Politikariak eta Kargu publikoak

Lequerica Erquiza, José Félix

Político, escritor y diplomático vizcaíno, nació en Bilbao el 30 de enero de 1891 y murió en la misma ciudad el 9 de junio de 1963.

Estudió la carrera de derecho en la universidad de Deusto (Bilbao), doctorándose en la de Madrid. Fue becado por la Junta de Ampliación de Estudios y pasó a Inglaterra, donde completa su formación en la Escuela de Ciencias Económicas y Políticas de Londres. Su tesis doctoral versará sobre el tema Jorge Sorel, el teorizador del sindicalismo revolucionario.

Incorporado al partido maurista y apoyado por los Gandarias, a la edad mínima exigida por la ley (25 años) es elegido diputado a cortes por Illescas (Toledo) (1916-1923). En uno de los gobiernos de Maura (1920) se le nombra subsecretario de la presidencia del consejo de ministros. Apartado voluntariamente de la política durante la dictadura de Primo de Rivera, colabora en la prensa nacional principalmente Pueblo Vasco de Bilbao con temas literarios, políticos y de arte, y forma parte de la Liga Vizcaína de Productores. Su desocupación política le permite dedicarse a los negocios de lleno: Vidrieras Españolas de Llodio, Basconia, Banco Urquijo, etc.

En el gobierno Berenguer ocupó la Subsecretaría de Economía Nacional. En tiempos de la II República española combatirá desde la prensa conservadora vasca y desde la revista JONS las ideas del nacionalismo vasco, del que decía separarle un "cinturón de castidad intelectual". Vetado por la derecha católica y en temprano contacto con Ledesma Ramos, éste le pidió ayuda de tipo económico para el lanzamiento del semanario La conquista del Estado. Fue detenido como consecuencia de la "sanjurjada". Firmó el manifiesto del Bloque Nacional.

El comienzo de la guerra civil le sorprendió en París. Vuelve e ingresa en Falange y, una vez ocupado Bilbao, se le nombra en 1938 alcalde de la villa. En 1939 es enviado como embajador de España, primero en París y, más tarde, en Vichy. Tras la muerte del conde de Jornada (1944), pasó a ocupar la cartera de ministro de Asuntos Exteriores. Al cesar en dicho cargo (1945) se le nombra inspector general de embajadas, con categoría de embajador y residencia en Washington. En esta época su tarea fundamental se centró en hacer que se reconociese por todos los medios al régimen franquista. Reanudadas las relaciones diplomáticas entre España y los Estados Unidos, se le designó embajador en esta nación. Su gestión hizo que se firmasen los acuerdos hispano norteamericanos sobre las bases de utilización conjunta.

En agosto de 1953 deja la embajada y se incorpora a las Cortes Españolas como procurador, siendo nombrado posteriormente vicepresidente primero de las mismas. Al ser reconocida España ante las Naciones Unidas (diciembre de 1955) se le envió como representante permanente ante dicho organismo. Fue consejero nacional de FET y de las JONS, así como procurador en Cortes desde la nueva etapa de éstas.

En junio de 1952 se le dio el título de doctor honoris causa por la Universidad católica de Washington y, en septiembre del mismo año, por el colegio de Vilanova, de Filadelfia. Ciudadano de honor de Nueva Orleans, recibió numerosas condecoraciones, entre ellas las siguientes: Grandes Cruces de Isabel la Católica, Cisneros, Carlos III y Legión de Honor Francesa; la cruz Pro Ecclesia et Pontifice y Medalla de Oro de Bilbao. En junio de 1956 ingresó en la Academia de Ciencias Morales y Políticas con un discurso sobre La actividad económica de Vizcaya en la vida nacional.

Escribió la obra Soldados y políticos, Bilbao, 1928, y colaboró en diversas revistas especializadas. Su prosa, sus intervenciones parlamentarias y su conversación reflejaron su enorme talento, agudeza y cultura pudiendo decirse que fue el más brillante de los servidores del régimen franquista junto con su compatriota y contertulio José María de Areilza.