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FILIPINAS

Gobernadores de ascendencia vasca. A la muerte de Legazpi en 1572, entra en la gobernación interinamente Guido de Labezarri, alférez real de la expedición de Legazpi. Confirmó las encomiendas creadas por el fundador de Manila, de las que muchas eran detentadas por vascos. En este tiempo el poderoso pirata chino Li-Ma Hong atacó Manila con una numerosa escuadra. Las escasas fuerzas de Labezarri resistieron heroicamente hasta la llegada de Juan de Salcedo. Bien conjuntadas las fuerzas derrotaron a los chinos, obligando al pirata a retirarse a Lingayén, donde se fortificó en una isleta. En la lucha había muerto el maestre de campo o general Martín Goiti y también el alférez Pedro de Gamboa. Tuvo importante actuación el alférez real Amador Arriarán. Dos embarcaciones chinas enviadas por el Virrey de Fo-Kien en busca del pirata mencionado habían llegado a Pangasinan, al mando del capitán y embajador Pescung Aumón. La delegación china fue agasajada por Salcedo primero y luego por Labezarri. El capitán chino logró entrevistarse con el pirata que estaba sitiado por las fuerzas de Salcedo sin resultado. Además, el astuto hombre de mar pudo huir sin ser visto al amparo de la noche. Labezarri entregó al capitán Aumón cincuenta y dos prisioneros apresados por los piratas en las costas de China, entre los que se contaban algunas mujeres principales por las que se interesaba el Virrey de Fo-Kien. Este gesto del gobernador y los agasajos y regalos otorgados abrieron las puertas de China a la Gobernación española de Manila. Aumón conduciría a su país a las personas que nombrara Labezarri. La gobernación de Manila venía acariciando la idea de entablar relaciones comerciales con China y aprovechaba la ocasión. Ya se conocían los preciosos artículos del Celeste Imperio por pequeñas embarcaciones apresadas años atrás en aguas filipinas. La delegación filipina estaba formada por el P. Martín de Rada, como jefe, acompañado del P. Jerónimo Marín, Miguel de Loarca, Pedro Sarmiento y un intérprete chino llamado Sinsay. Se contaba también con el aprendizaje de esta lengua que ya había emprendido el P. Rada, siendo obispo de Cebú, con la intención de misionar en China.

Durante la gobernación interina de Juan Niño de Tabota, en 1626, descolló como maestre de campo Lorenzo de Olaso Ochotegui que llegó a encargarse del mando militar.

Diego de Salcedo, 1663. Creó diversos astilleros. Fue acusado de herejía por la Inquisición, siendo apresado en su palacio en 1668, causando ello gran conmoción en el país.

Gabriel Curucealegui y Arriola. Guipuzcoano de Elgoibar. Era caballero de Santiago y había ocupado altos cargos. Se posesionó en 1648. Había puesto como condición para tomar el bastón de mando la restitución del arzobispo en su sede de Manila, destituido por el gobernador Juan de Vargas.

Domingo de Zabalburu. 1701. Reparó el puerto de Cavite y sus fortificaciones, repuso la flota mercante y concluyó las obras de los almacenes reales.

Martín de Urzúa y Arizmendi, Conde de Lizarraga. 1709. Puso límite a la población sinense obligando a los excedentes a marcharse a China.

Fray Juan de Arechederra, gobernador interino en 1749. Dominico, obispo electo de Nueva Segovia. En este tiempo pidió ayuda y se bautizó el sultán destronado de Joló. Pero en la siguiente gobernación de Francisco José de Ovando -1750-, se descubrió su superchería.

Pedro Manuel de Arandia, 1754. Reorganizó la defensa de Filipinas.

Gobernador interino Miguel Lino de Ezpeleta, obispo de Cebú. Durante su mandato llegaron al país el arzobispo Manuel Rojo del Río y el oidor Simón de Anda y Salazar. Una escuadra inglesa de 13 navíos y 6.000 hombres atacó Manila al mando del almirante Cornish. El arzobispo que ya ejercía de gobernador, rindió la plaza el 5 de octubre de 1762.

Gobernador interino Simón de Anda y Salazar, alavés nacido en Subijana, había sido nombrado por la Junta de autoridades. Los ingleses pusieron precio a su cabeza, pero Anda mantuvo a las islas libre de invasores. Desde su base de Basolo, en la isla de Papanga, les hacia una guerra implacable interceptando los convoyes de víveres, intentando vencer a los ingleses por hambre. En 1764, cumpliendo el tratado de paz entre España, Francia e Inglaterra, los invasores se retiraron. Ejerció un segundo mandato, realizando grandes trabajos públicos. Se le erigió un monumento en la Avenida Bonifacio de Manila.

Félix Berenguer de Marquina, 1788. Redactó el "Plan de Reformas".

José de Gardoqui tomó posesión el 4 de setiembre de 1813.

Luis Lardizabal, 1837. Desmembró de la antigua y extensa provincia de Cagayán el territorio de Nueva Vizcaya en 1839, mejoró algunos servicios públicos y defendió la fama del tabaco filipino en el exterior.

Marcelino de Oráa, 1841. Sofocó un movimiento de rebeldía en Tayabas y la sublevación de un regimiento en Manila.

Antonio de Urbiztondo, 1850. Refrenó a los piratas. En su gobernación se fundó el Banco Español-Filipino y empezó a publicarse el Boletín Oficial de Filipinas.

Fernando de Norzagaray, 1857. En 1858 vuelven los jesuitas ausentes desde 1768. Se les facilitan misiones en Mindanao y en 1859 toman la dirección de la Escuela Pía que después se llamará Ateneo Municipal.

Rafael Echagüe, 1862. Se establece la Escuela Náutica y luego la Militar y la Escuela Normal de instrucción primaria, a cargo de los jesuitas. A este gobernador le sucedió Juan de Lara e Irigoyen.

Domingo Moriones, 1877. Restableció la disciplina en el cuartel de artillería de Manila, fusiló a los más comprometidos y condenó a otros a presidio. Logró que el sultán de Joló suscribiera un acta de reconocimiento de los derechos de España.

Mariano ESTORNÉS LASA