Sailkatu gabe

DISCURSO DE LARRAZABAL

Discurso.
"Señores: Ya que vuestro entusiasmo patrio, bizkainos que me oís, de tal suerte se encendiera al contacto de la chispa que lancé a la publicidad en mi modesto libro Bizkaya por su Independencia que, velando vuestra vista con su humareda, os impidió el ver en mí lo que realmente soy, un sencillo hijo de Bizkaya, y fue capaz de moveros a hacerme este desmedido obsequio de sincero afecto, permitidme que, después de manifestaros por ello mi más profundo agradecimiento y de contestaros con el ofrecimiento a vuestro servicio de todo cuanto soy y tengo, en lo que no redunde contra Dios o contra mi Patria (no toméis a indiscreción la severidad de la frase al señalar la condición), os declare francamente lo que mi opúsculo significa, explicándoos sus causas ocasional y final. La primera la habéis visto indicada en la advertencia donde digo: "Del radical extravío que ha experimentado el espíritu bizkaino, merced a las exóticas ideas de los bizkainos más influyentes, testigo ha sido el presente siglo: en esta época ya no se habla una vez de independencia, y así en la adversidad como en la fortuna, Bizkaya ha de pensar y sentir como siente y piensa la nación española; y entre tantos libros como a luz han salido de plumas bizkainas, tantos oradores que han abogado por nuestras libertades y periódicos tantos que al aparecer han protestado no pretender otro fin que la defensa de los intereses euskerianos, ni una sola voz se ha levantado que haya definido y proclamado la verdadera y única política bizkaina, ni una mano que a este pueblo desventurado le haya mostrado en la historia lo que fue e indicádole en lo porvenir lo que debe ser". Bizkaya, nuestra Patria, incurrió en el siglo IX, ya lo habéis leído en el gravísimo yerro de establecer la forma señorial y en el más grave de estatuirla sobre bases diametralmente opuestas al espíritu de sus instituciones: el extranjerismo de los bizkainos más considerados por su ilustración o por la fuerza de su brazo, que determina aquella evolución política, ejerció en la masa del pueblo su fatal influjo y españolizándola progresivamente en sus ideales, la arrastró a conferir el cargo de Señor de Bizkaya primeramente a un súbdito español y más tarde al mismo monarca de la vecina nación latina: este hecho torció en tanto grado las inteligencias y los corazones de los bizkainos, que produciendo aberraciones tales como la de llamar en los documentos Rey y Señor a quien sólo era Señor y consentir firmara Yo el rey las cartas y pragmáticas quien sólo podía hablar a Bizkaya como Señor, causó la más profunda y trascendental de llamarse a sí mismo españoles los bizkainos: y no rechazando este maldito nombre de nacionalidad por aquel pueblo que no paraba mientes en las palabras, sino en los hechos, ni en los nombres, sino en las cosas, y que no preveía que las generaciones ulteriores habían de caer en la persuasión de que aquél les correspondía por naturaleza de tal suerte corrompióse la idea de la Patria que, si el historiador filósofo puede explicarse la adopción del citado nombre a la época del apogeo y engrandecimiento de España encuéntrase confundido al ver que al iniciarse y desencadenarse la de su decadencia, no sólo no renació y se desarrolló el espíritu bizkaino genuinamente patrio, sino que en la misma forma paulatina y gradual fue su organismo presa de la más sustancial descomposición: y aquella Bizkaya que tuviera la dignidad de conservarse pura e intacta en medio de las inmigraciones ibérica y céltica y la altivez de despreciar el fausto del Imperio romano; aquella Bizkaya que supo esquivar el roce con los bárbaros del septentrión y que pudo ser mermada, pero nunca sometida, por el acero del belicoso visigodo y burlara la energía y el talento del más poderoso de sus reyes, Leovigildo: aquella Bizkaya que supo guardar mil combates al musulmán, al hispano, al galo y al sajón: aquella Bizkaya intrépida por mar, fuerte por tierra y temida, aunque pequeña, por todas las naciones... hijos de Bizkaya ;vedla ya en el siglo XVIII, intoxicada por el virus españolista, anémica y sin fuerzas para oponerse a un contrafuero, y por último en este nuestro siglo despedazada por la furia extranjera, y expirante, que no muerta lo cual fuera preferible, sino humillada, pisoteada y escarnecida por España, por esa nación enteca y miserable'. Si juzgara preciso encareceros la desgracia de Bizkaya, iría presentado ante vuestros ojos, punto por punto, el menoscabo que ha padecido así en lo religioso y lo moral como en lo político y lo económico, tanto en su raza como en su lengua. Pero véase claramente que este patriótico movimiento que estáis demostrando presupone en vosotros el convencimiento de que vuestra Patria es víctima de alguna penosa desventura, y no he de abusar de vuestra atención, ocupándola en puntos que, por sabidos y sentidos, es excusado tocarlos. Ni se os oculta, seguramente, cómo el infortunio de Bizkaya sobrepuja a toda ponderación, si observamos el olvido y desamparo, mejor aún, el menosprecio y la saña de que, en medio de su desgracia, es objeto por parte de sus hijos esta nación desdichada. En ocho partidos diferentes están principalmente divididos en la actualidad los bizkainos: tres católicos y cinco liberales. Los tres católicos son: el carlista, el integrista y el neoautonomista o fuerista simplemente. De los cinco liberales, dos son monárquicos: el conservador y el fusionista; y tres republicanos: el radical, el federal y el posibilista. Ya lo veis: ocho distintas banderas tremolan en las cumbres de nuestros montes... ¿,Distinguís tal vez entre ellas a la bizkaina? Si se lo preguntáis a los prohombres de esos ocho partidos, y más como la respuesta ha de ser pública, todos os contestarán que son acérrimos fueristas y cada uno de ellos os dirá que su respectivo partido es el más amante de Bizkaya, el más entusiasta y sincero defensor de sus derechos e intereses. Pero, ¡ah, infelices: cuán hartos estamos de tanta farsa! Farsa digo y repito: farsa y no error es el vicio que caracteriza a esos partidos cuando, alardeando de amar a Bizkaya; no hacen otra cosa que ultrajarla y ofenderla o cuando menos desampararla: porque, prescindiendo del punto de vista que puede decirse teórico, bajo el cual desde el primer momento del juicio quedan los ocho partidos convictos de españolistas y cinco de ellos de anticatólicos, y descendiendo a la esfera de los hechos, porque hay un refrán en el idioma en que hablo que dice "obras son amores y no buenas razones", respondedme, después de hojear las historias de todos y cada uno de esos partidos: ¿las halláis limpias? ¿No encontráis acciones antibizkainas que sublevan el ánimo y omisiones no menos irritantes? Y si repasáis las hojas de sus respectivos órganos periódicos, ¿no veis cómo están atestados de especies y frases y artículos enteros que sólo un espíritu antibizkaino (antibizkaino por malicia, por conveniencias o por lo que fuere) puede producir? ¡Pobre Bizkaya, si la Divina Justicia no hubiese envainado ya la espada con que tan duramente está castigando acaso tus pasadas culpas, y no hubiese sonado en la Providencia la hora de tu restauración! He aquí, bizkainos, la ocasión de mi opúsculo: la cruel desgracia en que a Bizkaya la ha sumido la extranjera dominación, juntamente con el daño que muchos bizkainos renegados le hacen directamente y el que los demás indirectamente la causan con un desafecto y el abandono en que la dejan. Que si mi Patria fuera libre, o, a pesar del vil yugo que ha humillado su frente, se agitara en su seno el espíritu restaurador y en los círculos y en la prensa periódica, en los libros profanos y en los piadosos, en el templo y en los espectáculos, en la cátedra y en el taller, en el palacio y en la casería, en los cargos autoritarios y en los empleos, en el monte y en la calle y dondequiera no se respirara una molécula de infecto aire extranjerista, y se aprovecharan todos los momentos en bien de la Patria, y todas las cosas, por nimias e insignificantes que fuesen, se revistieran del tinte patrio, y los bizkainos todos, eclesiásticos y seglares, sabios e ignorantes, ricos y pobres, sus respectivas esferas de acción y relaciones trabajaron con ahínco por la libertad patria, de tal suerte que el norte de su brújula fuese el patriotismo y de patriotismo estuviere la atmósfera bizkaina saturada... si tal mis ojos vieran, ni mi opúsculo habiese jamás aparecido a la luz pública, ni yo me habría entregado con mis cortas fuerzas al estudio de las leyes, la historia y la lengua de Bizkaya, al que nunca me sentí inclinado por natural afición. Mas cuando habiendo llegado a conocer a mi Patria y caído en la cuenta de los males que la aquejaban, extendí mi vista en derredor buscando ansiosamente un brazo generoso que acudiera en su auxilio, un corazón patriota, por todas partes tropecé con la invasión española que talaba nuestros montes y que, en vez de ser rechazada, era loca y frenéticamente secundada por indignos hijos de Bizkaya, y no hallé en ninguna un partido, una sociedad- un libro, un periódico, una página, una sola página, bizkainos que me escucháis, verdaderamente bizkaina.