Lexikoa

FERRERÍA

Descenso al valle. Posteriormente se utilizó la energía del agua para insuflar aire en los hornos, mediante fuelles accionados por ruedas hidráulicas. Las ferrerías descendieron, pues, a las orillas de los ríos. El cambio se operó desde los últimos años del siglo XV, pero la nueva técnica tardó en imponerse. Mediado el siglo XVI existían ya en Guipúzcoa y en Vizcaya más de 300 ferrerías con aprovechamientos de fuerza hidráulica. Sin embargo, parece ser que en pleno siglo XVII había ferrones, como los de Cegema, que utilizaban todavía el método antiguo, obteniendo masas de hierro que luego eran purificadas en las ferrerías situadas a orillas de los ríos. También se empleó la fuerza hidráulica para accionar los martinetes que golpeaban la masa candente. Marcos de Zumalabe, de Valmaseda, fue uno de los introductores de esta técnica. A principios del siglo XIV aparece ya legislado, con carácter oficial, el aprovechamiento de las corrientes de agua. (Fuero de Ferrerías, Alfonso XI). A los primeros fuelles o barquines, de cuero, se añadieron hacia 1620 fuelles de madera. Más tarde comenzó a emplearse otro procedimiento, mediante trompas, por el que el agua producía directamente una corriente de aire. El 24 de setiembre del año 1639 tuvo lugar una Junta de ferrones en Amorebieta, donde se trató del método para fundir sin fuelles. Se nombraron tres comisionados para que consultaran con abogados el caso, en vista del acuerdo establecido en el año 1635 entre los dueños de las ferrerías y D. Pablo Antonio de Rivadeneyra y lo pedido por éste en la Junta general de octubre de 1636, así como lo acordado por esta Junta. En las Juntas Generales de Guernica de fin de octubre del año 1639 se tomó el acuerdo de que el privilegio otorgado a Rivadeneyra no tuviera validez en Vizcaya y que las ferrerías fueran libres para poner en práctica el método que mejor les pareciera. En el año 1641 los propietarios de ferrerías en Vizcaya tuvieron otra junta en la que decidieron presentar a la Junta General del Señorío un proyecto para enviar a la tierra de Génova dos buenos oficiales ferrones, a fin de que se enteraran bien del método para fundir hierro sin fuelles. Este método ya se había empezado a utilizar en Vizcaya, pero no daba el resultado deseado, pues producía menos hierro y gastaba más combustible. [E. J. de L.: "H. G. S. V.", t. V, pp. 289, 313].