Pintoreak

Bergado Manzanos, Roberto

Artista vizcaíno nacido en Bilbao en 1968.

Cursa estudios de Bellas Artes en la Universidad del País Vasco donde se licencia en la especialidad de Escultura. Continúa su formación asistiendo a los cursos "Quincena de arte de Montesquiú" a cargo del pintor Albert Oehlen y al impartido por Ángel Bados y Txomin Badiola en Arteleku (San Sebastián) en 1993; año en el que recibe una beca Erasmus y se traslada a la Escuela di Belli Arti di Bologna (Italia). En 1996 asiste al curso "Arte y Nuevas Tecnologías" impartido por José Lebrero Stals.

Desde 1993 presenta varias muestras individuales, la primera de ellas Marrazkiak en la Galería Fúcares de Almagro, donde repite en 1997, esta vez con la exposición titulada Modelos de Conduct\s I. Un año después, muestra en su ciudad natal Modelos de Conduct\s II en el Espacio Abisal y a la vez Dibujos Germinales en el Museo Reina Sofía de Madrid. En 1999 crea Superego en Bilbao y el proyecto para la Red En el antiguo frontón han puesto un cibercafé de la mano de la Fundación Rodríguez. Su obra está presente en exposiciones colectivas como Q. A. de Montesquiú (1993) y en el año 2000 es becado por la Diputación Foral de Bizkaia, motivo por el que participa en una muestra en la Sala Rekalde de Bilbao.

Antes de los estudios en Bellas Artes, Roberto Bergado comenzó sus experiencias plásticas en el mundo del cómic logrando importantes premios. Desde siempre, le ha interesado el mundo gráfico, así como contar historias. Utiliza los recursos digitales junto a objetos reales modificados con el fin de crear un mundo desconcertante, narrativo y como procedente del diseño de vídeo juegos con el que manifiesta algunos comportamientos contemporáneos. Es un artista de proceso lento pero preciso, sopesado y medido, que da lugar a un número no muy grande de piezas.

Xabier Sáenz de Gorbea lo describe así en el Catálogo de Becarios en 2000:

"El artista establece una plena conciencia teatral en la disposición de los medios utilizados, y lo hace por medio del guiño cómplice y la sutil ironía. Los objetos y pinturas asumen el ejercicio operativo de la representación. Utiliza códigos de la historia de la pintura, así como también va respondiendo a otras instancias culturales.

El planteamiento escenográfico se refuerza al tomar en consideración la distribución espacial de la sala y evidenciar una similar composición en los cuadros. El artista ofrece escenas y ámbitos de la vida cotidiana. Son alusiones a sí mismo y al espacio de su entorno, desde el propio lugar de trabajo hasta lo que se ve desde el estudio. Se trata de un pintar límpido y claro, con el que se acerca a representar todo tipo de señuelos y efectos visuales, algunos dobles.

Con una sensibilidad que recuerda al cine de Wim Wenders, alude a las extensiones sensoriales y cognoscitivas, como la cámara de vídeo o el ordenador, y crea una trama compleja de elementos de la vida moderna, síntomas que acumula y transforma perturbadoramente."