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ALEGIA

La iglesia parroquial de San Juan Bautista, pese a conservar algún elemento gótico en su pórtico, es un edificio cuya concepción original obedece a los años iniciales del siglo XVII. En torno al cambio del siglo, Miguel de Altuna, veedor de obras del Obispado de Pamplona, había otorgado trazas y condiciones para llevar a efecto el nuevo templo, comprometiéndose para su ejecución material Francisco de Landa, vecino de Bidania. Sin embargo, y habida cuenta de que en ese proyecto las paredes nuevas debían cargar sobre las viejas, con el consiguiente peligro que ello acarrearía, serían el propio Francisco de Landa y el tracista franciscano fray Miguel de Aramburu quienes en 1602 efectuarían uno nuevo, habiendo llegado hasta nuestros días la planta y alzado originales. Efectuada la pertinente consulta con el nuevo veedor de obras, Francisco Palear Fratín, éste da su aprobación.

Lógicamente, las obras se alargarían en el tiempo, y es de este modo que en 1737 José de Lizardi acude al lugar para dar un informe pericial sobre la portada, escalera del coro y torre efectuadas por Ignacio de Aramburu. Finalmente, será en 1755 cuando Francisco de Ibero otorgue trazas para la confección de las bóvedas. El resultado es una obra clasicista, con una planta de cruz latina inscrita prácticamente en un rectángulo y torre adosada a los pies del templo.

Ya en su interior destaca el retablo mayor, desarrollo neoclásico trazado por Silvestre Pérez y concretado por Francisco de Azurmendi, autor igualmente de la imagen de San Juan Bautista que lo preside. Además, ocupa una capilla del lado de la epístola una Virgen de la Soledad de principios del siglo XIX muy probablemente, contando igualmente la parroquia en otras dependencias con un yacente de principios del XVII y, sobre todo, un Cristo a la columna romanista.

En la plaza de la localidad sobresale su excelente casa consistorial, cuyo diseño se debe a Martín de Carrera, proyecto que firmaría en 1765, siendo en octubre de ese año cuando el maestro cantero Juan Bautista de Eizmendi se compromete a finalizar la obra en el plazo de dos años, mientras que el responsable de la carpintería sería Joaquín Eugenio de Artola, quien debía aprovechar parte del armazón y tejas del anterior ayuntamiento. Por otro lado, las labores de hierro forjado recayeron en Francisco de Gomendio y la realización del escudo en Juan Asensio de Zeverio. Manuel Martín de Carrera y Francisco de Ibero reconocerían la labor de cantería en 1769, finalizándose el edificio en su totalidad para el año 1772.

Al igual que hizo en Arrasate, el arquitecto diseñó una construcción de planta rectangular. Su fachada se estructura en tres niveles, con cuatro arcos rebajados en el inferior, un único balcón para los cuatro vanos del piso principal y de carácter único para los inmediatamente superiores, coronándose el conjunto con un frontón triangular que acoge el escudo de armas. Además, resulta ciertamente acertada la inclusión de fajas de almohadillado en sus esquinas, aspecto éste que viene a enriquecer su concepción global.

Dentro del propio casco urbano se encuentra la ermita o humilladero de la Santa Cruz, que, tras una verja, alberga un calvario y presenta un escudo de armas barroco, si bien es edificio carente de complejidad formal.

Tampoco la arquitectura civil cuenta con exponentes señalados, exceptuando la casa concejil, toda vez que la casa Palacio Zaharra es un edificio moderno que, pese a mantener en su fachada los escudos de armas, sustituyó a un palacio preexistente. Por último, sobresale la escultura Monolito, efectuada por Ricardo Ugarte de Zubiarrain, realización situada en el parque y que su autor efectuaría hacia 1982, pieza que se halla íntimamente ligada a la ejecutada por el mismo escultor pocos años atrás para Aizarnazabal.

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Ignacio CENDOYA ECHANIZ