Combate con consecuencias para Navarra, que tuvo lugar el 19 (o 16) de julio del año 1068 entre Alfonso VI de León y Sancho II de Castilla, con el fin de dirimir las diferencias entre ambos hermanos. El encuentro tuvo el carácter de duelo judicial, con la condición de que el vencedor ganara el reino del vencido. Los campos de Llantada, lugar hoy inexistente, parecen identificarse con el actual de Lantadilla, a orillas del Pisuerga, en la provincia de Palencia, cerca de Carrión, junto al límite con Burgos; entonces frontera entre el condado de Castilla y el reino leonés. Tras la muerte de Sancho II, Alfonso que incumplió el pacto tras ser derrotado en Llantada, ya era rey de Castilla y León, ocupa La Rioja (1074) y disputa con Sancho IV de Pamplona este territorio y las parias de Zaragoza. Dos años más tarde muere el rey navarro en Peñalén; Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, en litigio con Navarra, reconocen al rey castellano. Sancho Ramírez de Aragón, que ostentaba desde la muerte de Sancho de Peñalén los derechos sobre Navarra, reconoce la soberanía castellana sobre estos territorios, preservándose así para Navarra sólo el núcleo central del reino, perdiéndose La Rioja, y las tierras desde el Ebro al mar.