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COMPAÑÍA DEL CECIAL

Proyecto de compañía mercantil para beneficiar la merluza seca, que acarició durante bastantes años la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. Sabido es el interés que demostró dicha benemérita institución en orden a revitalizar diversos ramos de actividad económica, que, otrora florecientes, yacían a la sazón en la más profunda crisis, faltos de estímulos o por exceso de recargos y dificultades.

Uno de los dichos ramos, que fue objeto de las atenciones solícitas de los Amigos del País, fue la de la pesca, en su doble modalidad de bajura y de altura. Se acarició el proyecto de relanzar el fabuloso negocio que fue en otro tiempo para el litoral vascongado la pesca de la ballena o la del bacalao de Terranova. Pero, en un campo de posibilidades más práctico y asequible, se fomentaron también diversas iniciativas en orden a impulsar la pesca más inmediata al litoral.

Es notorio el deplorable estado en que se debatía esta pesca de bajura, limitada casi a la autoconsumición y a la venta de una poca cantidad en fresco. Los Amigos denunciaron el mal (Extractos de las Juntas Generales, de 1776, pp. 48-50), que ya fue señalado veinte años atrás por el P. Manuel de Larramendi, quien veía en ello el tributo que Gipuzkoa pagaba al mayor aprecio que sus marineros hacían por la Compañía de Caracas o, simplemente, la Carrera de Indias (cfr. Corografía de Guipúzcoa. San Sebastián, 1969, pp. 211 ss.). Lo que sea de esto, no sólo se ocuparon nuestros caballeros de la Bascongada de impulsar el establecimiento de una Escuela de Náutica (Extractos de las Juntas Generales, de 1771, p. 47), sino que trataron también con ahínco de la constitución de una Compañía del cecial, que prometía ser de enorme efecto revitalizador de las actividades pesqueras. Se habla del tema en diversos volúmenes de Extractos (por ejemplo, de 1772, pp. 80-83), señal de que despertaba amplios intereses entre los Amigos.

A la vuelta de muchos pasos, los Extractos de 1775, pp. 92-95 nos vienen a decir que el proyecto fracasó por interferencias de intereses privados que tenían que ver muy poco con el interés general del País. El texto, sobre todo, deja entrever la falta de interés que mostraron por el proyecto los Amigos de Bilbao, que eran los que más pingües beneficios sacaban de la comercialización del bacalao y del cecial inglés en el País. A la postre, a la Sociedad le quedaba "la satisfacción de haber enseñado y abierto al comercio activo del País una senda nueva, a cuyo feliz paso no puede oponerse si no es el interés particular de un ramo de comercio pasivo y precario, que padecería sin duda decadencia con este establecimiento". Los Extractos del siguiente año vendrían todavía a tocar el tema, para decirnos de los resultados satisfactorios de los últimos experimentos en la curación de las piezas, con lo que quedaba "asegurado el método más claro y sencillo para los que quieran aprovecharse de una producción tan útil y ventajosa". Pero en vista de que nadie se comprometía a darle vida al asunto, los Amigos hubieron de archivar su proyecto de Compañía.

Koldo LARRAÑAGA ELORZA