Politikariak eta Kargu publikoak

Luzuriaga, Claudio Antón de

Abogado y político de ascendencia vasca, nacido en Soto en Cameros (Rioja) el 30 de octubre de 1792 y muerto en Biarritz (Lapurdi) en el 1874. Era hijo de Francisco Javier Anton Lasanta y de María Manuela Luzuriaga y Cabriada.

Su madre había nacido en Salvatierra (Álava), si bien su estirpe procedía de Narbaxa (Álava). Cuando apenas contaba trece años (1805) ingresó en el colegio de las Escuelas Pías de Villacarriedo (Santander), donde estudió los tres cursos de artes. Luego pasó a Valladolid y empezó su preparación para el sacerdocio. En el mes de abril de 1808, el obispo le concedía la prima tonsura y la Real Universidad le otorgaba el grado de Bachiller en Filosofía. Los acontecimientos políticos de este año y de los años siguientes (la llamada "Guerra de la Independencia") hicieron que tomase la decisión de abandonar la carrera sacerdotal y siguiese los cursos para graduarse de Bachiller en Leyes. En Alcalá de Henares obtendría dicho grado académico.

Al mismo tiempo formó parte de una junta secreta, cuyo objetivo era redimir al rey del estado en que le había puesto Napoleón. Años más tarde (2 de junio de 1818) la Universidad de Oñati (Gipuzkoa) le concedió los grados de licenciado y doctor en Leyes y, poco después, era nombrado académico profesor de la Real Academia de Jurisprudencia de Madrid. En el 1819 entra a formar parte del Colegio de Abogados de Madrid y, dado que su madre vive en Peroniel (Soria), adquiere ciertas vinculaciones con la provincia de Soria. Se le nombra alcalde primero de Peroniel e ingresa en la Sociedad Económica Numantina y en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, de Soria. El 18 de septiembre de 1821 se le adjudicó la plaza de juez de San Sebastián, la cual ocupó hasta abril de 1823. A partir de este nombramiento, Luzuriaga quedó vinculado definitivamente a Gipuzkoa y de modo especial a su capital. Con la llegada de los "Cien Mil Hijos de San Luis" se vio obligado a marchar a Cádiz.

Allí, el Gobierno Constitucional le nombró juez interino de Betanzos (2 de julio de 1823). Habiendo sido abolida la Constitución de 1812, se decidió a instalarse por su cuenta como abogado y montó un bufete en San Sebastián, donde pronto adquirió una buena reputación. La capital vasca le designó censor oficial de las comedias que se representasen en la misma y, con motivo de la visita de Fernando VII a Gipuzkoa, se le encargó que hiciese de cronista oficial de tal acontecimiento. Lo que en aquellos días escribió se imprimió en San Sebastián y Tolosa. Hacia el 1831 se le nombró secretario de la Junta de Comercio de San Sebastián y asesor jurídico del Consulado, con lo que se situó en el eje de la vida económica y política de San Sebastián. Con motivo de la llegada de las tropas del duque de Angulema, se mandó que las aduanas volviesen al interior lo cual supuso un duro golpe para la economía donostiarra.

En esta situación seguían las aduanas en 1831, año en el que se celebraron las Juntas Generales de Guipúzcoa en San Sebastián (2 de julio). El ayuntamiento de San Sebastián presentó a las mismas una exposición, escrita por Luzuriaga, en la que se planteaba a fondo el problema económico de la ciudad. En la misma se daba como solución la traslación de las aduanas interiores al litoral y a la frontera, idea a la que se oponía la provincia (veáse Múgica, José: Carlistas, moderados y progresistas, pp. 76 y ss.). A fin de salvar esta oposición entre la provincia y San Sebastián, esta ciudad le encomendó la tarea de redactar un escrito en el que se justificase su postura desde el punto de vista histórico y foral. Esto dio lugar a la Memoria justificativa de lo que tiene expuesto y pedido la ciudad de San Sebastián para el fomento de la industria y comercio de Guipúzcoa, San Sebastián, 1832.

Según José Múgica "es un concienzudo trabajo que podrá tener pequeños errores históricos, pero, en su conjunto, constituye un elemento de información valiosísimo para el conocimiento de la contextura económica de Guipúzcoa bajo el régimen foral y de las raíces que la constituyeron" (v. op. cit., p. 90). El escrito no cayó bien entre los absolutistas y fueristas y dio lugar a la publicación de un folleto anónimo titulado Un carnaval de San Sebastián y un Consejo a los Bascongados, en el que se hace burla del escrito de Luzuriaga. En las Juntas Generales de Hernani (6 de julio de 1832) se dijo que dicha Memoria era "ofensiva a los fueros, privilegios, buenos usos y costumbres de Guipúzcoa" (op. cit., p. 95).

El mismo año (14 de noviembre), el Gobierno de Cea Bermúdez dictó una RO por la que se habilitaba el puerto de San Sebastián para la recepción directa en el mismo de los productos llamados "coloniales", procedentes de América. Estos productos debían de pagar derechos en el mismo puerto y no en el interior. Esta y otras medidas fueron conseguidas por San Sebastián, gracias a los esfuerzos de Luzuriaga. Como es de suponer, estos cambios no agradaron a la provincia, la cual los juzgó como contrafuero y pronto consiguió el que la RO quedase en suspenso. Los posteriores sucesos políticos (muerte de Fernando VII e inicio de la primera guerra carlista) hicieron dejar de lado la cuestión.

Claudio Antón de Luzuriaga, afiliado a las ideas liberales, se incorporó desde el primer momento de la guerra al nuevo batallón de Isabel II, donde además de combatiente fue asesor jurídico. En el 1834 se le nombró fiscal de lo civil de la audiencia de Barcelona. Allí, al poco tiempo, se le designó miembro de la Real Sociedad Económica de los Amigos del País de dicha ciudad. En las elecciones de diputados a Cortes, celebradas el 11 de agosto de 1836, salió elegido diputado a Cortes por Barcelona, cargo que no llegó a tomar posesión a causa de los sucesos de la Granja (13 de agosto). Al constituirse el Gobierno de José María Calatrava se le nombró presidente de la comisión encargada de redactar el nuevo Código Penal y la nueva Ley de Procedimiento Criminal, puesto que dejó vacante al ser designado oficial del Ministerio de Gracia y Justicia. En las elecciones a diputados a Cortes de octubre del mismo año se le eligió diputado suplente por Logroño. Poco después se le ascendió a jefe de sección del Ministerio de Gracia y Justicia. En enero de 1838 la reina María Cristina le concedió la Cruz de Carlos III. Un año más tarde (1839) salió elegido diputado a Cortes por Guipúzcoa.

Una de las tareas fundamentales de las nuevas Cortes fue la de aclarar la situación de los Fueros vascos. Esto dio lugar a un amplio debate. La intervención de Luzuriaga el 5 de octubre se comentó ampliamente (op. cit., pp. 190 y ss.). El 31 de diciembre del mismo año se le designó regente (presidente) de la Audiencia Territorial de Barcelona y, días más tarde (12 de enero de 1840), secretario de la reina Isabel II, con ejercicio de decretos. En el mismo mes de diciembre se habían reunido las Juntas Generales de Guipúzcoa en Deba. En las mismas, aludiendo a Luzuriaga y a los componentes del ayuntamiento de San Sebastián y de su Junta de Comercio, se dijo que eran "personas extrañas en alguna manera a los intereses de la generalidad del país" y que habían sostenido "principios contrarios a los fueros y a la opinión general del país" (op. cit., p. 231).

En junio de 1840 se le nombró socio residente de la "Sociedad Fomento de la Ilustración" de Barcelona y, en el mismo año (25 de noviembre) la regencia provisional le designó fiscal en propiedad del Tribunal Especial de las Ordenes Militares. Poco después fue elegido diputado a Cortes por Logroño. En el corto gobierno de Salustiano Olózoga (noviembre de 1843) fue ministro de Gracia y Justicia. En agosto de 1845 se le nombró senador del reino y en el año siguiente entró a formar parte de la Comisión de Códigos. Al crearse el tribunal contencioso administrativo (RD del 7 de agosto de 1854) pasó a desempeñar el cargo de primer presidente del mismo. En noviembre del mismo año se incorporó al Gobierno Espartero-O'Donnell en calidad de ministro de Estado. Permaneció en dicho cargo hasta junio de 1855. Nombrado presidente del Tribunal Supremo (noviembre de 1855), no tardó en ser designado nuevamente ministro de Gracia y Justicia (junio de 1856), cargo al que renunció por razones de salud y de incompatibilidad con sus cargos judiciales, por lo que apenas fue ministro un mes.

En los años siguientes siguió ocupando cargos importantes: consejero de Estado (1858); presidente del Consejo de Instrucción Pública (1862); vicepresidente del Senado con el Gobierno del marqués de Miraflores (1863) y con un Gobierno O'Donnell. A pesar de residir en Madrid estuvo siempre vinculado a la capital de Gipuzkoa, la cual le encomendó múltiples asuntos. Su posición económica le permitió impulsar el fomento de la industria en el País Vasco. Montó la fundición de San Pedro de Araya (Álava) y otra en Lasarte (Gipuzkoa), esta última en sociedad con Collado y Lasala. Como agradecimiento a los servicios prestados a San Sebastián, su ayuntamiento acordó el dar su nombre a una de las calles de la ciudad.

Ref. Múgica, José: Carlistas moderados y progresistas (Claudio Antón de Luzuriaga), San Sebastián, 1950; Múgica, José: Don Claudio Antón de Luzuriaga, ministro por primera vez, "Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País", 1954, X, pp. 201- 211.