Lexikoa

CEMENTERIO

Cementerio provisional de la Rochapea. Por el verano de 1823 los habitantes de Pamplona continuaban aparentemente adictos a las avanzadas ideas de su exaltada guarnición. Las tropas realistas bloqueaban los accesos de la Plaza y montaban día a día sus fortificadas posiciones para formalizar sobre ella un riguroso cerco. A primeros de setiembre hallábase en Orcoyen el Marqués de Lauristón, compañero de Napoleón en la Escuela Militar y Mariscal de Francia, que al mando de un regular ejército -parte de los «Cien mil Hijos de San Luis»-, fortaleció aún más el sitio de Pamplona. Habiendo tenido conocimiento los regidores constitucionales de que el Cementerio de la Ciudad estaba ya bajo los fuegos e incursiones de los sitiadores, acordaron destinar a tal fin el prado anejo a la rochapeana plaza del Arrasco. Practicáronse las primeras inhumaciones, pero al fin hubieron de capitular los constitucionales, levantando bandera blanca el 16 de aquel mismo mes. El prado de la Rochapea fue destinado entonces a cementerio militar de los franceses hasta el mes de abril de 1828 en que se utilizó por última vez, ya que a los pocos días fueron evacuadas definitivamente las tropas francesas. El 12 de Feb. del año siguiente se trasladaron los restos, en tres carros de bueyes, al Camposanto de la Ciudad, acudiendo a este acto los regidores con su secretario, quien levantó detallada acta en la que hoy pueden leerse hasta los más mínimos detalles de esta ceremonia, al folio 6 del libro de Consultas o Actas n.° 81, obrante en el Archivo de la Ciudad. v. ARRASCO. E. M. L.