Literatoak

Landa Ijurko, Josu

Escritor en euskera nacido en Altza (barrio de San Sebastián, Gipuzkoa) el 9 de diciembre de 1960.

Estudió Filología Vasca. El año 1980 fue uno de los fundadores de la revista literaria Susa y en 1983 de la editorial de igual nombre. Entre 1980 y 1986 formó parte de la redacción de la revista de información general Argia; fue uno de los soportes de la conversión de Zeruko Argia en Argia, pasando la titularidad de los frailes capuchinos a los trabajadores. A continuación trabajó dos años como jefe de producción de la imprenta Antza. Al nacer el diario Euskaldunon Egunkaria, en 1990, hizo un año como jefe de producción. Después se ha dedicado a elaborar productos multimedia y CD-Rom; uno de los primeros CD-Rom producidos en el País Vasco fue diseñado por Landa para la editorial Txalaparta: Euskal Herria y la libertad. En 1995 aproximadamente comenzó a trabajar en el campo de tratamiento informático del lenguaje para la empresa Ametzagaiña.

En lo que se refiere a sus libros, en el año 1980 publicó el poemario Haizearen itzalak (Edit. Hordago). En 1983, lanzó una historia de la literatura en euskera tras la contienda de 1936-1939 (Gerraondoko poesiaren historia, Edit. Elkar), y el libro Ipurtargi beltza, que contenía poemas y cuentos (Edit. Susa, 1983), con ilustraciones de Joxemi Zumalabe, compañero de Landa en la revista Argia. En el año 2002 publicó su primera novela: Odolbildua (Edit. Susa), dedicada precisamente a Zumalabe, fallecido en 1993. Estaba ambientada en la Margen Izquierda de Bizkaia, concretamente en Portugalete, en la década de 1950. Los protagonistas principales eran unos contrabandistas comandados por una mujer llamada Mentxu. Landa se tomó como "un reto" escribir la novela, la primera que se hacía en euskera con ese escenario y esa época. La obra tenía bastantes elementos del género negro, como por ejemplo escenas relacionadas con el boxeo, aunque el autor quiso hacer más una obra de personajes. Finalmente le salió "una apología fina del delito", según el propio Landa, dado que los delincuentes no reciben ningún castigo. El novelista escogió para sus personajes un euskera de grafía unificada con algunos toques del dialecto vizcaíno.

La crítica Iratxe Gutierrez Retolaza (El País, 20 de mayo de 2002) ha destacado que desde el comienzo de la narración los acontecimientos aparecen envueltos en una atmósfera borrosa, y al final de la obra se conoce la relación entre los sucesos. El interés por esos detalles que el autor ha escondido es uno de los motores de la lectura. Gutierrez cree que el tratamiento dado al dialecto vizcaíno es a veces correcto y en otras ocasiones está "descompensado".

"Gelako leihotik gortina artean kalera begira zegoelarik, ezkutatu gura ageri batean ari zen Mentxu. Kristalaren atzeko aldean eskegitako oihalei, trinkotu asmo alferrikako batez, tira egin zien ikusi zuenean zelan, zilindrada handiko motozikleta batean ailegatutako gabardina eta kapeladun gizon batek, ihes-tutuaren sorburua amatatu eta motorraren astuna orpoz ateratako euskarrian alboratuz, farola baten magaletik inguruko etxe-aurrealde guztien goiko partean leihoz leiho ikuskatzen zituen. Binan jaitsi zuen behe solairu bitarteko eskailera eta tupustean zabaldu zuen kalerako atea, laguna metro eskas batzuetara egongo zelako esperantzan.

-Deabru Fonseca! Segi aurrera, hi eta hire itzal gaiztoak ongi etorriak zarete!

-Zimurtu egin zaizkin edertasunak, neska! Putetara joaten segitu beharko dinat, bistan da!"


"Mientras miraba a la calle desde detrás de las cortinas, Menchu se esforzaba por no ser vista. Y tiró de las cortinas, en un intento inútil por dejarlas estiradas, cuando vio a un hombre con gabardina y sombrero que llegó en una motocicleta de gran cilindrada, apagó el tubo de escape y se puso a revisar todas las fachadas, ventana por ventana, al arrimo de una farola. Menchu bajó las escaleras de dos en dos hasta la planta baja y abrió impetuosa la puerta de la calle, con la seguridad de que el amigo estaría a pocos metros.

- ¡Carajo, Fonseca! ¡Pasa adentro, bienvenidos tú y tu maldita sombra!

- ¡Se te han marchitado los encantos, mi niña! ¡Está visto que tendré que seguir yendo a putas!"

(Odolbildua, Edit. Susa, 2002)