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ABALTZISKETA

La iglesia parroquial de San Juan Bautista es el edificio más señalado del casco urbano de esta pequeña localidad. Aunque mantiene elementos anteriores, singularmente su portada románica, adornada esencialmente con temas geométricos, en conjunto es realización correspondiente al siglo XVI, con sencilla planta rectangular que, finalizada en un ábside poligonal, se cubre mediante bóvedas de crucería.

El retablo mayor es realización rococó, si bien un tanto tardía, toda vez que la licencia para su construcción le fue otorgada a los patronos en abril de 1771. Responsable de su diseño fue Juan Elías de Inchaurrandiaga, quien junto con Francisco de Ibero examinaría en 1779 el resultado del desarrollo constructivo asumido por Joaquín Antonio de Berasategui y Antonio de Arsuaga, artífices igualmente de dos colaterales que, trazados por el último, no han llegado hasta nuestros días. En cuanto al complemento escultórico de ese mueble principal, tipológicamente encuadrado dentro del nutrido y destacado conjunto de retablos-cascarón u hornacina existentes en la provincia y que en este caso quedó sin dorar, autores materiales del mismo son Santiago Marsili y, tras su fallecimiento, José Javier de Echeverría, quien se encargaría de las efigies de San Zacarías, Santa Isabel, San Pedro y San Pablo, de menor interés que las debidas al maestro italiano anteriormente citado. Tampoco podemos olvidar la existencia de otros dos retablos laterales, anteriores en el tiempo, como el uso de columnas salómonicas delata, debiendo encuadrarlos dentro del barroco decorativo.

En el ámbito de la arquitectura civil destaca la casa consistorial, edificio correspondiente al siglo XVIII y cuya distribución en su fachada principal sigue uno de los modelos más repetidos en la zona. De esta forma, la práctica totalidad de la planta baja la ocupa un pórtico de cuatro arcos, mientras que la importancia del piso principal viene subrayada por un balcón al que se superpone, ya en la última altura, un relieve del Sagrado Corazón. En cualquier caso, el uso de la piedra en esquinales, enmarque de vanos y frisos esencialmente, en contraste con el tratamiento del muro, resta algo de solemnidad al edificio, hallándonos ante una cierta vulgarización del tipo.

Por otro lado, cabe consignar la casa rectoral, reconstruida en 1805, y en la cual años atrás, en 1763, Martín de Carrera examinaba las obras efectuadas por el cantero Andrés de Goicoechea.

Finalmente, conviene citar la ermita de Nuestra Señora de los Remedios de Larraitz, barrio de la localidad, edificio éste de sencilla formulación correspondiente en su forma actual al siglo XVIII y que ha sido objeto de diferentes restauraciones con posterioridad. Igualmente sencilla es la ermita de Santa Cruz de Txutxurrumendi, construcción de una sola nave a la cual antecede un pequeño atrio, pero que destaca por la conservación de un calvario de piedra en su entorno.

  • Arrázola Echeverría, María Asunción: Renacimiento en Guipúzcoa. I, Arquitectura, Donostia, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1988 (1ª ed., 1968), p. 232.
  • Astiazarain, María Isabel: Arquitectos guipuzcoanos del siglo XVIII. Martín de Carrera, Manuel Martín de Carrera, Donostia, Diputación Foral de Gipuzkoa, 1991, p. 214.
  • Cendoya Echániz, Ignacio; Zorrozúa Santisteban, Julen: "Algunas obras de Santiago Marsili, maestro retablista y escultor italiano del siglo XVIII, en Guipúzcoa", Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País (1991), pp. 133-161.
  • Peña Santiago, Luis Pedro: Las ermitas de Guipúzcoa, Navarra, Donostia, Txertoa, 1975, pp. 15-16.
  • Urteaga Artigas, María Mercedes: Guía histórico monumental de Gipuzkoa, Donostia, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1992, pp. 17-18.

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