, congregación dedicada al apostolado entre la gente trabajadora del Bearne. Durante 35 años Garicoits hará cuatro veces por semana los kilómetros que separan a Bétharram de Igon. En octubre de 1831 el obispo monseñor d'Arbou decide reunir en el seminario de Baiona a todos los estudiantes filósofos de su diócesis. En Bétharram no quedan más que los teólogos que poco a poco se irán ordenando. Michel Garicoits queda solo en Bétharram "superior de cuatro paredes y un edificio" como dirá humoristicamente. El obispo parece no acordarse de él. Siente la tentación de entrar en la Compañía de Jesús, pero no va a ser esa su misión. Una idea se va abriendo paso en la mente del abate Garicoits: la fundación del Instituto de Sacerdotes del Sagrado Corazón. En 1833 llega un compañero a Bétharram, el abate Chirou. Dos años más tarde son ya cinco los sacerdotes que se le han agregado: Chirou, Guimon, Perguilhem, Larrouy y Fondeville. La pequeña comunidad adopta con aprobación del obispo la regla de los sacerdotes misioneros de Hasparren y elige a Michel Garicoits como a superior. Michel Garicoits tiene a la sazón 38 años, está en plenitud de su pasmosa vitalidad. Su sueño comienza a tomar forma. Los nuevos misioneros empiezan a ser solicitados para predicar por los párrocos de la región. En mayo de 1835 Bétharram recibe el refuerzo de algunos sacerdotes que han cruzado la frontera huyendo de la guerra carlista. El número de religiosos va creciendo. Los fieles acuden cada vez más numerosos a Bétharram. Michel Garicoits trabaja incansablemente: predica, dirige retiros, confiesa. En 1838 el nuevo obispo de Bayona, monseñor Lacroix, visita la capilla de Bétharram para consagrar a la Virgen su persona y su diócesis. Dos años más tarde monseñor Lacroix, que no fue en principio favorable a la obra de Garicoits, concede a los sacerdotes de Bétharram el titulo de sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús. El Instituto comienza a recibir a novicios a los que tras el año de prueba Garicoits enseña la filosofía y la teología. La escuela primaria que en 1837 ha abierto en Bétharram alcanza en 1840 el grado de enseñanza primaria superior y en 1847 el de enseñanza secundaria con 300 alumnos. En 1850 cuenta ya con enseñanza superior. El Instituto del Sagrado Corazón tiene ya medio centenar de miembros. Se abren las puertas a los hermanos coadjutores que acuden en gran número. Garicoits monta para ellos talleres de diversos oficios: carpinteros, zapateros, sastres... El Instituto, que tiene ya a su cargo la escuela gratuita de Orthez, funda el colegio de Moncade y el colegio Saint-François de Mauleon, y algunos años más tarde el colegio de Oloron. Garicoits construye un nuevo edificio en Bétharram, pues el anterior se ha quedado pequeño. Un visitante de la época nos dice: "Todo en Betharram reflejaba las virtudes de su fundador. Esta casa era un santuario donde el alma se sentía inmediatamente penetrado del espíritu de recogimiento, de oración y de fervor. Era una comunidad donde los miembros tenían como un toque propio de simplicidad exquisita, de pobreza austera, de caridad expansiva, de obediencia a toda prueba". La intensa actividad de Michel Garicoits unida a la austeridad extrema de vida van minando la salud del santo. En agosto de 1853, a los 56 años, sufre su primer ataque de apoplejía. Superada la crisis reemprende su actividad con un coraje mayor si cabe. Recibe una petición del obispo de Baiona solicitando misioneros que acompañen a los emigrantes vascos que van a embarcarse hacia Argentina. La cuestión es propuesta en asamblea general y aceptada por los miembros del Instituto. Y así el 31 de agosto de 1856 ocho misioneros, entre sacerdotes y coadjutores, del Instituto del Sagrado Corazón embarcan en el Etincelle rumbo a la diócesis de Buenos Aires, centro principal de la emigración vasca. En 1859 sufre el abate Garicoits un segundo ataque. El mal se le localiza en la aorta produciéndole a cada nueva crisis el sofoco característico de la angina de pecho. El cuerpo de atleta de Michel Garicoits se va consumiendo lentamente. El 10 de mayo de 1863 sufre una crisis más violenta que las anteriores. A pesar de ello y como previendo la inminencia del fin parte al día siguiente a Mirapeix, donde se encuentra monseñor Lacroix en visita pastoral, para despedirse de su obispo. Se despide también de las monjas de Igon, de sus amigos sacerdotes. Vuelve a Bétharram entre los suyos. Y así a las 3 de la madrugada del día 14 de mayo de 1863, fiesta de la Ascensión, fallece en Bétharram donde había vivido la mayor parte de su vida Michel Garicoits, el Santo de Ibarra, el fundador del Instituto de Sacerdotes del Sagrado Corazón. El cuerpo del que ya todos los que le conocieron proclaman santo se instala en una capilla ardiente. Las exequias se celebran el sábado. Monseñor Lacroix, que tantas dificultades habia puesto en un principio a su obra, pronuncia el elogio fúnebre de Michel Garicoits. Su cuerpo será enterrado en la ermita de la Resurrección, en la cumbre del Vía Crucis que él mismo había hecho construir. El 14 de mayo de 1923 sus reliquias son trasladadas a la capilla construida al efecto junto a la de Nuestra Señora de Bétharram. La santidad de Michel Garicoits proclamada por cuantos le conocieron recibe la confirmación oficial de la Iglesia que en mayo de 1923 le declara beato y el 6 de julio de 1947, por mediación del Papa Pío XII, le reconoce como santo de la Iglesia Universal. El 10 de febrero de 1982 se inauguró en Buenos Aires -entre las calles Arredondo, Delgado, Calabria y Av. Alvarez Thomasuna plaza dedicada a su memoria. Refs. Croidys: Saint Michel Garicoits. J. B. Etcheberry: Michel Garicoitz Sainduaren bizia eta bertuteak; Moreau: Histoire de l'Ame Basque; Buzy: Le Saint de Bétharram. Le bon Père Garicoïts; Mainhaguiet: Michel Garicoïts. Le Saint d'Ibarre: sa vie, son oeuvre; Miéyaa: Correspondance de saint Michel Garicoïts; Bourdenne, P. Bastide: Pie et lettres de R P. Michel Garicoirs.

Germán CORTABARRIA IGARTUA.