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Astillero de Mapil

Situado a orillas del río Oria, fue hasta las primeras décadas del siglo XIX el astillero más importante, emblemático y el de mayor renombre de Usurbil.

Excepcionalmente emplazado en las inmediaciones del caserío Mapil, justo en el punto en el que río Oria hace un meandro y el cauce se ensancha, estaba considerado a comienzos del siglo XVII como el mejor de toda la ribera del Oria para la manufactura de galeones de grandes dimensiones de hasta 40 codos de quilla. Esta valoración quedó documentalmente acreditada en la declaración jurada que el 7 de marzo de 1606 firmaron los maestros constructores Martín Baltasar de Urrizmendi, Martín M. Pérez de Soroa Galardi y Domingo de Lasarte Eiza tras la visita ocular que efectuaron a todos los astilleros emplazados a lo largo de las orillas del río.

No estamos en disposición de saber hasta qué punto influyó este dictamen para que los artesanos navales eligieran Mapil casi exclusivamente para la manufactura de unidades de grandes dimensiones, pero al parecer fue bastante determinante. Efectivamente, desde ese momento estas gradas se especializaron en la labra de galeones de gran tonelaje con destino a las flotas de las Armadas del Mar Océano y de la Carrera de Indias, teniendo a la Monarquía hispana entre sus principales clientes. Algunas de estas unidades fueron las labradas, por ejemplo, por Domingo de Idiáquez o los herederos de Juan de Erauso.

Dos siglos después, la opinión que se tenía de esta factoría naval no había cambiado un ápice. En un informe presentando el año 1831 por Francisco de Lizarraga (Alcalde de Usurbil) se resaltaban sus virtudes y bondades manifestando que en él se podían fabricar embarcaciones de 300 a 400 toneladas y que, además, contaba con la ventaja de tener unas instalaciones adecuadas y unas oficinas de anclas, situadas a veinte o treinta pasos y unidas a los muelles y plaza de la Villa.

Aginaga
Vista general de la Comunidad de Aginaga

Durante los siglos XVI y XVII Mapil fue un astillero de titularidad privada. Hasta mediados del mil seiscientos, al igual que otras gradas particulares de la época, no contó con una infraestructura compleja ni permanente. Para poder fabricar un barco en estas tierras tan sólo se precisaba que el maestro de obras encargado de su manufactura llegara a un acuerdo con su propietario, circunstancia ésta que en ocasiones era formalizada en un contrato de arrendamiento. Tras ello, se procedía a levantar las gradas de montaje en el punto convenido y se reunían allí los hombres y materiales necesarios para las obras para que, una vez botadas las naves, abandonar el lugar hasta una nueva ocasión. Por ejemplo, ello ocurrió en 1606 cuando Antonio de Ochoa, Alonso de Echebeste, Ramus de Arrillaga y Catalina de Echebeste autorizaron a Domingo Pérez de Idiáquez a poner en sus pertenecidos las gradas para la confección de tres galeones.

Aún y todo, en esta primera época se dieron en Mapil varias circunstancias que le hacían diferente al resto de los astilleros privados contemporáneos. Una de ellas, y quizá la más destacable de todas, fue que para la ejecución de las embarcaciones en este tinglado no se emplearon maderas de las propiedades del caserío Mapil. La razón de ello fue doble: por una parte, las heredades de Mapil tenían unos usos agrícolas y ganaderos al tratarse de unos suelos muy fértiles y apropiados para el desempeño de estas actividades, por lo que su riqueza forestal era bastante limitada y exigua; y por la otra, que la titularidad de estas tierras no correspondía a una única persona sino a varias. Otro elemento diferenciador fue que, mediada la segunda mitad del siglo XVII, el caserío de Mapil y su taller naval pasaron a estar regentados por el Capitán Ignacio de Soroa.

Este establecimiento vivió su periodo de mayor esplendor con Ignacio de Soroa. Capitán de Maestranza de las Fábricas del Rey, fue uno de los constructores navales más sobresalientes de su época y el más prolijo en la fabricación de embarcaciones en el periodo comprendido entre 1662 y 1686. En estos años Soroa confeccionó la mayor parte de los efectivos de las Armadas Reales al tiempo que elaboraba buques por encargo de diversos particulares, eligiendo para ello, además del astillero de Mapil, los de Rutarte y Basanoaga, el primero sito en jurisdicción de Aginaga y el otro en el puerto de Pasaia.

Aginaga
Palacio Saroe de Usurbil

Esta gran valía profesional, posibilitó al Capitán Soroa apoderarse de un importantísimo patrimonio inmueble, entre los que se encontraban el caserío y astillero de Mapil. Justamente, hasta 1671 fue dueño de la mitad de este bien y el 7 de abril de ese año se hizo con su plena propiedad en virtud de la escritura notarial de compra suscrita con Antonio de Unanue. A partir de este momento, el astillero de Mapil pasó a ser de su uso exclusivo y con el fin de poder atender adecuadamente a su importante cartera de pedidos, le dotó de una infraestructura permanente, más o menos compleja, compuesta por diversas gradas de montaje, cobertizos, almacenes y huerta.

Tras su fallecimiento el 6 de agosto de 1689, el astillero de Mapil fue utilizado por otros asentistas y constructores navales, posiblemente, tras haber llegado a un acuerdo con Domingo de Lizaso (poderhabiente, administrador de los bienes de Soroa y tutor y curador de sus herederos). Este fue el caso de Miguel de Echeveste que fabricó un galeón en 1695, del asentista Pedro de Aróstegui que hizo lo propio en 1697 construyendo la Almiranta San Joaquín de 1.077 toneladas y la Capitana San José de 1.066 toneladas, o de Francisco de Necolalde (Superintendente de Fábricas y Plantíos de la Provincia de Gipuzkoa) que en 1700 manufacturó dos galeones de 1.200 toneladas cada uno para la flota de la Carrera de India.

Entregadas estas dos últimas unidades, los astilleros de Mapil, pese a seguir integrando el monto de los bienes del Mayorazgo fundado por el Capitán Soroa, pasaron a estar regentados por el Concejo de Usurbil. En virtud de ello, cabría afirmar que pasaron a tener un carácter municipal.

Al igual que otros establecimientos navales municipales de aquélla época, en ocasiones fue arrendado para su explotación agraria y su conservación. Las Autoridades Municipales de Usurbil mostraron una actitud muy previsora a la hora de cerrar los contratos de alquiler. Por un lado, impusieron a los inquilinos la obligación de conservar a su costa y riesgo la casa y astillero. Y por otro, les obligaron a labrar y abonar las tierras de sus pertenecidos en aras de salvaguardar su calidad y productividad, mantener los setos y cerramientos de la finca, y por último, a cuidar los ganados mayores y menores que había en estas propiedades.

Esta actitud previsora del Concejo de Usurbil hizo factible que estos tinglados estuvieran siempre en perfectas condiciones para el momento en que pudieran ser requeridos para confección algún buque. Merced a ello, pese a que entre 1700 y 1816 esta factoría fue necesitada en tan sólo cuatro ocasiones para la confección de embarcaciones (1750, 1773, 1810 y 1816), ésta se encontraba en 1831 en el mismo estado que cuando trabajaban de continuo en la construcción naval.

En 1816 fue confeccionado el último barco en los pertenecidos de Mapil: el lugre San Hermenegildo de 60 ? toneladas. Su manufactura corrió a cargo del usurbildarra José Matías de Mutiozabal quien, unos años después, compró uno de los caseríos que estaban en sus inmediaciones para erigir en sus heredades un nuevo astillero: el de Uriberri.

Así las cosas, cabría afirmar que Mapil de alguna manera prosiguió perviviendo puesto que en este mismo paraje la familia Mutiozabal fabricó en su astillero privativo de Uriberri una larga lista de embarcaciones hasta el año 1922, haciendo de él uno de los lugares más significativos y productivos del sector de la construcción de navíos de Gipuzkoa y, en ocasiones, hasta del País Vasco.

Barcos fabricados en el astillero de Mapil, 1606-1816
*Toneles.
Cuadro de elaboración propia.
Fuente. Odriozola Oyarbide, Lourdes. Construcción naval en el País Vasco, siglos XVI-XIX. Evolución y análisis comparativo, pp. 315-369; Odriozola Oyarbide, Lourdes. La construcción naval en Gipuzkoa, siglo XVIII, pp.141-143.
AñoConstructorBarcoTns.
1606D. Pérez de IdiáquezGaleones (3)-
1606DesconocidoGaleón San Nicolás580
1606Domingo de IdiáquezGaleón400*
1626Herederos de Juan ErausoGaleoncete San Martín414
1626Herederos de Juan ErausoGaleoncete Santiago344
1626Herederos de Juan ErausoGaleoncete La Concepción344
1667Ignacio de SoroaGaleón Capitana -
1667Ignacio de SoroaGaleón Almiranta-
1668Ignacio de SoroaGaleón Nuestra Señora de la Almudena822
1673Ignacio de SoroaGaleón1.293
1676Ignacio de SoroaNao Ntra. Sra. del Rosario-
1686Ignacio de SoroaGaleón El Santísimo Sacramento, Nuestra Señora de la Soledad y San Francisco Javier-
1695Miguel de EchevesteGaleón-
1697Pedro de ArósteguiGaleón Almiranta San Joaquín1.077
1697Pedro de ArósteguiGaleón Capitana San José1.066
1700Francisco de NecolaldeGaleón Capitana 1.200
1700Francisco de NecolaldeGaleón Almiranta1.200
1750DesconocidoBajeles conducción madera-
1773DesconocidoFragata-
1810José Matías de MutiozabalLanchón-
1816José Matías de MutiozabalLugre Hermenegildo 60 ?