Lurraldeak

Bizkaia. Historia

Los geógrafos clásicos presentan a vascones, várdulos, carístios, autrigones, etc. asentados en el territorio vasco. Todos ellos se asoman al Cantábrico. Los carístios se hallaban desde el río Deba al Nervión y los autrigones del Nervión al río Asón. Estos pueblos, rebasando los límites actuales de Gipuzkoa y Bizkaia, avanzaban hacia el sur, subían a la meseta, y se internaban por tierras de la actual Álava. En tiempos del Bajo Imperio romano es de notar la desaparición progresiva de estos nombres. El Cronógrafo del año 354 menciona a "autriconi" y "vascones". La última mención de los "várdulos" aparece en Idacio (año 456). El de los "caristios" ya no aparece. El de los "vascones" seguirá siendo mencionado repetidamente y se prolongará en los docs. visigodos y merovingios. Todo hace pensar que las luchas del Bajo Imperio obligaron a los vascos del norte del "limes" a unirse y que los cronistas romanos, godos o francos les aplicaron como único, el nombre del núcleo principal.

En los primeros años de la Reconquista, Álava englobaba los territorios várdulos y carístios de la vertiente mediterránea; Gipuzkoa, los várdulos de la cantábrica. Bizkaia, los caristios de la misma vertiente. El río Deba es la divisoria de Gipuzkoa y Bizkaia, como antaño lo fuera de várdulos y carístios (Cart. de San Millán, 1930, etc.). Iniciada la Reconquista, dos son los centros de la polarización política del norte de la península: Oviedo y Pamplona. Parte del territorio caristio constituirá la que, con acierto, Monreal denominará Vizcaya nuclear; en otra pequeña porción se creará la vieja Merindad de Durango. Finalmente, parte de la vieja Autrigonia se soldará con los anteriores, a lo largo de un proceso contruccional. Tanto Bizkaia como Álava y Gipuzkoa aparecen en la historia, con tales nombres, en relación con hechos acaecidos en el siglo VIII. Dejando de lado documentación apócrifa (como las actas del Concilio de Lugo, de 569), la primera cita se halla en la Crónica de Alfonso III de Asturias (III, escrita hacia el año 900). Al tratar de las campañas de Alfonso I (años 739-757) dice:

"Eo tempore populantur Asturias, Primorias, Liuana, Transmera, Subporta, Carrantia, Bardulies qui nunc uocitatur Castella et pars maritimam et Gallecie."

"Alabanque, Bizcai, Alaone et Urdunia, a suis reperitur semper esse possessas, sicut Pampilona, Degius est atque Berroza."

"En aquel tiempo fueron pobladas las Asturias, las Primorias, Liébana, Transmiera, Sopuerta, Carranza, Bardulia que ahora es llamada Castilla, y la parte marítima de Galicia".

"Álava, Vizcaya, Alone y Orduña fueron siempre poseidas por los suyos (los vascones), del mismo modo que Pamplona, Deyo y la Berrueza."

Dando por buenos los datos de esta Crónica, se infiere que tanto el espacio astur como el vascón alcanzarían hasta la región más occidental de Álava y de la Bizkaia actual.

A fines del siglo X surge documentalmente el primer conde de Vizcaya, en el Códice de Meyá o de Roda: "domni Momi Comitis Biscahiensis", marido de la infanta navarra Belasquita, hija de Sancho Garcés I (905-925). Es el único dato que poseemos de Bizkaia a lo largo de los siglos IX-X. La presencia legendaria en la batalla de Hacinas de un Lope de Vizcaya no tienen ningún fundamento histórico (Mañaricúa: "D. Lope, el Vizcaíno y la batalla de Hacinas" en Miscelanea..., I, Vitoria, 1975). Sobre los orígenes de los Señores escribe Oihenart (Notitia..., 1638, II, cap. 17, 371; trad. Gorosterratzu, p. 278):

"Dudoso es el origen de los Señores de Vizcaya e incierta su sucesión hasta la época de Sancho el Mayor, rey de Pamplona. Pues suenan a fábula y no están confirmadas por ningún testimonio de algún escritor antiguo las cosas que refieren del matrimonio del padre de Lope, de sobrenombre Zuria (v.), con la hermana del rey de Escocia, y de la derrota del ejército de Orduño, hijo de Alfonso III, rey de Asturias, inferida por los vizcaínos, con gran mortandad, junto a Padura, de donde vino a aquel lugar el nombre de Arrigorriaga, que significa lugar cruento."

En el Poema de Fernán González (estr. 405) leemos:

"Fue dado por cabdillo Lope el Vyscaino Byen ryco de mançanas, pobre de pan e de vyno"

Entrados en el siglo XI encontramos a toda Vasconia en manos de Sancho el Mayor (1004-1035) y bajo la Corona de Pamplona permanecerá hasta la crisis provocada por el asesinato de Sancho IV en Peñalén (1076).

Enneco López vizcayensis comes aparece citado, como personaje importante de la Corte de Pamplona a mediados de siglo (1043). Su nombre es frecuente en los ambientes navarros. A partir de 1043 se puede trazar ya, garcias a la documentación histórica, una sucesión continua de los Señores y Condes de Bizkaia. De los documentos se infiere de forma patente la integración de Bizkaia en el reino de Pamplona. En 1051 el rey Don García el de Nájera concede ingenuidad y libertad a los monasterios de Bizkaia y Durango. Mundaka y Iurreta son donados al monasterio de San Juan de la Peña (1070) y al de San Millán (1072). En 1075 varios monasterios alaveses y vizcaínos son donados a San Millán, confirmando los documentos Sancho el de Peñalén. Tras el asesinato de éste a manos de los infantes Ramón y Ermesinda, Pamplona toma por rey a Sancho Ramírez de Aragón en 1076. Antes de morir el conde de Bizkaia, Enneco López "Ezkerra", señor de Nájera, que no debió de ser ajeno al regicidio, Alfonso VI de Castilla había conseguido atraerlo redondeándole sus dominios con Álava y Gipuzkoa a cambio de sus posesiones del Ebro. Había adquirido un gran poder y semisoberanía. Su enlace con la casa de Diego Alvares puede considerarse como decisivo en su nueva posición.

En los documentos que han llegado a nosotros desde los tiempos de Enneco López la institución que encontramos con mayor frecuencia es la "iglesia" a la que se le denomina casi siempre "monasterio". No extraña esta frecuencia si recordamos que la documentación que tenemos es prácticamente toda de tipo monasterial: producida en ocasión de actos jurídicos (donaciones, principalmente) relacionada con monasterios y conservada en archivos eclesiásticos. Por ella conocemos en el siglo XI numerosas iglesias diseminadas geográficamente por toda Bizkaia. No podemos trazar una estadística de las mismas, pues con frecuencia las menciones no son individualizadas y consecuentemente no podemos conocer con exactitud la densidad de este poblamiento; pero pocos años después de Enneco López un documento nos proporciona un indicio interesante. Se trata del acta de la consagración de la iglesia de San Pedro de Llodio por el obispo de Nájera, don Pedro, y del convenio que en tal ocasión se otorgó entre el obispo y los monasterios y habitantes del valle de Ayala. Tuvo lugar el 29 de noviembre de 1095. La tierra de Ayala hoy perteneciente a Álava constituye geográficamente un entrante en tierras vizcaínas, totalmente homogéneas a ellas por su geografía, población y economía. A pesar de la pequeñez del territorio el documento relaciona once monasterios en él existentes en 1095, alguno tan próximo a Bilbao como Llodio. Ordinariamente en esta época a las iglesias vizcaínas se les denomina "monasterios". Tal nombre no implica en ellas la existencia de comunidad monacal. Cuando en 1390, en las cortes de Guadalajara los obispos y entre ellos el de Calahorra presentan sus agravios al rey Juan I, tras de quejarse de que en Bizkaia "llevaban los diezmos de las iglesias el Señor de Vizcaya e otros muchos caballeros e fijosdalgo", añaden que "por mayor injuria llamaban en Guipúzcoa e en Vizcaya e Álava a tales iglesias monasterios". Es decir que el apelativo de monasterio más bien decía relación a la dependencia como propiedad de una persona, eclesiástica (otro monasterio) o laical, "monasterio" era a la sazón, lo que hoy llaman los historiadores del derecho canónico "iglesia propia".

Con frecuencia -ha escrito A. Dumas- el señor tenía la iglesia en plena propiedad. La poseía ad proprium: era para él un alodio (proprium alodium), formaba parte de su patrimonio ex suo proprio). La propiedad alodial implica la transmisión hereditaria y ocurría en ocasiones que el propietario de una iglesia tuviese varios herederos: en una época que no conocía el derecho de primogenitura, todos tenían igual derecho. Siendo difícil y prohibida por los concilios la partición de una iglesia, los coherederos permanecían ordinariamente en la indivisión. En numerosos diplomas encontramos a personas propietarias de una fracción de iglesia: la mitad, tercia, cuarta o sexta parte... La iglesia es objeto de transacciones intervivos, a título gratuito u oneroso. El propietario la vendía, la cambiaba, la daba en prenda; constituía con ella la dote de sus hijos o de su mujer, la daba en premio de sus servicios a uno de sus fieles, la donaba a otra iglesia para que los clérigos rogaran por la salvación de su alma. Esta situación de dependencia de las iglesias respecto a los laicos era normal en las iglesias vizcaínas del siglo XI. Entonces va a iniciarse un movimiento de liberación que en Bizkaia se reflejará en la concesión de la ingenuidad a las iglesias de Bizkaia y Durango por García el de Nájera (1051) y en la exclusión por los fundadores del monasterio de San Agustín de Etxebarria (1053) de sus propios familiares en el gobierno y rentas de dicho monasterio.

Si la denominación de "monasterio" no implica la existencia de comunidad monacal al servicio de la iglesia tampoco la excluye. La documentación que conservamos nos presenta algunos casos en que debió de existir. Por ejemplo la concesión de inmunidad en 1051 por parte de García el de Nájera parece suponerla cuando nos habla de "fratres" a quienes correspondería, bajo la autoridad del obispo, la elección del abad. En la fundación de San Agustín de Etxebarria la intención de los fundadores fue la de que existiera una comunidad de monjes o hermanas: "hauitent in ea monacos et fratres uel sorores... et quod orent pro animabus nostris et pro omnium fidelium xpianorum". No podemos asegurar que tal comunidad existiera desde el comienzo.

En el siglo XV encontramos en ella varios clérigos beneficiados de los que nos dice Garibay que vivían en comunidad "a modo casi de religiosos conventualmente", pero a quienes poco después el agustino Coscojales negará rotundamente haber sido canónigos regulares de San Agustín. Quizás a la existencia de estas pequeñas comunidades se deba el que algunos documentos de la época califiquen a algunos monasterios de "cenobios". Respecto a la estructuración de la sociedad merece recogerse el documento por el que Enneco López hace donación en 1053 a los monjes de San Juan de la Peña de varias heredades en Gaztelugatxe y Bermeo y la confirma "en presencia de todos los señores de Vizcaya". En 1075 la transacción entre el abad de Abadiano y el de San Millán de la Cogolla sobre la propiedad de Arandia se celebra en presencia de los "señores y hombres de la tierra" a los que se atribuye no una simple actitud pasiva y testimonial, sino decisoria: "tanto yo (el abad de San Millán)como el abad de Abadiano vinimos e hicimos cuestión con los señores y hombres de la tierra y dividieron y juzgaron que aquel lugar fue y debe ser de San Martín y así lo recibimos nosotros y lo dejaron los de Abadiano". ¿Estamos ante precedentes de Juntas de hijosdalgo que siglos adelante se consolidarán en las Juntas de Gernika? ¿Existían hombres semilibres en Bizkaia? Llama la atención que en contraste con lo ocurrido en otros lugares en las donaciones a monasterios apenas se mencionan a los "collazos". Por un documento sabemos que existían. Enneco López y su esposa, en sufragio por el alma de su hijo Sancho Iñíguez donan en 1070 collazos y otros bienes. La rareza de la mención de collazos a Bizkaia pudiera indicar la no frecuencia de esta situación social.

AMN