Udalak

EGÜES

Con su caserío situado en llano y la iglesia como elemento más destacado, Egüés conserva, a pesar de las nuevas viviendas, edificios de sabor antiguo, con arcos de medio punto como entrada y grandes dovelas. Destaca una casa de proporciones horizontales que hace ángulo con la iglesia y que sigue modelos del siglo XVI. También se conserva el palacio Cabo de Armería ya documentado en 1521 y con escudo del valle que presenta la parte inferior de sillarejo y recrecimiento en ladrillo, con dos niveles de altura con la portada de arco apuntado en posición descentrada en el nivel inferior y vanos rectos distribuidos por el resto de la fachada estando en algún caso protegido por reja. Sostiene la cubierta un alero de madera.

De las dos ermitas que aparecen documentadas en el término de Egüés, Santa Eugenio y Santa Cruz, no quedan restos.

La parroquia de San Martín se levanta en el centro del casco urbano y sigue modelos protogóticos de comienzos del siglo XIII, con una planta rectangular dividida en cuatro tramos desiguales y cabecera plana, abriéndose a la altura del crucero sendas capillas a manera de nichales con planta rectangular. La iglesia se cubre con bóveda de medio cañón apuntado reforzado en la nave con potentes fajones rectangulares que apoyan en ménsulas bilobuladas. Bajo el coro se abren dos nichos. La planta cuadrada con cubierta de cañón de la sacristía se adosa a la cabecera por el lado del Evangelio y es obra de Miguel de Altuna realizada en la primera mitad del siglo XVII. Los muros interiores se presentan pintados simulando el sillar, no así en el exterior que deja ver los sillares reforzados por contrafuertes. Bajo el tejaroz corren unos canes lisos. El sólido muro se rompe con unos vanos, la torre de cuerpo prismático con una serie de arquillos ciegos y unas ventanas. La puerta de entrada al templo consiste en un arco levemente apuntado que se abocina en cuatro arquivoltas rectas apoyadas en imposta y pies derechos.

En el sotocoro se sitúa la pila bautismal con pedestal doble cuadrado, fuste con tres baquetones, taza gallonada con subcopa semiesférica y copa cilíndrica ambas separadas por una moldura festoneada.

Entre los retablos que se conservan en la iglesia, además del retablo mayor dedicado a San Martín, destaca un pequeño retablo neorrenacentista con cuerpo único de tres calles con esculturas laterales modernas y una Santa Catalina barroca en el centro. En el Presbiterio se sitúan el retablo de la Inmaculada ejecutado en 1624 de traza manierista y el retablo de la Dolorosa. En el lado del Evangelio se encuentra el retablo de Santa Bárbara, de traza neorrenacentista aunque aprovecha algún elemento del siglo XVI y repite la traza del de Santa Catalina.

Los dos retablos colaterales, ambos de buena factura y origen y autor desconocidos, fueron colocados allí por manda testamentaria de la viuda de Juan de Anchieta en 1624.

El retablo mayor de San Martín muestra una traza romanista y es obra del ensamblador baztanés Juan de Gazteluzar, realizada a finales del siglo XVI, pero se desconoce el autor de la escultura. El retablo presenta una estructura de dos cuerpos con tres calles y dos entrecalles y un reducido ático, con elementos arquitectónicos clásicos, esto es, columnas estriadas y capitel corintio, frontones partidos y mixtilíneos con volutas. En cuanto a su programa iconográfico, presenta un calvario en bulto redondo en el remate, en el banco escenas de la Pasión, con el Prendimiento, Cristo a la columna, Ecce-Homo y Caída con la cruz a cuestas y en el primer cuerpo, San Martín partiendo la capa, San Martín sedente revestido de obispo y la escena de la Misa de San Martín. El segundo cuerpo está dedicado a la Virgen con escenas de la Visitación, y de la Anunciación entre otras figuras. El retablo conserva el sagrario de planta mixtilínea con cuerpo de columnas dóricas y relieves de San Pedro y San Pablo, aunque no el expositor. Todo el retablo tiene la huella tanto en escultura como en arquitectura del taller de Juan de Anchieta, presentando un excelente estudio de anatomía, rostros de contenidas expresiones en el caso de los personajes masculinos o de rasgos más suaves e idealizados en los femeninos.

Otra pieza de interés es un Crucificado, ubicado dentro de una pequeña hornacina horadada en el muro, fechado en el siglo XVII y que presenta su policromía original y que se sitúa en el lado del Evangelio.

En la sacristía se conservan además de dos sagrarios, uno del siglo XVI y otro barroco de mediados del siglo XVIII, un Crucificado romanista de principios del siglo XVII y de la misma época que dos tallas algo toscas que representan una a Santa Agueda y un Moisés y varias piezas de orfebrería. Entre estas piezas cabe citar dos cálices, uno de plata renacentista de la segunda mitad del siglo XVI aunque con algunos rasgos algo anteriores a la época y presenta en el reverso de la base la impronta LUIS con un león superpuesto que corresponde al platero Luis de Suescun. El otro cáliz es barroco del siglo XVIII de plata liso con la marca de Pamplona, PP, en la base. Se guardan también dos crismeras de plata fechadas en 1797 que siguen modelos neoclásicos y ambas llevan la marca PEREZ, 97 y PP que corresponden al platero, año y ciudad. La Cruz parroquial (28 x 41) que se conserva es de plata y fechada en el siglo XVIII con un estilo barroco y presenta como única imagen el Crucificado en el anverso y es también del taller de Pamplona. Por último mencionar un ostensorio de plata parcialmente dorada fechado en 1818 y sigue esquemas propios del neoclasicismo con nudo troncocónico y sol de nubes y rayos a bisel. Lleva la marca de BICONDO, PP y 818.

Carmina RIUS SALETA