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BUSTURIA

La vizcaína anteiglesia de Busturia está asentada en la vieja merindad que lleva su nombre y es uno de los municipios pertenecientes al partido judicial de Gernika. Desde tiempos lejanos, Busturia ha estado integrada por diversos barrios o pequeños núcleos de población perfectamente diferenciados, como si de pequeños poblados se tratara, cada uno conservando sus casas fuertes y ermitas. Los de mayor importancia serían: Axpe, San Bartolomé, San Cristóbal y Altamira-San Kristobal.

Arquitectura religiosa

Busturia posee dos iglesias de importancia: Santa María de Axpe, en Busturi-Axpe (véase), cuya referencia documental más antigua conocida se remonta a 1501, siendo el actual edificio del año 1520, al pie del peñascal de Axpe y origen del nombre de la anteiglesia; y la de San Miguel, del barrio de Altamira (véase), parroquia desde 1952. Desconocemos con exactitud su antigüedad, pero sabemos que en 1630 ya existía.

En cuanto a ermitas, la más antigua de todas y la más alejada es la Ermita de Nuestra Señora de Parezi, en el barrio de Barezi (véase), a gran altura en las estribaciones del Sollube. Dicha ermita adopta varias denominaciones en el lenguaje popular, siguiendo la tradición toponímica de su barriada (Parisi, Baresi o Parezi). La Ermita de San Cristóbal se haya en el barrio de su nombre (véase) y como en el caso de las demás ermitas de Busturia, desconocemos la fecha de su fundación aunque sabemos que existía ya a comienzos del siglo XVII. La Ermita de San Bartolomé se halla en dicho barrio (véase) y no es la misma que existía antes de 1794, año en la que se hizo de nueva planta la actual. La Ermita de Jesús Crucificado, se halla en el barrio de Axpe (véase), a unos 50 metros de la parroquia. Después de la ermita de Nuestra Señora de Parezi debe de ser la más antigua de todas.

Arquitectura civil

Dentro de la arquitectura militar encontramos el Palacio de Altamira, en dicho barrio (véase) originario del siglo IX, que antiguamente se encontraba en la jurisdicción de Mundaka. Según algunos historiadores, este castillo o palacio fue reedificado en el siglo X por Manso López, Señor de Bizkaia. La Torre Madariaga en Busturi-Axpe (véase), se encuentra actualmente adosada a una construcción del siglo XVII y se alza sobre un collado desde el cual es fácil de controlar sus inmediaciones. La Torre de Gordoniz también ha llegado a nosotros, pero en los años 40 sufrió una drástica remodelación que ocultó la mayor parte de sus elementos originales. Aún así la presencia del arco apuntado sobre el patín permite adivinar su tipología anterior, además de algunos vestigios en sus muros interiores como otro acceso apuntado y un pequeño vano conopial que parecen atribuir a esta torre una cronología próxima al 1500.

En la arquitectura residencial culta encontramos casas y palacios neoclásicos que se caracterizan por ser construcciones muy sólidas, con muros de piedra, en los que se ha prescindido de los materiales tradicionales, como era la madera y el ladrillo. El aparejo, además de presentar un alto nivel, nos ofrece muros de mampostería, a veces enlucidos de blanco, con grandes sillares bien tallados en las aristas o bien cercando los vanos. A veces las fachadas laterales y traseras nos muestran sus muros de mampostería desnuda. Su gran volumen es otra de las características principales a destacar. Los edificios más representativos de este tipo de arquitectura serían: El Palacio de Chirapozu en Altamira (véase), un magnífico ejemplo de palacio de campo que se alza en las proximidades del núcleo de Altamira. La Casa Domarine en San Bartolomé (véase), es más pequeña que el anterior, se halla junto a la Ermita de San Bartolomé y tiene un estupendo escudo policromado. La Residencia Beneficial, adosada a la iglesia de Santa María, en Axpe (véase), y es la construcción más importante de mediados del siglo XIX.

Además un sector de la burguesía bilbaína empezó a realizar sus villas y palacios de veraneo, utilizando las formas eclécticas y revivalistas que desde las ultimas décadas decimonónicas se estaban imponiendo. De esta manera podemos citar el Palacio Arteche Zuria, residencia de D. Cipriano de Arteche, arquitecto que en Busturia construyó su propio palacio siguiendo unos criterios neoclásicos. Otro ejemplo y en el barrio de Axpe (véase), cerca de la escuela de niñas, se encuentra la Residencia Arrotegui, donación de un famoso naviero como asilo de los indigentes. Frente del Palacio de Arteche Zuria se halla un palacete, marcado por el número 54, que tiene la originalidad de mostrar un balcón esquinero, en la arista izquierda de la fachada que da a la carretera. Es un balcón de indudable valor artístico ya que la puerta de acceso a este balcón está flanqueada por dos columnas de capiteles jónicos adosadas a la pared. Los paramentos de los muros de este palacete, llevan mampostería de piedra arenisca mientras que sus aristas y vanos están reforzados por sillares de piedra caliza de excelente talla. La construcción contemporánea más bella y original de Busturia quizá sea Villa Palmira, un palacio espectacular levantado sobre una planta irregular, basado en un cuerpo trasversal desde el cual avanzan cuerpos menores hacia las distintas fachadas. Esta construcción tiene varios miradores y sus tejados son sumamente inclinados, lo cual le da un aire un tanto nórdico. Junto a la estación del ferrocarril de Pedernales se encuentra Villa Matilde, de indudable influencia inglesa que se manifiesta en distintos aspectos como la ruptura de su planta en cuerpos transversales, en los miradores poligonales, en los tejados bastante inclinados, en la abundancia de hastiales, en el falso entramado de madera, o en el porchecillo de la entrada. La vivienda culta se completaría con los magníficos edificios que se encuentran cerca de Pedernales: Itxas Mendi, con espolones en la fachada principal, Arraitz Gane, de época tardía (1948), espléndido y solemne con balcones y espolones, y Geure Etxea, de cuatro plantas, como el anterior y de características similares.

Una magnífica muestra de la arquitectura de servicios nos la proporciona la llamada Torre del Reloj, que se halla junto a la Torre de Madariaga, en Busturi-Axpe (véase), de estilo neoclásico y con forma troncopiramidal. Encontramos también dentro de esta sección las dos principales escuelas de Busturia construidas en la década que cierra el siglo XIX. La Escuela de barriada construida por Manuel María de Arrótegui y la Escuela de Niñas donada por su hermano, Nicolás de Arrótegui, en 1892, algo más grande que la anterior, ambas en Busturi-Axpe (véase). Destacaremos también la Casa Consistorial, en el mismo barrio, que data de 1793 y a medio camino entre el barroco y el neoclasicismo.

Formalmente el caserío de la comarca de Busturia puede definirse como un compacto edificio agropecuario, de planta cuadrangular, con tejado a dos aguas y una amplia fachada triangular. Su alzado se eleva sobre tres plantas: la baja, el primer piso y el desván. Además suelen tener un amplio portalón que sirve de transición entre la casa y el mundo exterior.

Los caseríos gótico-renacentistas son del comienzo del siglo XVI, pero éstos han perdido su aspecto original y muestran únicamente algún que otro elemento constructivo que han conservado a través de distintas reformas. Suelen presentar vanos ojivales o de medio punto, datándolos a principios del siglo XVI, resultan ser edificios exentos con planta cuadrangular, con más desarrollo en profundidad en la fachada principal. Su estructura interna es un armazón de postes de roble apoyados sobre piedras sin labrar y sin ninguna cimentación. La viga más visible es siempre la del soportal. Los muros ofrecen paramentos con rellenos de mampuesto o madera y la fachada principal está simétricamente dividida en tres cuerpos por medio de cuatro postes verticales. Casi todos los caseríos de esta tipología han sufrido importantes modificaciones: Ugarene, Apraiz Barrengoa, Olarreta y Musategi, aunque conservan restos que permiten datarlos en la última década del siglo XV, sobre todo en fachadas laterales o traseras. El Caserío Olarreta, en San Cristóbal (véase), sería uno de los más destacables. Los caseríos renacentistas parecen estar peor representados, sólo tenemos el ejemplo del Caserío Mendeletxa en San Bartolomé (véase), que resulta ser una vivienda rural de monumentales dimensiones.

Los caseríos de los siglos XVI y XVII se sustentaban sobre una estructura de soportes formada por gruesos postes de roble flanqueando el soportal. Este tipo se convierte en viviendas prototípica del mundo rural vizcaíno y son fáciles de datar con exactitud porque se divulga la costumbre de tallar el año de la construcción bien en las vigas como en los sillares. Además se va progresivamente abandonando los cerramientos en tablazón para utilizar más la mampostería, ladrillo y escoria de ferrería. Con estas características tenemos los caseríos Oliene y Ludoiene ambos en San Bartolomé y Arritxuzaga en Busturi-Axpe.

En los caseríos de los siglos XVIII y XIX se aprecian dos modelos que tienen como característica común la progresiva eliminación de la madera, que será sustituida por la piedra. Eliminan los postes de la fachada delantera y sustituyen toda la madera que había en la planta baja por piedra de sillar. Todo el piso inferior queda cerrado por un grueso lienzo de mampostería sobre el que descansa todo el peso de la techumbre y la fachada. Tanto las aristas del edificio como los recercos de los vanos suelen llevar piedra de sillería. A veces, la viga trasversal permanece todavía, como es el caso del Caserío Atxerri en Altamira.

Respecto a las construcciones civiles como el mobiliario urbano, podemos destacar un puente, que se encuentra junto a la Ermita de San Bartolomé que responde a una tipología bastante sencilla, ya que se trata de una obra realizada en mampostería y que posee una única arcada.

Bibliografía

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  • Manu CASTAÑO GARCÍA