Udalak

ETXARRI-ARANATZ


Urbanismo y construcciones civiles

Ya Caro Baroja reparó en la traza planificada de su planta y en las peculiaridades de su casco urbano. Todavía se aprecia, a pesar de las reconstrucciones, la posición ventajosa en la que se edificó esta villa, en un lugar alto, en el centro del valle y entre farallones montañosos, en el lugar por el que transcurría una calzada desde antiguo. El núcleo se organiza en torno a una calle ancha que más parece una plaza de formato rectangular muy alargado. En uno de los extremos se ubica la iglesia, mientras que en el otro se levantaba, con la misma función defensiva, una torre. En su contorno se adivina aún el recorrido de la muralla. A partir de esta plaza central el casco se distribuye en forma ortogonal, con algunas calles paralelas y otras transversales al modo de belenas.

Como se ha dicho, Etxarri-Aranatz ha sufrido varias reedificaciones, fruto de otras tantas destrucciones, y en consecuencia su caserío ha sido totalmente renovado. Son frecuentes las de los siglos XVII y XVIII, siguiendo a veces un patrón, consistente en planta baja con puerta central de medio punto, flanqueada de ventanas, un primer piso con tres ventanas, y segundo nivel con huecos de menor tamaño. Las casas se adosan buscando economía de medios y protección, formando manzanas compactas. En los últimos años se ha edificado bastante en Etxarri-Aranatz, fruto de la atracción que ejercen las empresas allí instaladas, lo que ha traído una expansión que se prolonga aún a lo largo de las vías de comunicación.

En la calle Mayor predominan las casas nuevas, aunque alguna procede de intensas reformas de inmuebles antiguos, y no faltan las que tienen cierto estilo. Llamaremos la atención sobre un bloque cúbico con tejado que vierte sobre la fachada, en sillar y abierto por vanos cuadrangulares salvo la puerta, que es de medio punto moldurado. Lleva tres balcones por piso. El Ayuntamiento es un edificio notable, cuya fachada va enteramente en piedra y sigue traza de Santos de Ochandátegui, el arquitecto neoclásico que ejecutó la fachada de la catedral de Pamplona. En el nivel inferior hay un pórtico compuesto por dos arcos de medio punto y tres vanos adintelados de gran tamaño. Unos y otros apean sobre pilares cajeados. El segundo piso lleva cinco balcones y el tercero otras tantas ventanas. Molduras lisas articulan la fachada y enmarcan los vanos, ordenando y jerarquizando el conjunto de manera racional. Sobre el alero hay una espadaña, flanqueada por pirámides, con frontón triangular partido que alberga un reloj y una campana. Una inscripción nos da cuenta de su restauración: ESTE EDIFICIO SE / RESTAURO Y REFORMO / EN EL AÑO DE / GRACIA MCMXLVII. Delante de la iglesia hay una plaza, de la que sale la calle Maiza, donde llaman la atención las casas ocupadas por los números 10, 12, 14 y 16 que, aún no siendo iguales, muestran una coherencia y un mismo estilo. Van preferentemente en sillar, aunque alguna lleva las partes altas enlucidas, con tres alturas. La nº 10 lleva además una moldura que encuadra la puerta, de medio punto, y el balcón superior. En la calle Elbegia anotamos el inmueble marcado con el número 6, con arco de medio punto moldurado y dos alturas más ático. Su fachada, de desarrollo horizontal, alterna sillar y mampostería. En las calles Mundino y Berjera las casas tienen un carácter más popular, con dos alturas. Debieron constituir las últimas líneas de construcciones antes de la muralla. Cruzando la calle Mayor, la calle Dorremonea lleva a un edificio noble edificado en sillar, con la fachada recorrida por 2 impostas lisas y con puerta principal de medio punto bajo balcón con enmarques cajeados y alero moldurado.

Ermitas

Igual de Soria, que visitó las ermitas del lugar en agosto de 1797, no pareció quedar muy conforme con su estado de conservación, pues mandó demoler la de Santa Bárbara "por no estar decente", y prohibió el culto en la de San Adrián mientras no se arreglase. Mandó igualmente proseguir con las obras de reparación que se estaban operando en la cercana ermita de la Inmaculada Concepción. Se citan también las de Nuestra Señora de los Remedios y la de San Gregorio.

La ermita de la Purísima Concepción se encuentra en las faldas de la sierra de Urbasa, y se construyó en el siglo XII en un estilo románico tardío, aunque ha sufrido varias intervenciones en época moderna y una restauración hace algunos años. Tiene planta con una única nave, dividida en dos tramos, y un ábside semicircular que presenta algunas marcas de cantero en forma de triángulos. A los pies se sitúa un coro alto de madera, levantado en el siglo XVIII, a la par que una gran reforma que afectó al interior del edificio. Los muros van en sillarejo y se presentan enlucidos al interior. Se articulan mediante pilastras barrocas con basas y capiteles moldurados, y van perforados con una ventana recta en la cabecera y otra en cada uno de los tramos, siempre en el lado de la Epístola. Las bóvedas marcan las fases constructivas que ha sufrido esta ermita. El primer tramo lleva bóveda de arista, el segundo bóveda de cañón, y el ábside va con una bóveda de horno, con un luneto en su eje. Al exterior, un pórtico de madera sobre pies derechos cobija la puerta, adintelada. Preside un retablo barroco de la primera mitad del siglo XVII. La mazonería se compone de banco, un cuerpo articulado mediante columnas corintias y ático con frontón partido. La imaginería consta de una talla moderna de la Inmaculada Concepción y un relieve que figura la Santísima Trinidad.

Al otro lado de la carretera y en dirección al caserío Sarabe se encuentra la ermita de San Adrián, en medio del robledal de San Pedro. Se trata de un edificio de sabor rural, medieval en origen aunque renovado tras el incendio de 1983. La planta consta de una nave rectangular y cabecera rematada en artesa. Por el lado de la Epístola, donde se ubica la entrada, se adosa un pórtico sobre pies derechos de madera y pedestales de piedra. Los muros van enlucidos y con cadenas de sillar en vanos y esquinas. Se perforan mediante sendas ventanas rectas, una en la cabecera y otra en el muro de los pies, y la puerta es adintelada. Se cubre mediante una viguería de madera y tejado a dos aguas con limas. Al interior se venera una talla moderna de San Adrián.

La ermita de Nuestra Señora de los Remedios se ubica en la carretera que desde el pueblo conduce a Ergoyena. Se sabe que existía ya para 1605, aunque sus orígenes podrían remontarse a la Edad Media. Tiene planta de una sola nave, dividida en cuatro tramos, de los que el primero de ellos corresponde a una ampliación moderna, y la cabecera remata en tres paños. Por el lado del Evangelio se adosa la sacristía, que es de planta cuadrangular un tanto irregular, y tiene un coro alto de madera, a los pies de la nave. Los muros van enlucidos, y se abren por medio de tres ventanas rectas. La puerta, en el muro meridional, se abre con arco de medio punto. El retablo que presidía está perdido, y la imagen titular se encuentra en la parroquia.

En la falda de la sierra de Urbasa, pero relativamente cerca del casco urbano de Altsasu, se encuentran las ruinas de la ermita de San Gregorio, que en tiempos cobijó la imagen de Santa Bárbara procedente de la anteriormente desaparecida ermita. Hoy sólo quedan los muros perimetrales y parte de la cubierta de madera.

Parroquia de la Asunción

Fue levantada hacia 1636 por los maestros Juan de Bulano y su hijo Juan Ruiz de Bulano. El hecho de que se edificara en un estilo tardogótico nos ilustra, una vez más, sobre la inusitada pervivencia del estilo gótico en determinados ámbitos. Tiene planta de cruz latina, con el transepto muy poco saliente, y con la sacristía adosada al lado de la Epístola de la cabecera. La única nave se divide en tres tramos, mientras que la cabecera, rematada en testero recto, es algo más estrecha que la propia nave. Un pórtico clasicista abraza la fábrica en casi todo su perímetro. A los pies de la nave se levanta el coro, con dos alturas y arco de embocadura rebajado y sobre pilares. Los muros se perforan con una ventana de medio punto en la cabecera y otra en el transepto, ambas por el lado de la Epístola. Hay otras ventanas rectas en el coro y en el muro de los pies. La fábrica se cubre con bóveda de crucería de tracerías estrelladas, con nervios moldurados y claves labradas. Los tramos se separan por arcos fajones. El sotocoro lleva bóveda de terceletes, mientras que la sacristía lleva igualmente bóveda de crucería.

Al exterior llama la atención el gran pórtico neoclásico, de dos pisos que se abren en su nivel inferior por tres arcos de medio punto con pilastras de orden toscano adosadas a sus frentes, y que rematan mediante un entablamento liso. El segundo piso se abre mediante ventanas de medio punto entre pilastras. Las alas que flanquean este pórtico son de mediados del siglo XX, con paramentos enlucidos y cadenas de sillar. En lo alto se aprecia el cilindro que alberga la escalera de caracol, que remata con un cuerpo de campanas también cilíndrico cubierto con cupulilla semiesférica, de suerte que hace la función de torre campanario.

El retablo mayor es barroco de hacia 1680, aunque algunas de sus tallas fueron renovadas en el siglo XIX. Su traza consta de banco, cuerpo y ático, y se articula mediante columnas salomónicas y hornacinas decoradas con rocalla. La imaginería consta de un San Juan Bautista barroco, contemporáneo de la mazonería, un San Ciriaco tardorromanista, seguramente procedente de un retablo anterior, un San Fermín romanista del XVII, un San Bartolomé renacentista, un Calvario en el que el Crucificado es gótico del siglo XV, mientras que las imágenes de la Virgen y San Juan son barrocas, y la imagen titular de la Asunción, que pertenece al siglo XVII.

En el lado del Evangelio se ubica el retablo de la Virgen del Rosario, que es barroco tardío, de hacia 1807. Su mazonería consta de banco, cuerpo articulado mediante columnas salomónicas y ático. La imagen titular es barroca del siglo XVII.

El retablo de San Pedro se encuentra simétricamente dispuesto respecto al anterior, y lleva igual mazonería. Va presidido por una talla del Sagrado Corazón, que sustituyó al San Pedro barroco titular.

En el sotocoro hay una talla en madera representando la Santísima Trinidad, gótica de fines del XV o principios de la siguiente centuria, mientras que en la sacristía se guarda un Crucificado barroco del XVIII, así como diversas piezas de orfebrería.

Joseba ASIRON SAEZ (2006)