Udalak

Ayala/Aiara

El municipio de Ayala ha tenido una larga historia conocida a través de los documentos, pero muchas obras de arte, testigos directos de la historia, no han sobrevivido para dar testimonio. No existe ningún resto de la antigüedad clásica y pocas son las huellas románicas. Los sepulcros de Respaldiza fechados en el siglo XI son uno de los elementos más antiguos de Ayala. El pleno Románico dejó algunas huellas en las iglesias de Quejana y Respaldiza, y sobre todo, en el tímpano de la iglesia de Añes, que aunque parezca paradójico es de los más antiguos de Álava.

La Edad Media fue una época de esplendor en Ayala gracias al poder y patronazgo del linaje de los Ayala. Al período gótico en el siglo XIV se debe el espléndido conjunto monumental de Quejana, seña de identidad del municipio y uno de los conjuntos de arte más selectos de todo el gótico vasco.

El principal patronazgo se debe a Fernán Pérez de Ayala y su hijo el Canciller Ayala, quienes hicieron construir un palacio torreado, una magnífica capilla funeraria y un monasterio, todo ello magníficamente dotado de ornamentos, libros, pinturas, esculturas, retablos y sepulcros que se encuentran a la cabeza del gótico vasco. Algunas obras de arte se han perdido y han acabado en museos de Chicago y Washington, pero otras perduran aún en el antiguo solar de los Ayala.

De esta época son también las numerosas torres defensivas que jalonan los caminos. Las torres de Murga, Beotegi, Lejarzo, Llanteno, Respaldiza junto con sus ferrerías dan testimonio del poderío económico que ostentaban sus nobles propietarios.

Las obras de arte de más calidad se deben al patronazgo nobiliario pero la devoción popular de los labradores de Ayala produjo un grupo de Andra Maris y tallas de santos que podemos encontrar en Llanteno, Lujo, Sojo y Quejana.

En el siglo XVI se construyeron algunas torres parroquiales, capillas, retablos, pinturas y obras de platería, entre los que destacan la capilla de los Bardeci en Délica, el retablo mayor de Luyando, las pinturas manieristas de Añes, la custodia y el cáliz de Délica, y las piezas importadas desde Flandes de Respaldiza, denominadas "pouppés" de Malinas.

La reforma litúrgica de Trento a finales de este siglo XVI provocó la construcción de varios sagrarios en Larrimbe, Aguíñiga y Belandia, ejecutados por el taller escultórico de Orduña, uno de los centros artísticos que surtía de obras al municipio de Ayala.

Pero será el barroco el arte que más presencia tiene en Ayala, ya que a partir de 1730 hubo un auge constructivo, cuando el barroco estaba dando sus últimos coletazos y empezaba a atisbarse el ilustrado estilo neoclásico. Estas iglesias tienen ciertas peculiaridades como las líneas y los volúmenes puros y limpios, bóvedas de lunetos y sencillos arcos de medio punto apoyados en pilastras lisas, tanto que se le ha llamado "arquitectura ayalesa".

La reconstrucción de las iglesias conllevó la renovación del mobiliario. Muestra de ello son los retablos de Belandia, Llanteno y otros, del barroco clasicista, o el de Respaldiza, hecho a partir de 1679 y que marca el inicio de la fase rococó que tan buenas obras va a dejar.

Los habitantes del municipio emigrados a la corte o a América también contribuyeron al enriquecimiento del patrimonio local dejando esculturas como el majestuoso San Nicolás de Bari de Menagarai y la pintura de su retablo mayor, obra de Ginés de Aguirre traida desde México en 1764, así como la mexicana Virgen de Guadalupe de Belandia.

Ya metidos en el siglo XIX tenemos los estilos eclécticos. En esta época se construyeron pocas iglesias, como las de Olabezar y Aloria, pero se hicieron la mayor parte de los cementerios. Las familias poderosas costearon en ocasiones su construcción poniendo en ellos bellos monumentos funerarios como el de los marqueses de Linares en Llanteno.

AEM 2011