Lexikoa

FERRERÍA

Conclusiones. En líneas generales las ferrerías vascas alcanzan su máximo esplendor con el Imperio español; abastecen a los ejércitos reales y exportan a Castilla y el resto de la península, Flandes, Francia, Inglaterra, Irlanda y las incipientes colonias de América y Asia. Coincide esta época con una serie de adelantos técnicos. Ya en el siglo XVII la industria del hierro comienza, como la navegación, a perder terreno ante la competencia creciente de los países del norte de Europa, más adelantados técnicamente; en el siglo XVIII diversos factores, como la apertura de nuevos mercados por la Compañía de Caracas, la actuación de la Sociedad Bascongada de Amigos del País, el gran éxito obtenido por la fabricación de anclas en Guipúzcoa, las leyes proteccionistas de Carlos III -un siglo antes las de Luis XIV en el territorio a él sometido- mantienen floreciente la industria ferrona. Anotamos aquí que el número de ferrerías disminuye progresivamente en Guipúzcoa y Navarra entre los siglos XVII y XIX. Por el contrario, en Vizcaya se mantiene e incrementa incluso; pero el siglo XIX verá el final de las ferrerías. En 1864 quedaban en Guipúzcoa 20 ferrerías, con una producción de 1.200 Tm. de hierro dulce. En 1880 las últimas 4 ferrerías produjeron 260 toneladas. En Vizcaya se cerró en 1885 la única fábrica de clavos y cadenas que utilizaba los métodos tradicionales. La última ferrería de Guipúzcoa, que se dedicaba ya sólo al batido de recipientes de cobre, dejó de trabajar al comienzo de este siglo. Es la ferrería "Azkue", que se conserva como reliquia histórica en la villa de Ibarra. También existe la denominada "Mirandaola", en Legazpia, restaurada por D. Patricio Echeverría. En el emplazamiento de las antiguas ferrerías es frecuente que hoy se hallen modernas industrias: Muchos de sus saltos de agua fueron convertidos a principios de siglo en centrales eléctricas, prácticamente las primeras de la península. Así contribuyeron las ferrerías, después de muertas, al auge económico del País Vasco.-A. C.