Lekaide eta lekaimeak

BURGUI, Tomás de

Capuchino navarro nacido en Burgi (Roncal, Navarra) entre 1721 y 1722. Es imposible dar con la fecha de su nacimiento, ya que el pueblo de Burgi fue incendiado en su totalidad durante la invasión francesa. Debía de tener 16 años al entrar en la Orden de los Capuchinos, y su entrada al noviciado fue el año 1737 en el Convento de Los Arcos, Navarra. Se puede decir que era aficionado a leer todas las materias, lo mismo teología, filosofía, matemáticas que medicina. De él dijo el Superior General de los Capuchinos, P. Pablo de Colindres, santanderino, «que en todas las Provincias de la Orden que llevaba visitadas, no había hallado un sujeto que poseyera conocimientos tan universales en todo género de ciencias como nuestro biografiado». Profesor de Filosofía en el convento de Tafalla (1752) sabía conjugar las matemáticas con la metafísica, siendo admirador de Newton y Descartes. Las matemáticas eran su delicia, llegando a dibujar un mapa celeste. Dotado de una gran memoria, dominaba ambos derechos, Civil y Canónico, por lo que fue delegado por el obispo de Pamplona / Iruña para la reforma de las Constituciones de las monjas Comendadoras Agustinas de Puente la Reina, redactando él mismo todo un Tratado de modernización, por el que se han gobernado hasta nuestros días, lo mismo que las Agustinas de Sangüesa. Entre sus Sermones se pueden citar las Oraciones Fúnebres pronunciadas en los funerales de Fernando VI y del Conde Gages, virrey de Navarra, muy afecto a los capuchinos. Con ocasión de la expulsión de la Compañía y temiendo que prohibiesen el Catecismo de Astete, así como se habían prohibido otros libros jesuitas, redactó un nuevo Catecismo, que no fue necesario. Al ser elevado al obispado el Prior de Velate, señor Juan Lorenzo de Irigoyen, el prelado llegó a decir: «Si es necesario que yo sea obispo y no hay modo de remediario, bien está, P. Burgui; pero sepa que yo llevaré la mitra y usted será el obispo...». El prelado encargó a su amigo la redacción de una pastoral al clero diocesano que fuera regla y norma de su vida. Intervino el P. Burgui en la fundación del Seminario de Pamplona / Iruña, que se inauguró en su tiempo lo mismo que en las solicitudes elevadas al Sumo Pontífice y al rey Carlos III para conseguir que fuesen perpetuas las vicarías de obispado, asegurando de ese modo a los párrocos contra muchos pueblos que quitaban o ponían curas a su antojo. Realizó la Visita Canónica de la diócesis como secretario de Monseñor Irigoyen, reformó la curia episcopal, haciendo más rápido el despacho de los asuntos, precaviendo abusos pecuniarios, etc. Se conserva su Consultorio, sobre diferentes materias y personas, especialmente de Derecho Civil y Canónico. Monseñor Yrigoyen le encargó la redacción de una obra sobre San Miguel de Excelsis, que se imprimió a expensas del prelado; dos tomos de más de 400 páginas, un éxito para su tiempo, aunque para la moderna crítica admite algunas correcciones. La terminó dictando las últimas páginas desde su lecho de enfermo. Para su tierra de Navarra y por su Valle del Roncal escribió la Exposición a las Cortes de Navarra sobre defensa del Valle contra el deseo de Madrid de correr las aduanas desde el Ebro a los Pirineos. Murió en Pamplona / Iruña el I-XI-1774 a los 53 años de edad.

Teófilo de ARBEIZA