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FILIPINAS

Filipinas en la primera vuelta al mundo. Por estar íntimamente ligada al descubrimiento de las Filipinas y posterior colonización, con la consiguiente influencia de los vascos en aquellas tierras, anotamos aquí la última fase del glorioso periplo de Juan Sebastián de Elcano, que culminaba la primera vuelta al mundo de la historia. El 11 de febrero de 1522, la nao "Victoria", probablemente construida en Zarauz, sale de Timor al mando de Elcano. El gran problema para llegar sano y salvo -con su nave maltrecha y su tripulación muriéndose por las enfermedades y el hambre- era cómo evitar el encuentro con los portugueses que dominaban aquellas rutas desde las islas de las especias al cabo de las Tormentas y Portugal. Elcano tuvo que apartarse notablemente de las rutas conocidas por el océano Indico hasta avistar la isla desierta de Nueva Amsterdam, donde no pudieron recalar, ocurriendo esto el día 18 de marzo. Para doblar el cabo de las Tormentas, hoy Buena Esperanza, Elcano, apelando a su astucia y pericia marinera, se remonta hasta a los 42° de latitud Sur, permaneciendo nueve semanas con las velas recogidas a causa de los vientos Oeste y Noroeste que terminaron en una horrible tempestad. Con el mástil y verga del trinquete destrozados, este experto marino y su tripulación exhausta siguen luchando. El espíritu ruin del cronista Pigafetta sigue ignorando a este gran capitán que ya el 22 de mayo se hallaba a 70 leguas del terrible cabo, acercándose paulatinamente al Ecuador, que atraviesa los días 7 y 8 de junio. La tripulación había perdido 22 hombres: el 13 de mayo murió el marinero Lorenzo de Iruña, de Soravilla, Guipúzcoa; el 17 Juan de Santelices, grumete, de Somorrostro; el 1 de junio Martín de Insaurraga, grumete, de Bermeo, y el 8 de junio, Lope Navarro, grumete de Tudela. El 9 de julio, no pudiendo soportar más la falta de alimentos, anclan en la Santiago, una de las islas Cabo Verde. La indiscreción de un marino descubre a los portugueses la procedencia de la "Victoria". Cuando sólo había cargado cierta cantidad de arroz, día 10 de julio, Elcano huye a toda vela ante el ataque de una chalupa armada. La nao hace agua y los tripulantes que quedaban tienen que achicar sin descanso. El 7 de agosto avistan Tenerife. El 12 Fayal, de las Azores. El 4 de setiembre el cabo San Vicente. El 6 fondea la "Victoria" en Sanlúcar a los 3 años menos 14 días de su salida. Habían navegado 14 mil leguas. La suerte de algunos vascos fue ésta: Juan de Elorriaga, maestro de la "San Antonio", muerto en el complot contra Magallanes, Juan de Aroca y Martín Barrena fueron los primeros enterrados en Filipinas. En la trampa tendida por el rey de Cebú fueron asesinados Luis de Espeleta, escribano de Magallanes, y Rodrigo de Hurri; Domingo de Urrutia quedó prisionero en Borneo y Antonio de Basozabal en Tidor. De los que regresaban con Elcano en la "Victoria", quedaron retenidos en Cabo Verde Pedro de Chindurza y Pedro de Tolosa, aunque después fueron repatriados. El total de vascos que seguían en la expedición eran 29. Los vascos que llegaron, dando la vuelta al mundo e integrando el grupo de los 18, fueron: Juan Sebastián de Elcano, capitán; Juan de Acurio, contramaestre; Juan de Arratia, grumete, y Juan Zubileta, paje. Eran respectivamente de Guetaria (Guipúzcoa), Bermeo (Vizcaya), Bilbao (Vizcaya) y Baracaldo (Vizcaya). Los dos vascos que quedaron en Cabo Verde representaban a Bermeo y Tolosa. En Sanlúcar de Barrameda Elcano pidió alimentos para sus hombres. Y volvió a la nave abundantemente provisto. Pronto Domingo de Ochandiano, tesorero entonces de la Casa de Contratación, envió una barca con quince hombres y a Juan de Heguivar, escribano de sus Magestades. De acuerdo con Elcano se prohibió el acceso de curiosos a la nao carcomida por los elementos. Dos días después, gracias a la ayuda de Eguibar y sus hombres, la "Victoria" atracaba al muelle de Sevilla. El extraordinario periplo estaba cumplido con creces. A la mañana siguiente desembarcaron, en camisa y descalzos y con sendas hachas en las manos..., en cumplimiento de promesas hechas en momentos angustiosos. La extraña e imponente procesión de demacrados comenzó a andar con pasos vacilantes hasta la iglesia de N. Sra. de la Victoria y a la de Sta. María de la Angustia por entre una multitud sobrecogida (J. Arteche). Entre los 18 iba el cronista Antonio Pigafetta que entregaría su manuscrito "Viaje alrededor del mundo" al emperador, y copias a otros personajes de la época. Pigafetta, que debía toda su gloria a Elcano, no lo nombra una sola vez en su Diario. Celoso de la gloria de Elcano o por incompatibilidad con el carácter del vasco, no se ha sabido por qué. Elcano se entrevistó con el emperador en Valladolid y posteriormente salió airoso del interrogatorio de las autoridades. Había traído a bordo de la desvencijada nao un valioso cargamento de especias cuya venta pagó todos los gastos de la expedición, incluido el valor de las naves, y aún dejó utilidades. Carlos V honró a Elcano con una pensión anual de 500 ducados, que no percibió jamás. Los tripulantes de la "Victoria" y los que habían quedado en Cabo Verde, que fueron repatriados, no fueron olvidados. El emperador concedió a Elcano un escudo bastante complicado, en el que se destaca un globo terrestre alegórico con esta leyenda: PRIMUS CIRCUNDEDISTI ME (El primero que me circundidó).

Mariano ESTORNÉS LASA