Territorios

Zuberoa

El territorio de Zuberoa es el más pequeño de todos los que articulan el País Vasco puesto que apenas presenta una superficie de 785 kms². Todo este conjunto se organiza en torno al río Uhaitzandi o Saison, presentando éste un dispositivo general N.-N., al mismo tiempo que atraviesa el territorio en toda su longitud.

Están consideradas como una de las maravillas del Pirineo y son, sin lugar a dudas, uno de los lugares más vistosos de Iparralde. A lo largo del tiempo los torrentes de agua han socavado la roca calcárea dando lugar a profundas grietas que pueden llegar hasta los 400 metros de altura y sólo tres de ancho. Las más conocidas y visitadas son las de Kakueta, Holtzarte y Uhadjarre o Ehujarre.

Las gargantas de Kakueta (Kakuetako arroilak) son uno de los lugares más pintorescos y hermosos de la alta Zuberoa. El cañón de Kakueta, constituye uno de los paisajes más salvajes de Europa; hoy día es un Paraje Protegido, considerado como una "Amazonia de clima templado". Su longitud alcanza los 3.500 metros y su profundidad se sitúa entre los 30 y 350 m. aproximadamente. Es el cañón por excelencia, y está surcado de un extremo a otro por un riachuelo de cauce constante. En ciertas partes como en "Le grand Etroit", escasos m. separan las dos vertientes de la quebrada. En el final del recorrido, que se encuentra acondicionado para el paseo, se alcanza una cascada que cae desde una altura de 20 m. y cuyo origen sigue siendo desconocido. No muy lejos de ese punto, se encuentra la "Grotte du Lac" (Cueva del lago) adornada de estalactitas y grandes estalagmitas en el suelo.

Por su parte, en Holtzarte se encuentra el puente más impresionante de toda Euskal Herria y que se sitúa a una altura de 200 metros. Esta garganta se divide en dos grietas llamadas: Olhado y Olhadibia, ambas son foces, muy estrechas en forma de corte de sierra, de unos tres km. de largo, creadas por el torrente que va socavando poco a poco la roca calcárea.

Por último, la garganta de Uhadjarre o Ehujarre, con una profundidad próxima a los 400 m., destaca por su espectacularidad y belleza.

Constituye hoy día, el mayor bosque de hayas de Europa y una de las masas forestales más extensas de los Pirineos, con una extensión de 150 km2, repartido entre Iparralde y Navarra. Al territorio septentrional, le corresponde una quinta parte de la superficie total, siendo hoy día explotada por los sindicatos de Cize (Donibane Garazi) y de Soule (Zuberoa). La selva, constituye el límite occidental del abeto -izeia- (Picea abies) dentro de la Europa occidental. Esta especie, fue diezmada durante el s. XVIII para satisfacer las necesidades de los constructores navales de la región. Pero, si por algo destaca Irati es por ser una de las selvas más frondosas de toda Europa destacando el gran hayedo (Fagus sylvatica) de Irati, conocido como la "Selva de Irati" por ser prácticamente un bosque virgen. Esta particularidad ha sido aprovechada para el turismo natural, de esta forma se han construido desde 1968 más de 40 chalets integrados en el entorno del bosque de hayas en la estación de Irati-Soule. Además de lo excepcional del lugar, desde aquí mismo se pueden observar las cumbres del monte Orhi (la primera elevación montañosa del Pirineo que alcanza los 2.000 metros de altura y enclavado dentro del propio territorio zuberotarra), el monte Anie (Auñamendi) y la Mesa de los Tres Reyes. Irati, además de contar con extensas y valiosas masas boscosas, cuenta con una importante fauna a pesar de que a principios y mediados de este siglo sufrió un considerable retroceso debido a la explotación maderera y a la caza abusiva. De esta forma, mamíferos depredadores como el lobo -otsoa- (Canis lupus) y el oso -hartza- (Ursus arctos) han desaparecido aunque otras especies animales como el jabalí -basurdea- (Sus scrofa), ardillas -katagorri arrunta- (Scirius vulgaris), martas -lepahoria- (Martes martes), se encuentran muy distribuidos en todo el entorno del Irati. A ellos, hay que añadir aves como el urogallo -basoilarra- (Tetrao urogallos), el pito negro -okil beltza- (Dryocopus martis), el majestuoso buitre leonado -sai arre- (Gyps fulvus) además de rapaces como el halcón peregrino -belatz handia- (Falco peregrinus) y el enorme quebrantahuesos -ugatza- (Gypaetus barbaras) que es un buitre de gran tamaño y alas estrechas.

Orhi mendia, en el vértice que une los valles de Salazar, Irati y Larraine, con sus 2.017 m., es el 2.000 más occidental de todo el Pirineo. Desde su cima, lógicamente, las vistas son excepcionales pudiendo observarse en todo su esplendor la selva de Irati, la Mesa de los Tres Reyes (Hiru Errege Mahaia) y el imponente Anie (Auñamendi) con sus más de 2.500 metros de altura. En esta montaña podemos observar aves como el alimoche -sai zuri- (Neophon percnopterus) que se caracteriza por ser el más pequeño de los buitres europeos además de un ave muy solitaria, y también aparece el sempiterno buitre leonado -sai arre- (Gyps fulvus).

Jean Baptiste ORPUSTAN

Morfológicamente, pueden diferenciarse dos tramos de características netamente contrastadas; por un lado, la zona centro meridional, muy montañosa y escarpada, y por otro, el sector septentrional, mucho más suave, que presenta un típico paisaje en colinas. La primera zona, puede definirse como un paisaje de alta-media montaña, drenado por los ríos y arroyos que articulan el curso alto y medio de la Cave de Santa Engracia (Sainte-Engrâce) y de la Cave de Larrau. En este sentido, podemos destacar los arroyos de Arpideko Ibarra, Uhadjarre o Ehujarre, Kakueta, Olhadubiko Erreka, Holtzarte, etc. Todos estos cursos presentan un marcado carácter torrencial, con perfiles transversales en V y fuertes pendientes longitudinales. Tienen su origen en el conjunto de relieves que articulan el extremo meridional de Zuberoa, pudiendo destacar, entre otros, el Pico Bizkarze (1.656 m.), Thartako Lepoa (1.431 m.), Orhi (2.021 m.), Axaurterrigaina (1.660 m.), Beltzulegaina (1.590 m.), Gaztarrigaina (1.732 m.), Cresta de Otsogorri (1.794 m.), Otsogorrigaina (1.923 m.), Xardekagaina (1.893 m.), Binbaleta, Urdaite (1.416 m.), Pico Cortaplana (1.696 m.), Lakora (1.877 m.), Arrahandia (1.656 m.), etc. Todos estos aportes hídricos se unen configurando las Caves de Larrau y de Santa Engracia, las cuales discurren aprovechando las estructuras sinclinales del mismo nombre.

En este tramo adoptan un trazado general O-E, en el primer caso y, E-O en el segundo, aunque paulatinamente van incurvando sus cauces hasta adquirir un trazado predominantemente S-N. Lentamente, a medida que nos desplazamos hacia el N., el relieve pierde vigor, aunque todavía en los Macizos de Iguntze y Mendibeltza se sitúa por encima de los 1.000 m., tal y como podemos observar en Odeizu Gaine (1.613 m.), Negumendi (1.307 m.), Col de Hurzere (1.445 m.), Col de Lataillade (1.425 m.), Col de Mehatze (1.383 m.), Pico Xardeka (1.555 m.), Pellusegaine (1.594 m.), etc. algo más baja se dispone la cobertera posthercínica, aunque todavía se detectan cotas importantes: Mendibel (1.411 m.), Pic des Escaliers/Har Sudurra (1.472 m.), Jora (1.069 m.), Iguntze (1.387 m.), Legorre (1.359 m.), Bizkarrules (1.017 m.). Es precisamente aquí, en el Bois de Jora donde las Caves de Larrau y Santa Engracia unen sus caudales, configurando la Cave del Saison. Hasta Licq-Athérey, el valle sigue siendo estrecho y escarpado, estando dominado por los relieves paleozoicos de los Macizos Hercínicos de Iguntze y Mendibeltza. Sin embargo, una vez atravesados éstos, el paisaje se resuelve mediante una serie de alineaciones montañosas carbonatadas, de dirección general E-O, colinas y valles fluviales más o menos amplios. El relieve rara vez supera los 1.000 m., excepto en Arbailles, donde pueden alcanzarse los 1.271 m. (Bohokortia, 1.214 m.; Ibar Naba, 1.012 m.).

Aguas abajo de Licq-Athérey, el Saison comienza a modelar un amplio valle que alcanza dimensiones considerables a partir de Tardets-Sorholus. Son relativamente abundantes los depósitos aluviales, pudiendo destacar tanto conos de deyección (zonas montañosas y en cabecera), como depósitos fluvioglaciares y terrazas fluviales. Los depósitos más antiguos pertenecen al Riss y están representados por una terraza ubicada a 20-30 m. por encima del cauce actual. Por debajo se desarrollan 3 niveles würmienses que configuran sendas terrazas fluviales ubicadas a 2-5 m., 10-12 m. y 15-20 m., respectivamente. Una vez rebasadas las alineaciones calcáreas de Arbailles (sumamente rocosas y escarpadas) y de Begoze, el relieve pierde rápidamente vigor, dibujando un paisaje de colinas de escasa altitud (300-500 m.), separadas por valles más o menos amplios que acaban enlazando con las Landas. Únicamente algunos relieves residuales más duros generan apuntamientos rocosos de moderada altitud (500-600 m.).

  • Características morfoestructurales

Estructuralmente, el espacio estudiado se inserta dentro de la macrounidad denominada Pirineos y más concretamente, se desarrolla a caballo entre el eje axial bercínico, los Subpirineos o contrafuertes pirenaicos y las Altas Sierras Interiores (Prepirineos). Desde un punto de vista geológico, es un territorio complejo, constituido por una serie de unidades morfo-estructurales de constitución y estructura netamente contrastada. Estas unidades se suceden presentando una dirección general ESE-ONO, coincidiendo con las principales alineaciones de la cadena Pirenaica. Todo el conjunto se organiza en torno a los Macizos Paleozoicos Vascos, que no son sino una parte del primitivo eje axial pirenaico surgido como consecuencia de la Orogenia herciniana, durante la era Carbonífera. En el caso que nos ocupa estos Macizos paleozoicos están representados por los Macizos de Iguntze y Mendibeltza, ambos ubicados en el sector meridional del territorio.

El conjunto pirenaico adopta un dispositivo general E.-O., desarrollándose desde la cabecera de Arpideko Ibarra, hasta Iratiko erreka y desde el conjunto de crestas que articulan la frontera entre los estados español y francés (Bizkarze-Orhi-Lakora-Arrahandia), hasta el tramo medio del río Saison. Esta macrounidad, ha experimentado una larga evolución morfoestructural ya que su formación se inicia durante el Paleozoico superior (Orogenia herciniana) viéndose afectada posteriormente por la tectogénesis alpina (plegamiento pirenaico) durante el Paleoceno, Eoceno y Oligoceno, responsable de la deformación del conjunto herciniano. Todo ello, nos permite diferenciar dos subunidades de características contrastadas, que son el eje axial pirenaico y los Prepirineos. Estos últimos, están constituidos a su vez por las Altas Sierras Interiores, la Depresión Media Prepirenaica y las Sierras Exteriores.

· Eje axial pirenaico

Puede definirse como la línea maestra que vertebra la alineación pirenaica. Se identifica con el primitivo umbral herciniano surgido a finales del Carbonífero que fue afectado, posteriormente, por los movimientos secundarios mesozoicos y, sobre todo, por la orogenia alpina. Litológicamente, el eje esté formado por una potente serie de materiales flysch de edad Devónico superior-Carbonífero inferior, constituido por pizarras, cuarcitas y grauvacas con intercalaciones de liditas, brechas y conglomerados. En algunos puntos, aflora el Ordovícico y el Silúrico, pudiendo identificarse cuarcitas, esquistos negros, areniscas, dolomías y calizas, presentando todo el conjunto una potencia media de más de 1.900 m. Un análisis más detallado de estos materiales pone de manifiesto que el Ordovícico está representado por esquistos micáceos y cuarcitas (un interesante corte se observa en la iglesia de Santa Engracia). Por encima, se desarrollan los denominados esquistos con Graptolites del Ghotlandiense (Silúrico), constatándose varios cortes interesantes al N. de Santa Engracia. El Devónico alcanza un mayor desarrollo, habiéndose formado en un mar cálido, limpio y poco profundo, de ahí que predominen los materiales carbonatados. En la base (Devónico inferior), encontramos, en el Macizo de Mendibeltza, esquistos, areniscas, grauvacas y calizas con abundantes restos de crinoides, briozoos, pólipos y braquiópodos (particularmente famosos son los Spirifer). El Devónico medio, está constituido por calizas y calcoesquistos negros, mientras que el Devónico superior es francamente calizo.

En otros puntos, el Devónico está constituido por una potente serie (más de 100 m.) de esquistos arenosos negros, a menudo micáceos, con pasadas de calizas arenosas. Características similares se observan en Iguntze, aunque en este caso los espesores son sensiblemente inferiores. El techo del Devónico (Fameniense superior), está formado por las denominadas "calizas Griotes", que no son sino unas calizas de aspecto noduloso o amigdaloide y de color rojizo o verdoso. El Carbonífero está representado por esquistos negros, jaspes y liditas (base del Carbonífero: Viseense-Tournaisiense). Sobre ellos se observan más de 150 m. de calizas negras (Macizo de Mendibeltza, circo de Odeizakia y en Iguntze), esquistos arenosos gris verdosos o beiges y calizas con crinoides. El Namuro-Westfaliense, está constituido por esquistos y areniscas rojas micáceas. Buenos cortes de estos materiales pueden observarse en la caseta de aduanas de Santa Engracia, en el puerto de Lataillade, en Benou.

El Pérmico se dispone discordante sobre los materiales mencionados anteriormente (Bosque de Arboti), estando constituido por pelitas, areniscas y conglomerados. El eje axial o axil no constituye un afloramiento continuo, puesto que durante la transgresión del Cretácico superior, éste fue invadido por el mar depositándose sobre él materiales diversos que lo han fosilizado, al menos, parcialmente, de ahí que a comienzos del s. XXI los afloramientos paleozoicos constituyen una serie de macizos aislados entre los que podemos destacar el Macizo de Mendibeltza y el de Iguntze. Ambos han sido afectados por las orogenias herciniana y alpina, pudiendo reconocerse, al menos, tres fases de deformación y numerosas fracturas tardihercínicas que generan un relieve complicado y de marcado carácter estructural. Como ya hemos señalado anteriormente, predominan los materiales del Ordovícico, Silúrico, Devónico y Carbonífero inferior, destacando las cuarcitas, esquistos, areniscas, dolomías, calizas y grauvacas. Esta unidad se dispone cabalgando la denominada unidad occidental de Heddebaut (1.975), ya que el Devónico inferior se sitúa en diversos puntos sobre el Carbonífero. En ambos casos, las estructuras de los macizos de Iguntze y Mendibeltza están fosilizadas por una potente masa de pudingas cretácicas que se conocen bajo el calificativo de "pudingas de Mendibeltza". Éstas, están muy bien representadas en el macizo del mismo nombre, cubriendo todo su frente N.: Mendibel (1.411 m.), Xardeka (1.440 m.), Pic des Escaliers/Har Sudurra (1.472 m.), etc. La estructura tectónica es muy compleja, sobre todo en Mendibeltza donde destacan los sinclinales de Arratzolate, Irati y valle del Thirro.

Se combinan pliegues longitudinales y accidentes transversales de fractura o de hundimiento y elevación del eje de los pliegues. El desigual comportamiento de los materiales paleozoicos ante los procesos erosivos, determina el desarrollo de un relieve diferencial muy neto. Los esquistos, poco resistentes y fácilmente meteorizables, suelen dar formas suaves y de moderada altitud, mientras que las calizas y cuarcitas van a constituir relieves vigorosos con amplios escarpes que dominan las cabeceras y los valles encajados que atraviesan o drenan estos espacios. En las zonas más altas (por encima de los 1.000 m.), son frecuentes los derrubios de origen frío que parecen señalar la existencia de un dominio periglaciar durante las crisis frías cuaternarias. Los materiales permotriásicos, acumulados en torno a los núcleos paleozoicos configuran una serie de relieves monoclinales (tipo cuesta/cresta), tal y como se observa en Sarrantholatze, Mendibeltza, Harburieta... Estos monoclinales se disponen dominando una serie de depresiones tectónico-erosivas, (cuyo fondo está tapizado por materiales aluviales) y corredores excavados por la erosión a expensas de los materiales triásicos: Santa Engracia, Etxebar, Larrau...

En general, estas depresiones se han desarrollado en zonas fracturadas, siendo esencial la disolución de los materiales yesíferos del Triásico en su modelado. A pesar de la moderada altitud media del conjunto paleozoico, el glaciarismo ha dejado una serie de huellas dispersas por el territorio. Así, Viers (1990) señala que pueden identificarse una serie de circos cuya génesis parece estar relacionada con una sobrealimentación nival. En todos los casos se trata de pequeños circos que pueden haber alimentado alguna reducida lengua glaciar dejando diversas acumulaciones morrénicas de escaso tamaño. Todos estos vestigios glaciares se sitúan por debajo del límite de la nieve perpetua (durante el Würm), por lo que su formación parece estar relacionada con una buena alimentación nival en condiciones hiperhúmedas que compensaban la ausencia de bajas temperaturas. Los depósitos dejados por estos glaciares se localizan a altitudes que oscilan entre los 900 y 1500 m.s.n.m. En la zona de Iguntze y Mendibeltza destaca el relieve estructural Apalachense, dibujándose una serie de crestas y crestones cuarcíticos, conglomeráticos o calcáreos de edad Triásica y Mesozoica, que hacia los bordes determinan un monoclinal de frente disimétrico y escarpado. En medio, se desarrolla la depresión de Atharratze-Sorholüze drenada por el río Saison.

· Prepirineos

Los relieves prepirenaicos se disponen adosados al eje axial y están constituidos por materiales Mesozoico-Terciarios, plegados y deformados por la orogenia alpina. Esta subunidad se desdobla en dos alineaciones montañosas: una, interna, donde se localizan las máximas alturas del País Vasco y que recibe el nombre de Altas Sierras Interiores, y otra, externa, no representada en la zona de estudio, que se conoce con el nombre de Sierras exteriores prepirenaicas. Litológicamente, el Mesozoico se inicia con el período Triásico, el cual aflora ampliamente en la zona de estudio: Bois d'Arboti, Santa Engracia, Larrau, Belozkarre, Etxebar, Col de Sudu, etc. Litológicamente, podemos encontrar argilitas, psamitas y areniscas rojo vinosas, así como areniscas y cuarcitas blancas o rosas salmón, en gruesos bancos y areniscas conglomeráticas. Su origen está vinculado a la destrucción de los primitivos macizos Paleozoicos Vascos bajo condiciones climáticas sumamente áridas.

Sobre estos materiales encontramos calizas grises, calizas margosas, margas, calizas dolomíticas y dolomías, lo que nos sugiere que en estos momentos tuvo lugar una fase transgresiva que cubrió estos espacios por un mar de escasa profundidad. El Triásico concluye mediante una importante fase regresiva, quedando amplios espacios cubiertos por lagos salados, en los que se acumulan ingentes masas de arcillas abigarradas verdes o rojo vinosas y yesos (Keuper). Al mismo tiempo, tienen lugar diversas manifestaciones volcánicas, conformándose importantes masas de ofitas, muy bien representadas en los alrededores de Larrau y en el sinclinal de Santa Engracia. El Jurásico aflora en los mismos puntos reseñados anteriormente. Está constituido por brechas, dolomías y margas, pudiendo destacar los afloramientos situados al N. de Mendibeltza y más concretamente, entre la plataforma de Belozkarre y el pico Behorlegi. Sobre ellos se dispone el Lías inferior, constituido por calizas, brechas y dolomías (valle del río Saison).

El Lías medio se observa en el anticlinal del Alto Biduze, pudiendo destacar las calizas, calizas margosas grises o negras y las calizas sublitográficas. Por último, el Lías superior está formado por calizas margosas y margas. El resto del Jurásico presenta la siguiente secuencia (tomada del Macizo de Arbailles): calizas negras (Pic de Belxu), margocalizas de color oscuro, margas esquistosas grises (margas de Hosta), calizas litográficas, etc. El Cretácico está muy bien representado, pudiendo destacar el Aptiense inferior y Neocomiense del Macizo de Arbailles, donde se observa una alternancia de calizas arcillosas, conglomeráticas o margosas. Podemos destacar también, las calizas urgonianas del Albiense superior, bien representadas en Sum de Liorri y en el Pico de Sudu. El Albiense puede estudiarse en la selva de Arbailles, identificándose margas negras con intercalaciones de brechas y calizas. Mención especial merecen las "pudingas de Mendibeltza", de edad Albo-Cenomaniense. Afloran ampliamente al N. de los Macizos Paleozoicos, constituyendo una serie de masas rocosas de aspecto ruiniforme. Podemos citar, entre otros, los afloramientos del Bosque de San Joseph, Negumendi, Lakora, Pic de Issarbe, al N. de Licq-Athérey, etc. Estos materiales articulan los impresionantes relieves del pico Mendibel, del pico Xardeka, del Pic des Escaliers/Har Sudurra y del Bosque de Gerrendoi. En Iguntze, configuran los apuntamientos rocosos del N. de Larrau, del bosque de Azkarai, del Pico de Iguntze, Legorre y Bizkarrules.

Hacia el N., las pudingas de Mendibeltza desaparecen siendo sustituidas por un flysch esquisto-arenoso, muy bien desarrollado en la orilla derecha de Lauribar. El Cenomaniense inferior está compuesto por un flysch margoarenoso, por un flysch arcillo-arenoso y por pudingas. El Cenomaniense medio y superior, presenta un flysch margo-calizo, así como intercalaciones calizas y conglomeráticas. En ambos casos, el flysch aflora ampliamente en el sinclinal de Roquiague (entre el valle de Joos y el del río Saison), así como en Musculdy, Col de Oskix y Ordiarp. En el borde N. de Mendibeltza, se observan las denominadas brechas rosas de Erroimendi, de edad Turoniense y Cenomaniense superior. El Coniaciense está representado por un flysch en el sector septentrional y por calizas masivas en el sector meridional de Mendibeltza. Eventualmente, presenta intercalaciones conglomeráticas. El Santoniense está constituido por la brecha de Ibarrondoa (borde meridional de Mendibeltza, desde el Bosque de Zarrantolatze hasta el valle de Irati), la cual presenta una potencia media por encima de los 100 m. El Campaniense-Turoniense configura las denominadas calizas de los cañones, las cuales se presentan constituyendo una vasta cúpula que rodea la terminación oriental de la zona axial, conformando un amplio glacis, tal y como puede observarse en el extremo suroriental de Zuberoa.

Dadas las características litológicas de estos materiales, junto con las elevadas precipitaciones registradas en esta zona y la intensa fracturación de los materiales, se ha desarrollado un importante karst, así como profundos cañones, entre los que podemos destacar el de Uhadjarre o Ehujarre, Arpidia... Hacia el O., las calizas desaparecen bajo el flysch, aflorando únicamente en los grandiosos cañones de Kakueta, Sant Laurent y Holtzarte-Olhadubi, así como en el valle de Santa Engracia. El Maastrichtiense y el Campaniense están representados por un flysch esquistoso-arenoso y por los denominados calcoesquistos con "Navirelles". El Daniense está compuesto por calizas blancas conglomeráticas (Sinclinal del Orhi), asociadas a calcoesquistos y a calizas de grano lino. El Terciario (Montiense-Luteciense inferior), aflora únicamente en el sector meridional de Zuberoa, pudiendo destacar las calizas negras con pasadas calcoesquistosas, bien representadas en el conjunto de relieves que articulan la divisoria de aguas Cantábrico Mediterranea (Altas Sierras Interiores) y la línea fronteriza entre los estados español y francés.

Sobre estos materiales se dispone el flysch calcáreo Landeniense, tal y como se observa en la Alta Zuberoa y más concretamente en los sinclinales colgados del Orhi, del puerto de Belhai, de Xardeka y de Pixta, así como en el sinclinal de Otsogorrigaina, Gaztarria y del puerto de Betzula. Este complejo flyschoide está formado por margas de color rojizo, alternando con calizas grises sublitográficas y con calizas más claras. Por último, encontramos las calizas nummulíticas del Luteciense inferior, tal y como se observa en el sinclinal colgado Eoceno, cuyo eje se sitúa siguiendo la cresta fronteriza que desde el Otsogorri se prolonga hasta el puerto de Larrau. Son calizas organógenas que forman la cresta del Otsogorri, el pico Gaztarrigaina, las cimas del puerto de Larrau y de Betzula. En estas zonas, son particularmente abundantes los movimientos en masa, tal y como se observa al O. de Otsogorrigaina, al N. y al E. de Gaztarrigaina, al E. de Larrau, en la vertiente suroccidental del Orhi, en Navarra, etc.

Dentro de las Altas Sierras Interiores, podemos destacar las siguientes unidades morfoestructurales:

a) Cobertera cretácica y nummulítica de la Zona Axial. Bajo esta denominación englobamos el complejo de calizas supracretáceas (Cenomaniense-Campaniense) y el flysch esquistoso-arenoso con Orbitoides (Campaniense-Maastrichtiense) que configuran las altas sierras pirenaicas (Prepirineo), fosilizando parcialmente los Macizos Paleozoicos Vascos (se dispone discordante sobre ellos). Como ya hemos señalado anteriormente, el sector más oriental dibuja una vasta cúpula regular y de la zona axial, dibujando un amplio glacis (sector suroriental de Zuberoa). Toda esta zona está intensamente fracturada, desarrollándose dos conjuntos de fracturas de dirección general E-O y NE-SO. Hacia el O., el intenso desmantelamiento erosivo del flysch esquistoso-arenoso ha exhumado las calizas, modelándose una serie de profundos y espectaculares cañones fluvio-nivo-kársticos. De E. a O. podemos reseñar los cañones de Holtzarte, Kakueta, Uhadjarre o Ehujarre y Saint Laurent. Más al O., sobre los materiales Cretácicos se disponen las calizas Danienses y Montienses, el flysch calcáreo Landeniense y las calizas Nummulíticas del Luteciense inferior.

Estructuralmente, toda esta zona se resuelve mediante una sucesión de pliegues sinclinales colgados, cuyo eje sigue la línea fronteriza que va desde el puerto de Larrau hasta el Otsogorrigaina. La existencia de materiales de dureza contrastada, ha propiciado la inversión del relieve, modelándose una serie de crestas y crestones calizos que superan los 1600 m. de altura. En este sentido, podemos destacar la cresta del Otsogorri, el pico Gaztarrigaina, el puerto de Betzula y el puerto de Larrau. Estos sinclinales colgados se prolongan hacia el O. a través de los materiales Landenienses que articulan los sinclinales colgados del Orhi (2.021 m.), el sinclinal del puerto de Belhai, el sinclinal de Xardeka, el sinclinal de Pixta. Las Altas Sierras Interiores articulan el sector meridional de Zuberoa. Constituyen la cobertera Mesozoico-Terciaria que fosiliza el zócalo paleozoico del eje axial pirenaico.

Estructuralmente, pueden definirse como un complejo anticlinorio desdoblado en varias ondulaciones secundarias, fuertemente plegadas y vergentes hacia el N. Litológicamente, predominan los materiales mesozoicos y terciarios, abundando las margas y margocalizas del Cretácico superior y las calizas, dolomías y margas del Paleógeno. Esta alternancia de materiales de distinta dureza determina el desarrollo de un relieve abrupto y escarpado constituido por imponentes escarpes verticales de varias decenas de m. de altitud, profundamente karstificados, que se disponen dominando pequeñas depresiones excavadas a expensas de los materiales margosos. El predominio de formaciones carbonatadas ha favorecido el modelado de un karst de alta montaña, sumamente contrastado, en el que se mezclan formas exokársticas junto a otras de génesis claramente endokárstica. Todos estos enclaves constituyen amplias zonas kársticas desarrolladas sobre estructuras anticlinales, profundamente fracturadas y diaclasadas. Sobre ellos, la acción del agua de fusión del hielo y de la nieve ha favorecido el desarrollo de un nivokarst de alta montaña. También el glaciarismo ha dejado su impronta en la zona. Podemos destacar el glaciar de fjell de Arres (fuera de la zona de estudio) que durante el würm cubrió la zona de Anielarra-Ukerdi-Mesa de los Tres Reyes.

Esta masa de hielo apenas tenía actividad, aunque de ella partían algunas lenguas, tanto hacia el N. como hacia otros puntos, dejando diversos vestigios glaciares, pudiendo destacar tres arcos morrénicos en el barrio de Urrutia en Santa Engracia, así como una serie de circos tallados en las brechas y pudingas cretácicas de Lakora. Otros vestigios morrénicos han sido descritos por Viers (1.990) en Uhadjarre o Ehujarre y Arphidia (Harrigaina), entre Lakora y el Orhi (Xardekagaina, 1.893 m.; Otsogorrigaina, 1.921 m.). En esta zona, coexisten circos glaciares como los del Orhi con diversas lenguas, tal y como puede observarse en Bizkarze y Otsogorrigaina. En la vertiente septentrional existen glaciares bien alimentados con lenguas de 5-6 km. que han discurrido por los cañones de Kakueta, Holtzarte y Cave de Larrau. Aparecen importantes construcciones morrénicas, algunas de las cuales superan los 1.000 m. de longitud: puente de Olhadubi, Ardane, Betzula, Elixatolatze, etc.

Todas estas acumulaciones han sido atribuidas al período glaciar Wurmiense. Los procesos periglaciares son dominantes en toda la Sierra. La gelifracción favorece la ruptura de la roca formando una serie de bloques angulosos de tamaño variable que se van acumulando al pie de los escarpes rocosos formando conos de derrubios, taludes de derrubios, grezes littés, groizes o vertientes regladas. En general, los gelifractos presentan una morfología aplanada y muy aristosa, disponiéndose en lechos superpuestos, apenas colonizados por la vegetación y sometidos a procesos de reptación. Junto a estas acumulaciones se desarrollan también desprendimientos de paneles rocosos, formándose acumulaciones caóticas de aspecto informe y desordenado. Algunas acumulaciones de interés, se observan al N. y al O. del Pico de Isarbe, entre Etxekoparia y Altzazia, Lakora, Bosque de Aionze.

Estructuralmente, esta zona se identifica con una vasta estructura anticlinal dividida en dos grandes zonas: el área oriental, caracterizada porque el eje axial pirenaico penetra por debajo de las calizas de los cañones o calizas de hipurites; el área occidental, donde la cobertera configura múltiples estructuras de trazado general ONO-ESE, fallas y diaclasas (ONO-ESE, SO-NE y OSO-ENE). En definitiva, la estructura se resuelve mediante una serie de pliegues vergentes al N. y escamas de cabalgamiento, que han sido intensamente fracturadas, quedando limitadas al N. por la falla inversa de Santa Engracia. Por último, los mantos de corrimiento complican aún más la situación, ya que en ocasiones los materiales paleozoicos y Albienses-Santonienses reposan sobre una cobertera más moderna, tal y como se observa en la escama de Lakora. La morfogénesis ha sido y es particularmente intensa en esta zona, pudiendo destacar los procesos kársticos, el periglaciarismo, la dinámica de vertientes y el modelado glaciar cuaternario.

b) Lámina del pico Lakora: puerto de Urdaite-puerto de Erraitze. Esta estructura comporta un zócalo Paleozoico y su revestimiento Cretácico. Litológicamente, destacan los esquistos Gothlandienses, los cuales articulan los escarpes del circo de Heylé Gagné (1.689 m.). Todo este conjunto configura un núcleo anticlinal, constituido por calizas griotes, calizas namurienses y, sobre todo, por las pudingas albocenomanienses, denominadas pudingas de Mendibeltza (cima de Lakora). c) Sinclinal Triásico del Valle de Santa Engracia. Se dispone entre la Cobertera Cretácica y Nummulítica de las Altas Sierras Interiores y el macizo de Iguntze, alargándose en dirección E-O. Si bien se constatan algunos paquetes de Muchelkalk, sobre todo destaca el Keuper arcillo-yesoso, asociado a macizos de ofita, que se alinean siguiendo el eje del pliegue. Todo el conjunto se dispone vergente hacia el N. cabalgando las calizas o el flysch Cretácico. En su borde septentrional, es cabalgado por el Paleozoico de Iguntze. También son frecuentes los klipes de Trías reposando sobre el Cretácico. Hacia el O., el sinclinal desaparece en Otsogorria, aunque vuelve a encontrarse el Trías en el valle de la Gave de Larrau, configurando el sinclinal de Larrau, cuyas características son similares a las descritas anteriormente.

· Contrafuertes pirenaicos, conjunto Nordpirenaico o Subpirineo

El relieve que articula la vertiente septentrional de los Pirineos presenta características distintas a las del conjunto Prepirenaico. En esta zona, el Prepirineo es sustituido por los Subpirineos o Contrafuertes Pirenaicos, que pueden definirse como una serie de alineaciones montañosas de dirección general S-N, que pierden rápidamente altitud hasta enlazar con los relieves que articulan el piedemonte nordpirenaico. En efecto, desde las altas cimas pirenaicas (Pic des Escaliers/Har Sudurra, Bizkarze, 1.656 m.; Sarimendi, 1.484 m.; Pic d'Izar, 1.559 m.; Bohokortia, 1.214 m.; Etxekortia, 1.204 m.; etc.), el relieve pierde rápidamente altitud hacia el N., dibujando una serie de relieves poco contrastados, separados entre sí por profundas incisiones fluviales. Hacia el N., todo el conjunto enlaza con el piedemonte Pirenaico, caracterizado por presentar un típico modelado en colinas de reducida altitud, separadas por amplios valles de dirección NO-SE, que han sido excavados por los ríos (Heurke, Barlako,...) que drenan estos espacios.

Estructuralmente, predominan los materiales Cretácicos, pudiendo diferenciarse el macizo de la Alta Zuberoa, que domina la depresión tectónico-erosiva de Santa Engracia mediante una serie de escarpes calizos profundamente karstificados y desmantelados por erosión. La tectónica es complicada, resolviéndose mediante una sucesión de pliegues anticlinales, sinclinales, pliegues tumbados, fallados y volcados.

· Relieves de la zona subpirenaica propiamente dicha

El elemento rector de este espacio es el amplio corredor erosivo de la cuenca de Tardets, modelado a expensas de las margas albienses. Sin embargo, el sector meridional del citado corredor está accidentado por una serie de cadenas calizas entre las que destaca la del monte Begoze-L'Ahargou-Lexantzümendi (Chapeau de Gendarme)-Etxebar. Puede definirse como un pliegue falla anticlinal, cuyo flanco N. ha sido totalmente laminado.

En el extremo más oriental, se dibujan una serie de monoclinales, -Pic de Argibela-, cuyo máximo desarrollo tiene lugar fuera de la zona de estudio. Al O. del río Saison (es un amplio corredor erosivo excavado sobre materiales margosos), se sitúa la ancha bóveda anticlinal del Alto Biduze, la cual separa la banda de margas albienses de Aussurucq y del puerto de Napale, del sinclinal albiense de Ahuzki y del puerto de Apanize. Se define como una vasta bóveda disimétrica que se cierra periclinalmente hacia el E. En su flanco meridional, las calizas aptienses dibujan un amplio glacis de débil pendiente, únicamente afectado por numerosas fracturas de dirección NE-SO y SSE-NNO. Mención especial merece el Macizo de Arbailles, que puede definirse como el flanco N. de un braquianticlinal disimétrico, cuyo núcleo Triásico se sitúa sobre los esquistos Estefanienses.

El resultado es un paisaje bastante agreste, con alturas por encima de los 1.000 m., tal y como se observa en el Pico Elsarre (1.153 m.), Pico Etxekortia (1.204 m.), Arbailles (1.271 m.), Pico Belhigaine (1.072 m.), etc. Por último, hay que reseñar que el sector septentrional está dominado por el flysch Cretácico superior, configurando las denominadas landas de Barcus, Roquiague y Maule. La estructura es bastante simple, ya que se trata de una serie de anticlinales y sinclinales, entre los que podemos destacar el sinclinal Olorón-Esquiule-L'Hôpital-Saint-Blaise, así como los accidentes de Gotein, del puerto de Sustari (al NE de Tardets) y del valle del Joos. Hacia el N., y a excepción de algunos pequeños relieves aislados, los contrafuertes enlazan con el piedemonte pirenaico. El paisaje se resuelve mediante una sucesión de colinas, pequeñas depresiones y amplios valles. Litológicamente, alternan las calizas y areniscas con el flysch y las molasas.

El eje fluvial de Zuberoa es el río Uhaitzandi o Saisón, que, en sus 74 kms. de curso atraviesa Zuberoa de Sur a Norte, pasando por su capital Mauléon. La divisoria de aguas en la región Ahuzki posee una notable particularidad ya que se halla condicionada por dos pliegues orientados Norte-Sur y Oeste-Este que, esquemáticamente, se cruzan en el Har Sudurra / Pic des Escaliers. En cada uno de los sectores así delimitados brota un torrente y los cuatro se separan en direcciones opuestas componiendo sendos cursos de agua, tres de los cuales no se reencuentran hasta Bayona: Apurra-Saison-Gave de Pau-Adour; Laurhibar-Nive-Adour; el Irati-Aragón-Ebro; Larrau-Saison-Apurra-Gave de Mauleón-Adour. La red de riachuelos que recoge las aguas de la cuenca alta de Zuberoa (Alta Soule) converge en dos ríos principales, en el Urdaite'ko Uhaitza, o, río de Sainte-Engrâce y en el Larrañe'ko Uhaitza, o río de Larrau. La acción disolvente de las aguas de lluvia y subterráneas ha marcado profundos cañones en la roca calcárea de esta zona. Los montes comprendidos entre Arlas, Larra, Eraize y Lakora han formado las gargantas de Uhadjarre o Irarxar y Kakueta en la parte de Santa Engracia.

El cañón de Kakueta tiene unos 5 kms. de longitud y está formado por el torrente que nace al pie del collado de Urdaite. Sus paredes tienen hasta 550 metros de altura y el lugar más estrecho es de 3 a 4 m. Su recorrido es interesantísimo e impresionante, habiendo varias grutas y cascadas. El desfiladero de Uhadjarre, que comienza a sólo 500 metros de Sainte-Engrâce tiene una longitud de unos 3 kms. Es más ancho que Kakueta, pero de más grandiosas proporciones. Aquí los acantilados calcáreos se elevan hasta 1.500 m. de altura y las paredes verticales de 300 a 600 metros. En la parte de Larrau se halla la garganta de Holtzarte a la que se entra por el puente de Laugibar. A 1,6 kms. se bifurca: al SE. el cañón de Olhadubia, al S.O. el de Ibiharka. El cañón de Olhadubia tiene 1.800 m. de longitud y presenta grandiosos acantilados. En algunas partes son de 300 m. de altura y sus paredes casi se tocan en su parte superior. Hay un lugar donde un bloque de piedra obstruye el alto techo. En la semioscuridad, la luz verdosa sube por sus paredes produciendo una extraña impresión.

El cañón de Ibiharka tiene 1.600 m. de longitud. Termina en una bifurcación, el barranco de Pixta al S. y el Olhado al O.-SO. En este último se destacan las grandiosas rocas violáceas de Mankatxak. Antes de llegar a Licq, se le unen el Larrañe'ko Uhaitza y el Urdaite'ko Uhaitza, formado el Uhaitzandi o Saison propiamente tal. A la altura de Alos, cerca de Tardets (Atharratze), el Uhaitzandi recibe las aguas del Apurra. En las proximidades de Mauléon las de la zona de Aussurucq y Ordiarp, siempre por su lado izquierdo, sin ser objeto de más aportes hídricos de importancia se junta con el Gave de Oloron en Autevielle y formando un solo curso de agua que desemboca al Gave de Pau y el Adour cerca de Peyrehorade. Nace también en el solar suletino el río Biduze, concretamente en las estribaciones del macizo de los Arbailles, en las proximidades de Hozta, en un pequeño lago subterráneo del pico de Belxu en los límites de Zuberoa y la Baja Navarra, orientándose decididamente hacia este territorio.

El clima de una región es el resultado del conjunto de condiciones atmosféricas que se presentan habitualmente en ella a lo largo de los años. Este término suele definirse como la sucesión habitual de tipos de tiempo. La importancia del clima, es evidente, puesto que determina el tipo y el desarrollo de la cubierta vegetal, controla la formación de suelos, aporta el caudal hídrico de los cursos de agua y de los acuíferos kársticos, determina el desarrollo de procesos erosivos y movimientos en masa, controla la dispersión de contaminantes atmosféricos y, en general, determina el lavado de la superficie terrestre. Su influencia sobre las actividades económicas es patente, destacando su incidencia sobre la agricultura, industria y sobre los asentamientos humanos. Los principales rasgos que caracterizan el clima de Euskal Herria en general y de Zuberoa en particular, son el resultado de la interacción de una serie de factores y elementos meteorológicos de índole muy diversa, entre los que podemos destacar:

a) La posición latitudinal del País Vasco en el S. del continente europeo -dentro de la zona templada-, aunque muy cerca ya de las altas presiones subtropicales, lo que determina la circulación de masas de aire de características contrastadas.

b) El peculiar dispositivo topográfico de las principales alineaciones montañosas, las cuales dificultan la penetración de las masas de aire húmedo y del flujo del O. La orografía incide decisivamente en el clima, tanto a la hora de explicar la diversidad de matices como al comprender la distribución de las precipitaciones.

c) Su localización en la fachada occidental del continente europeo determina que este espacio se vea afectado por el flujo del O., llegando hasta nosotros masas de aire húmedo de origen atlántico, capaces de generar importantes precipitaciones. Este espacio es afectado por el "jet" polar y por las borrascas ondulatorias del frente polar. Capel (1.983) señala

"que si bien el País Vasco Cantábrico no se encuentra en un área afectada por el chorro polar, en cambio queda bajo la influencia de vórtices ciclónicos que se desgajan al S. de la corriente principal que en rápidos desplazamientos se dirigen en movimientos meridianos de N. a S.. No cabe duda que existe una estrecha relación entre la corriente en chorro y las perturbaciones del frente polar".

d) La mayor temperatura de las aguas del mar en el vértice oriental del Golfo de Bizkaia, durante la mayor parte del año. Las masas de aire en contacto con ellas, -cálidas e inestables-, generan importantes precipitaciones cuando son empujadas por suaves vientos del N. o N-O., y chocan con los importantes relieves pirenaicos situados más al S. En definitiva, podemos diferenciar dos tipos climáticos de características netamente contrastadas: la variedad oceánica litoral (litoral fresco o de fachada occidental), abierta a las influencias marítimas, y la variedad de montaña o subpirenaica, desarrollada por encima de los 1.000-1.300 m.. Desgraciadamente, la falta de observatorios meteorológicos en la zona de estudio nos obliga a utilizar datos procedentes de estaciones más o menos próximas situadas más o menos próximas al territorio de Zuberoa.

  • Tipos climáticos

Todos estos rasgos determinan los siguientes tipos climáticos:

·Clima oceánico o clima atlántico

Esta variedad climática caracteriza a la mayor parte del territorio de Zuberoa, quedando fuera los enclaves montañosos situados por encima de los 1.000-1.300 m., los cuales presentan ya rasgos típicos de montaña. El clima oceánico litoral se caracteriza por su marcada homogeneidad térmica -temperaturas moderadas en invierno y suaves en verano- y por sus elevadas precipitaciones, constatándose únicamente algunas diferencias entre las zonas bajas y los puntos más elevados. Según la clasificación propuesta por Köppen, estamos ante un clima mesotermal húmedo (Cfb). Es un clima templado, sin estación seca, presentando una buena distribución de las precipitaciones a lo largo del año, con un máximo otoño-invernal muy nítido y un mínimo estival acusado. Los valores pluviométricos superan los 1.400-1.500 m. anuales, pudiendo alcanzarse incluso cifras por encima de los 2.000-2.200 m. (en las zonas más altas situadas al S. de Zuberoa). A escala global, las precipitaciones se incrementan paulatinamente de N. a S., aunque es el relieve el elemento fundamental que explica su distribución. Algunos registros de estaciones periféricas nos presentan valores elevados de precipitación, tal y como se observa en Biarritz con 1.457 m., Anglet-Parma, con 1.483 m., Saint-Jean-Pied-de-Port supera los 1.500 m y Mauléon los 1.700 m.

El exceso anual de lluvias se explica en virtud de la proximidad del mar Cantábrico y de la orientación del relieve, ya que la disposición zonal (E-O, NO-SE y SO-NE) de las sierras vascas interfiere la trayectoria del flujo general del O., provocando importantes precipitaciones. Al margen de los elevados registros pluviométricos, esta variedad climática oceánica se caracteriza por presentar una buena distribución de las precipitaciones a lo largo del año, constatándose un máximo otoño-invernal muy nítido y un máximo secundario en primavera (normalmente en abril o en marzo). Diciembre suele ser el mes más húmedo (en algunos observatorios es noviembre), mientras que el menos regado es, en todos los casos, julio. Estos máximos otoño-invernales están ligados a perturbaciones de carácter frontal y origen Atlántico. Llama la atención la importante variabilidad mensual, anual y estacional de las precipitaciones, hasta tal punto que los valores estadísticos medios no se ajustan a los valores reales, existiendo años anormalmente secos, junto a otros excesivamente húmedos.

Estas precipitaciones se producen en un elevado número de días, oscilando éstos en torno a los 180. Estos valores son típicos de los climas oceánicos y nos indican la gran importancia que tienen las precipitaciones suaves o moderadas (sirimiri). Tampoco son raros los períodos cortos de lluvia intensa, pudiendo recogerse cantidades importantes de precipitación en reducidos intervalos de tiempo. La variedad oceánica litoral se caracteriza por presentar una buena distribución de las precipitaciones a lo largo del año, no existiendo ningún mes seco, constatándose un máximo otoño-invernal muy nítido, siendo noviembre y/o diciembre los meses más lluviosos del año. Durante el invierno se produce un importante decremento de los valores de precipitación, ya que en estos momentos el País Vasco queda bajo el influjo de los anticiclones fríos continentales, los cuales dificultan la penetración de masas de aire húmedo. Este hecho, determina la oclusión de los frentes y el desvío de la corriente del O. hacia el N-O., con lo que el flujo de componente S-O. produce una cierta sombra pluviométrica en la vertiente septentrional de los Pirineos. A pesar de todo, las precipitaciones son todavía importantes y están ligadas a la llegada desde el O. de largas familias de frentes.

El buen tiempo aparece vinculado a vaguadas del "jet stream", -las cuales adoptan una clara orientación meridiana encauzando masas de aire polar continental, frío y seco-, y a los anticiclones oceánicos de fin de familia. En primavera, las precipitaciones aumentan, debido al desbloqueo de la situación anticiclónica continental mencionada anteriormente y a la llegada de depresiones del O. Al mismo tiempo,

"frecuentes coladas de aire polar descienden hacia Francia y el Mediterráneo, rolando flujos del N. y del N-O. que provocan lluvias en el País Vasco. La débil corriente zonal contribuye a que estas bolsas frías meridionales queden estranguladas y separadas del flujo norteño del O., con lo que la situación se prolonga durante más días"

(Uriarte, 1.983).

En verano, el Golfo de Bizkaia queda bajo el influjo del Anticiclón de las Azores, canalizando hacia el País Vasco vientos de componente N. que al ponerse en contacto con las aguas cálidas del extremo oriental del Cantábrico, generan masas de aire húmedo y cálido que al penetrar en el interior provocan precipitaciones. A veces, el Anticiclón de las Azores engloba el País Vasco emitiendo una apófisis que impide la penetración de masas de aire húmedo, imponiendo unas condiciones de suma estabilidad. Lentamente, esta situación va perdiendo fuerza y ya en agosto y septiembre las lluvias se hacen más abundantes, (máxima inestabilidad de las masas de aire en contacto con un mar caliente). A partir de agosto, los frentes fríos que ocasionalmente llegaban hasta las costas vascas, se hacen más frecuentes, produciéndose importantes precipitaciones. El otoño, se caracteriza por la alternancia de largos períodos de buen tiempo, con otros muy lluviosos.

En estos predominan las masas de aire polar, capaces de generar frentes muy activos que a su vez producen importantes precipitaciones, pudiendo definirse como lluvias frontales reforzadas por la orografía. Octubre goza de períodos secos, aunque a finales de este mes se restablece la circulación zonal, -descenso del jet stream y del frente polar-, generalizándose los frentes y borrascas del N. y N-O. El clima oceánico se caracteriza por la dulzura de sus temperaturas. En efecto, como señala Mounier (1.979),

"la primera originalidad de las regiones litorales y sublitorales de la fachada atlántica ibérica reside en la ausencia del factor limitante de origen térmico; no hay período frío y el verano aprecia condiciones de suavidad térmica".

Todo ello es debido al alto índice de nubosidad que mitiga la pérdida de calor por irradiación en invierno y evita el calentamiento excesivo en verano. Este hecho, junto con el papel atemperante del mar suaviza los rigores invernales y mitiga los excesos estivales, de ahí que la oscilación térmica anual sea muy baja, situándose en torno a los 12-13°C. En invierno, el País Vasco queda bajo el influjo de masas de aire templado húmedo que dulcifican las temperaturas, actuando la nubosidad como una pantalla conservadora de la temperatura. Este factor se ve reforzado por la corriente cálida del Golfo (la deriva noratlántica), la cual juega un papel fundamental en la suavización térmica de los rigores invernales. En verano, la nubosidad limita la insolación, al mismo tiempo que las masas de aire ligadas a los frentes fríos de las borrascas atlánticas, suavizan las temperaturas. Ambos factores determinan una disminución de las oscilaciones térmicas. Las temperaturas estivales son moderadas, ya que las máximas mensuales de julio y agosto apenas alcanzan los 19°C. Los mínimos termométricos se constatan en diciembre y enero, aunque por lo general ningún mes desciende de 7°C. En definitiva, el análisis de las temperaturas medias nos permite afirmar que los inviernos son moderados y los veranos suaves.

Las temperaturas máximas medias se producen en verano, situándose en torno a los 21-22°C (14-15 de media y 7 de mínima). Las temperaturas medias de las mínimas más bajas, se producen en enero y febrero: 1,0-1,8 en los enclaves más fríos del interior. La media anual de las mínimas se sitúa en 8,6°C. y 5,6°C., respectivamente. Las temperaturas medias de las máximas absolutas se producen durante el verano, oscilando entre los 33,2°C de julio y los 35,2°C de agosto. Durante esta estación también se registran las temperaturas máximas absolutas, superándose, en ocasiones los 38°C. Estos valores tan elevados son provocados por invasiones de aire tropical continental o tropical marítimo de origen Africano que acaban generando olas de calor: 38,7°C en Biarritz. Las temperaturas mínimas absolutas están ligadas a invasiones de masas de aire continental, muy frías y secas. Las temperaturas medias de las mínimas absolutas registran valores negativos en noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo, pudiendo rebasarse incluso los 5 grados bajo cero.

· Clima de montaña o subalpino

El clima de montaña o subalpino es típico de las altas sierras interiores y del conjunto de relieves que articulan el sector meridional de Zuberoa. La práctica inexistencia de observatorios meteorológicos dificulta extraordinariamente cualquier análisis climatológico. A pesar de todo, disponemos de algunos datos que nos permiten reconstruir los caracteres termo-pluviométricos que caracterizan a las zonas montañosas de Euskal Herria. En general, podemos afirmar que las precipitaciones son muy elevadas existiendo una clara correlación entre la altura a la que se ubican las estaciones y el volumen total de las mismas, aunque la orientación y la situación influyen de manera decisiva en el total anual.

Estaciones situadas en Zonas Montañosas
* Refugio de Belagua.
ESTACIÓNALTITUD MEDIAPERÍODO CONSIDERADOPRECIPITACIÓN mm.
SANTA-GRAZI6301951-19702043
IRABIA8001961-19791923
MEZKIRIZ8001964-19801788
BELAGUA*14281979-19801824
ERAIZE14601956-19652750
LIGOLETA15901956-19653330
IRATI13271963-19832148

Si exceptuamos las altas cimas pirenaicas, podemos afirmar que las montañas vascas reciben alrededor de 1800-1900 mm. de precipitación. Registros más elevados se constatan en los observatorios de Eraize y Ligoleta (2.750 y 3330 mm, respectivamente). Este hecho está íntimamente relacionado con la altitud y con la orientación de los macizos montañosos respecto a los flujos y masas de aire dominantes, puesto que estas masas húmedas, al penetrar hacia el S., chocan con esas barreras orográficas, -de dirección general E.-O.-, viéndose obligadas a ascender rápidamente, lo que provoca importantes precipitaciones. Las precipitaciones están muy bien repartidas a lo largo del año, presentando un máximo otoño-invernal, siendo noviembre, diciembre y enero, los meses más lluviosos del año. Un máximo secundario se observa en marzo y abril. Como afirma Mensua, "el desplazamiento de este valor secundario (hacia la primavera) es importante porque permite establecer una diferenciación de regímenes dentro de la propia variedad de montaña. En Isaba (Roncal), -extensible también a Santa Engracia en Zuberoa-, el 60% de las precipitaciones anuales se recogen entre los meses de diciembre a mayo".

Particularmente importantes son, -sobre todo por encima de los 1.000 m.-, las precipitaciones en forma de nieve: en Irati esta cifra se eleva a 34 y en Larrun a 50. Las nevadas pueden producirse entre los meses de noviembre y mayo, e incluso en junio en las altas cimas pirenaicas. Poco podemos decir respecto a los valores térmicos que caracterizan a esta variedad climática, puesto que apenas existen datos fiables. De cualquier modo, podemos afirmar que los inviernos son largos y rigurosos, con valores mensuales medios en torno a 1 ó 2°C. Lógicamente, en las altas cimas pirenaicas estos valores son negativos, puesto que en ellas la nieve perdura todo el invierno sin fundirse. Viers estima que la temperatura, en el sector Irati-Anie, debe situarse por debajo de los tres grados bajo cero. El clima de montaña alcanza su máximo desarrollo en las zonas altas, donde apenas se supera 1°C. Las temperaturas medias de las mínimas son negativas (4 bajo cero) y las heladas rebasan los 75 días durante la estación. Las precipitaciones superan los 500 mm con más de 45 días de precipitación. El verano es relativamente cálido (13 ó 14°C), aunque experimenta un acortamiento considerable, puesto que ya a mediados de agosto se vuelve desapacible. No puede hablarse de meses secos, puesto que en estos momentos son frecuentes los procesos tormentosos locales.

Todos estos rasgos experimentan fuertes variaciones en función de la gran cantidad de micro-climas locales que existen en este sector, generados por las diferencias en la orientación, -solana y umbría-, exposición, altitud, etc. Es la zona más fría del País Vasco debido a la altura y a su situación septentrional. La temperatura media estacional es muy baja, oscilando entre 1 y 5 grados; lo mismo sucede con la temperatura media de las máximas que presentan valores también reducidos, inferiores a los 9°C. La temperatura media de las mínimas estacional se sitúa próxima o inferior a los 0°C, lo cual nos da una idea del rigor invernal de estos valles pirenaicos. Las heladas son frecuentes, oscilando entre los 40 y 75 días de media anual. Las temperaturas mínimas absolutas se sitúan por debajo de los 15°C bajo cero en los tres meses invernales. Pese a su mayor continentalidad como consecuencia de su situación alejada del Cantábrico, esta zona es muy lluviosa con unos registros invernales en torno a los 400-900 m., produciéndose éstas en un elevado número de días de precipitación. La orientación S-N de los valles y la disposición zonal de las cadenas montañosas favorece la presencia de abundantes lluvias por su buena exposición a los flujos dominantes del invierno. Todo ello determina bajas temperaturas, abundantes lluvias, muchas de ellas en forma de nieve.

El otoño tiene unas temperaturas que oscilan entre los 10 y 12°C, con un máximo en torno a los 16- 18°C y una temperatura media de las mínimas de 4-8°C. Las heladas son frecuentes a partir de noviembre y ocasionales en octubre. El otoño es muy lluvioso debido a la altura, a la exposición respecto a las situaciones de segundo y tercer cuadrante y a las gotas frías, lo que determina lluvias que oscilan entre los 250 y 450 m., recogiéndose en 25-40 días. Los Altos Pirineos Orientales son los más fríos (10°C), con temperaturas mínimas muy bajas y heladas frecuentes. Son observatorios muy lluviosos debido al predominio de vaguadas y gotas frías reforzadas por la orografía. El verano se caracteriza por registrar temperaturas medias estacionales entre los 16-18°C. La proximidad a los medios marítimos se manifiesta en una temperatura media de las máximas estacionales moderada/alta (23-26°C) y una mínima estacional entre 9 y 12°C. No son extrañas máximas absolutas elevadas (35°C), así como mínimas absolutas por debajo de los 5°C. La situación latitudinal septentrional junto al Cantábrico Oriental y la orografía bien orientada a los flujos dominantes favorecen el desarrollo de importantes precipitaciones, no pudiendo hablarse de sequía estival, -excepto en algunos enclaves más protegidos-, constatándose entre 20 y 30 días de lluvia. Los Altos Pirineos Orientales son los más fríos, con temperaturas medias inferiores a los 16° (mínimas de 9 y máximas de 23°) y precipitaciones en torno a 160 mm. (20 días de lluvia). Por último, la primavera presenta situaciones intermedias entre el verano y el otoño.

El espectacular karst de Larra, centrado históricamente en torno a la Piedra de San Martín y la sima Lepineux, se desarrolla en una extensión de más de 140 kilómetros cuadrados y una profundidad, a fecha de 2003, de más de 1.400 metros. Se ubica principalmente en los términos de Urdatx/SantaGrazi (Sainte-Engrâce), en Zuberoa, Isaba, en el Valle de Ronkal, Ansó (en Huesca) y Areta (en Baretous). El agua que recoge la cuenca kárstica origina cuatro sistemas hidrológicos subterráneos en cuanto a lo reconocido hasta la actualidad: el San Vicente (Cueva de Arphidia, Chipi Josetteko Leze Handia, Sima de la Piedra de San Martín, Red de Soudet, Red Lonné Peyret), el San Jorge Sur (BU 56-Las Puertas de Illamina, Sima de la Hoya del Portillo de Larra, BU 4, La Glacière), el San Jorge Norte (Gouffre des Partages, Arrasteliako Ziloa, AN 8, Sima de Ukerdi Abajo, Rede de Anialarra, Sima del Tobozo, Gouffre des Caou Cougues, Z 17, Gorria Lezia, Pozo de los niños, Baïlando Lezia, Sima Apesteguia) e Issaux (Sima de Couey Lotge, sima de Bourrugues, sima Romy, Gouffre de la Comète, Lapasset de Barlagne). En Zuberoa, en el término de Urdatx/Santa-Grazi, se desarrolla la cavidad subterránea de mayor extensión de toda Euskalerria, Arrastéliako Ziloua, en la ladera Norte del pico de Lakora, con casi cincuenta y seis kilómetros explorados (año 2003), y un desnivel de 838 m.

Le siguen, en el mismo término, la cueva de Arphidia, con 22.300 metros de longitud y 720 m. de desnivel; Chipi Josetteko Leze Handia, con tres kilómetros y 513 m. de longitud y 553 m. de desnivel; Trou de Renard, con 3.077 m. de longitud y 208 m. de desnivel; Gorria Lezia, con 750 m de longitud y 431 m. de profundidad. Dada la gran extensión y complejidad de este sistema kárstico, su exploración, topografía y estudio, inicialmente debido a iniciativas aisladas (Martel, en 1909; Max Cosyns, 1935-1940, estudios hidrológicos de F. Ravier, con coloraciones, en los años 50, Lepineux descubre la sima de la Piedra de San Martín) sufre un cambio radical con el desafío de la primera vertical absoluta de más de 300 metros, cuyo descenso se realiza mediante torno en 1951. A partir de este primer descenso, y la muerte en 1952 de Marcel Loubens por rotura del arnés, la multiplicación de los equipos de exploración y la sistematización de campañas anuales hacen que Larra alcance fama mundial. Entre 1956 y 1960 la empresa Electricité de France perfora un túnel, para captación de agua subterránea, que alcanza la llamada Sala de la Verna, de la Sima de San Martín. En su camino tropieza con una pequeña cueva hídricamente activa que, con el paso del tiempo, dará lugar al mayor descubrimiento de la zona: Arphidia. En 1966, Féliz Ruiz de Arcaute, Isaac Santesteban, Max Cosyns, Corentin Queffélec y otros crean el ARSIP (Association pour la Recherche Spéléologique Internationale à la Pierre St. Martin), con sede en Santa-Grazi, para coordinar todas las exploraciones y estudios.

Este año se alcanza el récord mundial de profundidad en la Piedra de San Martín: -1.167 m. Entre 1970 y 1971 se descubre la segunda gran red subterránea Lonné Peyret. En el transcurso de su exploración muere el veterano espeleólogo Félix Ruiz de Arcaute, como consecuencia de las bajísimas temperaturas del agua, al quedar suspendido bajo una cascada. En 1985 se descubre el Trou de Renard y entre este año y 1986, la red de Soudet, con 1.157 m. de desnivel. Este mismo año muere en accidente de aviación otro de los veteranos: Corentin Queffélec. En 1987 ya se llevan explorados más de 20 kilómetros en el complejo de Arphidia, con un desnivel de más de 700 m. Entre 1992 y 2002 se realiza el mayor de todos los descubrimientos: Arrasteliako Ziloua. En el lago de Kakueta se ha comprobado que las surgencias de agua conocidas como Laminako Ziloua y Bentia corresponden a los sistemas hipógeos San Jorge y San Vicente respectivamente.

Un segundo sistema kárstico, el del macizo de Arbailles, con un área aproximada de 165 kilómetros cuadrados, se sitúa al Oeste de Atharratze y sobrepasa los límites de Zuberoa, formando parte del mismo una amplia extensión de la Baja Navarra situada al Este de Behorlegi (Béhorléguy). Abarca en territorio suletino parte de los términos de Muskildi (Musculdy), Urdiñarbe (Ordiarp), Altzürukü (Aussurucq), Ozaze-Zühara (Ossas-Suhare), Gamere-Zihiga (Camou-Cihigue), Altzai-Altzabeheti-Zunharreta (Alçay-Alçabéhéty-Sunharrette) y Lakarri-Arhane-Sarrikotegaine (Lacarry-Arhan-Charritte-de-Haut). De las más de seiscientas cavidades subterráneas catalogadas hasta la fecha podemos destacar: la sima de Nébélé, con más de veinte kilómetros de recorrido explorados, con una profundidad de 200 metros, en Altzürukü; Etxanko Zola, con 7.835 m. de desarrollo, las coloraciones de su curso de agua, al igual que las realizadas en la cavidad de Sinhikole, muestran su reaparición en el lugar llamado Cent Sources, en término de Altzai; Makilako Lezia, en Altzürukü, a los -300 m. la sima de Landanoby, con una profundidad de 210 m. y un desarrollo de seis kilómetros y medio (en Altzürukü, próxima y al Este del pico Sihige (1.193 m); Sinhikole, con seis kilómetros explorados; la cavidad codificada como EX 25, con una profundidad de 366 m. y un desarrollo de más de cuatro km.; la sima Zatorra Ziloa, con una sucesión de pozos que le lleva a alcanzar la cota -629 desde la entrada, siendo su longitud total de 2.600 m. (datos de 2002), en término de Altzürukü; la sima GA 306, en término de Altzürukü, que alcanza los -330; la sima de Otxolatze, con -292 m., y cuyas coloraciones con fluoresceina aparecen en la surgencia de Arhantzeta, en el río Aphurra; Bexanka, en término de Gamere, con casi dos kilómetros de recorrido; Urrutxordokiko Lezia, codificada como OX 655, en el valle de Oxibar, en Gamere, con -230 m.

Siendo el herrialde más pequeño de Iparralde y de Euskal Herria, y el más oriental, Zuberoa presenta un ambiente bioclimático oceánico con toques de continentalidad debido a su emplazamiento. Este hecho condiciona el clima que se caracteriza por tener inviernos largos y rigurosos y veranos cortos y calurosos. Presenta, igualmente, una pluviometría elevada en las zonas altas o de montaña y, debido a su proximidad a los Pirineos, las precipitaciones serán en forma de nieve sobre todo durante la estación invernal. El relieve y la climatología, lógicamente, van a condicionar el paisaje vegetal de la zona, pero también la acción antrópica (acción debida al ser humano), al igual que ocurre en muchos otros lugares, ha dejado una profunda huella en el paisaje zuberotarra. Aún así, y a pesar de ser el herrialde más pequeño, Zuberoa cuenta con la mayor reserva forestal de todo Iparralde con más de 7.600 Ha. repartidas, la mayor parte, entre los importantes bosques que se encuentran en Santa Grazi, Holtzarte, Isarbe, Ithorots, Sarrantolaine, Arbailles, y sobre todo la selva de Irati (que también se extiende dentro del territorio zuberotarra). Por tanto, la naturaleza es el principal protagonista del territorio.

  • Principales formaciones vegetales

Dentro de las especies arbóreas con mayor presencia en este territorio nos encontramos al haya -pagoa- (Fagus sylvatica) constituyendo hermosos bosques que, por lo general, se sitúan en cuotas superiores a los 600 m. de altitud. Estos bosques debido a la frondosidad de sus copas, que retienen gran parte de la luz incidente (aproximadamente el 98% de la luz incidente) van a impedir, en gran medida, el paso de la luz hacia los estratos inferiores lo que provoca un empobrecimiento del sotobosque del hayedo. Debido a la abundancia de precipitaciones que se registran en la zona, se va a producir un lavado de los suelos, lo que delata el carácter mayoritariamente silíceo de la roca adyacente; este hecho hará que predominen los hayedos acidófilos sobre los éutrofos (que son aquellos que se desarrollan sobre suelos más ricos presentando mayor nivel de cobertura y riqueza florística). El tapiz herbáceo de estos hayedos acidófilos, por el contrario, será más pobre en cuanto a especies vegetales. Así, entre las distintas especies asociadas a este tipo de hayedos nos encontramos con el acebo -gorostia-(Ilex aquifolium), el espino albar -elorri zuria- (Crataegus monogyna), el brezo -zurikatxa-(Erica arbórea), las omnipresentes zarzas -laharra- (Rubus ulmifolius) y plantas de porte herbáceo como el helecho común -garoa- (Pteridium aquilinum) y la dedalera -kukuprakak- (Digitalis purpurea) entre otras.

Verdadero paraíso del haya es el bosque de Irati, además de las que junto a los robles y otras especies constituyen importantes bosques mixtos de robles y hayas en lugares como Arbailles, Holtzarte, Orhi, Santa Grazi, etc. En las zonas bajas o medias cuya altitud no supera los 600 metros, como es el territorio de Maule, se encuentra uno de los árboles más característicos de la zona como es el roble común -haritza- (Quercus robur) que ocupa preferentemente suelos de ladera ácidos. Al contrario de lo que ocurre con el haya, las copas de los robles permiten que la luz penetre suficientemente para la vida de muchas plantas que se desarrollan en el estrato inferior, lo que hace que el sotobosque del roble presente una mayor diversidad vegetal. Así, nos encontraremos distintas especies como es el caso de los helechos -garoa- (Pteridium aquilinum y Blechnum spicant), la brecina -ainarra arrunta- (Calluna vulgaris), el brezo -zurikatxa- (Erica vagans), el eléboro -otsababa emea- (Helleborus viridis), la nuez negra -apomahatsa- (Tamus communis), y la verónica (Veronica officinalis) entre otras.

Igualmente, sobre substratos silíceos y preferentemente en exposiciones soleadas aparece otra especie de roble, el marojo -ametza- (Quercus pyrenaica) y que se sitúa, por lo general, entre el piso del roble pedunculado y el del haya. A lo largo de la historia, la madera de los robles ha sido de gran utilidad; así, se ha utilizado para la fabricación de barcos, traviesas de ferrocarril, carpintería, ferrerías... lo que ha provocado una sobreexplotación de los bosques de esta especie arbórea en la zona. En el área potencial del robledal existen bosquetes residuales de castaños -gaztainondoa- que dejan constancia de la importancia de esta especie como fuente alimenticia, gracias a sus frutos, para la población, sobre todo en el pasado, hasta que a finales del s. XIX la enfermedad de la "tinta", provocada por los hongos (Phytophora cambivora y P. cinnamomi), provocara la muerte de gran cantidad de bosques de castaños en toda Europa. En aquellas zonas que presentan un encharcamiento permanente o suelos muy húmedos, se van a dar las condiciones idóneas para algunas especies arbóreas como el aliso -haltza- (Alnus glutinosa), que constituyen, junto a otras especies, la comunidad vegetal típica de las zonas ribereñas como es el bosque galería. De esta forma el caudaloso río Saison -Uhaitzandi- que recorre su valle homónimo, además de otros ríos que atraviesan el territorio de Zuberoa, presenta hermosas alisedas bordeando los cursos de agua.

Al aliso le acompañan muchas veces otras especies arbóreas como el fresno -lizarra- (Fraxinus excelsior), el sauce -zume zuria- (Salix sp) y el avellano -hurritza- (Corylus avellana). Dentro de esta comunidad también tienen importante presencia las lianas de hiedra -huntz arrunta- (Hedera helix) y la nuez negra -apomahatsa- (Tamus communis) que tapizan los distintos árboles que constituyen el denominado bosque en galería. En el ámbito de la montaña, concretamente en el piso subalpino (1.600-2.300 m.) aparecen bosquetes exclusivos de pino negro -pino beltza- (Pinos uncinata) que debido a las frecuentes talas, fuego y sobrepastoreo de antaño han hecho que se produjera un retroceso constante de esta comunidad vegetal en beneficio de otras etapas de sustitución como el denso matorral de rododendro (Rhododendron ferrigenium), el arándano -ahabia- (Vaccinus sp.) y brecina -ainarra arrunta- (Calluna vulgaris). Hoy día y gracias a su ubicación geográfica se mantienen relativamente intactas algunas masas forestales, como ocurre en las montañas de Santa Grazi. De la misma manera, en los bosques de Arboti o de Benho, también en Santa Grazi, se encuentran ejemplares de abeto -izeia- (Abies alba), que también acompaña al haya en la selva de Irati, constituyendo bosques de hayedo-abetal en muy buen estado de conservación a pesar de que durante los siglos XVII y XVIII éstos sufrieran importantes mermas debido a la fuerte explotación maderera para satisfacer las crecientes necesidades de los constructores navales de la región a fin de abastecer a la marina real de la época, así como para su utilización como combustible en las ferrerías.

Otra de las especies arbóreas que aparece en la zona, aunque de forma aislada, es el tejo -hagina- (Taxus baccata) particularmente en el macizo de Arbailles, donde en su parte N. podemos encontrarnos además con bosques de hayedos mientras la cara S. se encuentra prácticamente desnuda ocupada por pastos y landas. Hay que tener en cuenta que el territorio zuberotarra, además de contar, aún hoy día, con importantes zonas arboladas, presenta también el predominio de la landa, que aparece como estado de transición en sustitución del bosque destruido. Esta se origina tras la tala de robledales y marojales, y del hayedo acidófilo en la zona de montaña. La landa acidófila comprende agrupaciones vegetales dominadas por la argoma -otea- (Ulex sp) y el helecho común -garoa- (Pteridium aquilinum) que llega a cubrir las vertientes más empinadas y que regularmente es segada, sobre todo el helecho, para su utilización como cama para el ganado.

Existen lugares donde antaño existían importantes bosques de hayas y en los que hoy domina la landa; tenemos el caso de la referencia toponímica de Phagola. Otra formación característica que domina el paisaje vegetal de la zona son los prados, tanto de diente como de siega, indispensables para la alimentación del ganado. Constituidos, en su mayoría, por plantas perennes como es el caso del ranúnculo -Korradu bellarra- (Ranunculus sp.) el holco -beluzea- (Holcus lanatus), el trébol -hirusta- (Trifolium sp), el diente de león -txikori-belarra- (Taraxacum gr. officinale), etc. En la montaña, en función de la presencia de estos prados y pastos se encontraran asentadas las bordas donde el campesino da cobijo a los animales. Estos, cuando se ha agotado el heno, suben hacía los prados de altura. En las zonas bajas, las tierras cultivables están reagrupadas en los llamados "elge" donde las bordas se encuentran en el límite de la montaña. Llegado el invierno los prados se estercolan, aunque hoy día los abonos artificiales están sustituyendo al estiércol, que finalmente se usa en campos cercanos al caserío y en las huertas donde el cultivo del maíz y los productos hortícolas servirán para el autoconsumo y el suministro a ciudades como la capital.

  • Fauna

A la hora de describir las distintas comunidades faunísticas hay que tener en cuenta las diferencias esenciales respecto a las comunidades vegetales. Así, la mayoría de las especies vegetales, salvo contadas excepciones, permanece fijada al mismo lugar desde que nace hasta que se produce su muerte. Por el contrario, lo que caracteriza a las especies animales es su posibilidad de movimiento en función de sus necesidades ecológicas que serán, en definitiva, las que determinen su distribución. Al igual que ha ocurrido en muchos otros lugares, la fauna de Zuberoa ha sufrido una regresión considerable a lo largo del presente siglo debido principalmente a la explotación de los numerosos bosques de la zona, así como a la caza abusiva de ciertas especies. La estructura del bosque con un estrato arbóreo uniforme con poca presencia de soto-bosque de arbustos, matas y herbáceas, como es el caso del hayedo, propicia un ambiente sombrío y húmedo, lo que a la postre impide la existencia de una gran variedad de especies. Sin embargo, las especies que aquí aparecen merecen una mención especial.

Así entre los anfibios más característicos de los hayedos tenemos a la salamandra -arrubio pikarta- (Salamandra salamandra) y a la rana bermeja -baso igela- (Rana temporaria). También, pueden encontrarse el tritón pirenaico -uhandre piriniarra- (Euproctus asper), especie endémica de los Pirineos donde habita en aguas bien oxigenadas, el sapo común -apo arrunta- (Bufo bufo), así como el sapo partero -apo emagin arrunta- (Alytes obstetricans) y la rana común -ibai igela- (Rana perezi). En cuanto a los reptiles, éstos no son muy abundantes en los hayedos de la zona aunque aparecen algunas especies características como es la lagartija roquera -horma sugandila- (Podarcis muralis), el extraño loción -zirauna- (Anguis fragilis) y la lagartija de turbera -sugandila bizierrulea- (Lacerta vipipara). Entre las aves, podemos observar al ratonero común -zapelaitz- (Buteo buteo) y el gavilán -gabirai- (Accipiter nisus) como las rapaces diurnas más representativas de las comunidades de hayedos; mientras que entre las nocturnas destaca sobre todo el carabo -urubia- (Strix aluco).

Fuera del grupo de las rapaces nos encontraremos con el chotocabra gris -zata arrunta- (Caprimulgus europaeus), especie ésta que se alimenta de insectos sobre todo al anochecer, el petirrojo -txantxangorria- (Erithacus rubecula), el solitario zorzal común -birigarro- (Turdus philomelos) y el acentor común -tuntun arrunta- (Prunella modularis), pequeña ave, 15 cm., de coloración gris. Entre las especies típicas de los valles pirenaicos tenemos al pito negro y el pito dorsiblanco -okil beltza y okil zuria- (Dryocopus marticus y D. leucotos), el primero de ellos fácilmente distinguible además de su tamaño, 45 cm., por su coloración totalmente negra excepto una curiosa coronilla de color carmín. También en la zona próxima a los Pirineos, en el borde superior de los hayedos, habita el verderón serrano -mendi txirnikila- (Serinus citrinela) y donde las hayas se mezclan con los abetos podemos observar también al diminuto reyezuelo sencillo -mendi erregetxoa- (Regulus regulus), uno de los pájaros más pequeños de Europa.

Entre los mamíferos de los cursos de agua de los valles pirenaicos podemos encontrarnos al curioso desmán de los Pirineos -muturluzea- (Galemys pyrenaica). Por otra parte, en zonas de menor altitud, dentro también del dominio del hayedo, tienen su hábitat la musaraña enana -satitxu txikia- (Sorex minutus), el lirón gris -muxar grisa- (Glis glis), el ratón de campo -basa sagua- (Apodemos sylváticus) y el topillo rojo -lursagu gorria- (Cleothrionomys glaveolus). Dentro del grupo de los carnívoros podemos encontrarnos con el zorro azeri arrunta- (Vulpes vulpes), animal que aunque se adapta a cualquier biotopo, prefiere el bosque de hoja caduca donde encuentra mejor refugio y, por tanto donde alcanza mayores densidades. Asimismo, en esta zona es posible observar a la preciosa marta -lepahoria- (Martes martes) perteneciente a la familia de los mustélidos y poseedora de una codiciada piel que, desgraciadamente, le ha acarreado numerosos problemas de subsistencia lo que ha obligado a su protección.

Otro mustélido habitante de los hayedos de Zuberoa e igualmente protegido es el turón -ipurtatsa- (Mustela putorius). No podemos olvidarnos de otro carnívoro y hábil cazador como es el gato montés -basakatua- (Felis silvestris) que también es una especie que aparece en los montes zuberotarras. Desgraciadamente, el lobo -otsoa- (Canis lupus) y el oso -hartza- (Ursus arctos), han desaparecido. En las inmediaciones de la muga oriental navarro-suletina se ha citado, de forma testimonial, la presencia de los últimos ejemplares de oso que durante siglos fue común en los grandes bosques pirenaicos. Dentro de los mamíferos de gran tamaño destacamos, por su relativa abundancia hoy día, al poderoso jabalí -basurdea- (Sus scrofa), que gracias a su alimentación omnívora se encuentra tanto en zonas boscosas, como alta montaña y llanuras. Otro mamífero que mantiene una población relativamente abundante es el corzo -orkatza- (Capreolus capreolus) de menor estatura, 60-70 cms, que el ciervo -oreina- (Cervus elaphus).

Este último, se ha repoblado recientemente, aunque se encuentra en escasos lugares sobre todo los colindantes con Navarra. Aunque curiosamente, existen explotaciones ganaderas para el consumo de este artiodáctilo, concretamente en Mithikile (Moncayolle). Los bosques de robles, muy importantes, por el contrario, presentan una fauna diversificada. De esta manera, y debido al ambiente húmedo del sotobosque, se va a propiciar la vida de una fauna anfibia, compuesta entre otras especies por la salamandra -arrubio pikarta- (Salamandra salamandra), el sapo común -apo arrunta- (Bufo bufo), la rana bermeja -baso igela- (Rana temporaria) además del tritón palmeado -uhandre palmatua- (Triturus helveticus). Los reptiles merecen también mención pues nos podemos encontrar con el lución -zirauna- (Anguis fragilis), el lagarto verde -musker verdea- (Lacerta viridis), la lagartija ibérica -sugandila iberiarra- y la roquera -horma sugandila- (Podarcis hispanica y P muralis). Sin olvidarnos de la vistosa culebra de collar -suge gorbataduna- (Natrix natrix) y la larga serpiente de esculapio -esculapioren sugea- (Elapha longissima).

Entre las aves, que frecuentan este tipo de bosque, podemos observar algunas rapaces de pequeña envergadura, caso del ratonero común -zapelaitz- (Buteo buteo), y el carabo común -urubia- (Strix aluco) entre otras. Fuera del grupo de las rapaces tenemos al chochin -txepetxa- (Troglodites troglodites), el petirrojo -txantxangorria- (Erithacus rubecula), el herrerillo común -amilotxa- (Parus coeruleus), el inquietante arrendajo común -eskinosoa- (Garrulus glandarius), el astuto cuco -kuku- (Cuculus canocus), el papamoscas gris -culi txori grisa- (Muscicapa striata), etc. Los pequeños bosques trasmochos de robles proporcionan abundantes huecos en los troncos y ramas de los árboles que favorecen la abundancia de pequeños mamíferos como el lirón gris -muxar grisa- (Glis glis), y el topillo rojo -lursagu gorria- (Cletrionomys glareolus)entre otros. La fauna asociada a ecosistemas que se encuentran a mayor altura, caso de los pinares de pino negro -pino beltza- (Pinos uncinata), va a presentar una menor diversidad debido precisamente a su altitud. De esta forma, las condiciones del suelo no son las más propicias para los anfibios; aún así, nos podemos encontrar con la rana bermeja -baso igela- (Rana temporaria) y la salamandra -arrubio pikarta- (Salamandra salamanadra), procedentes de los hayedos con abetos aledaños. Entre los reptiles cabe destacar a la lagartija de turbera -sugandila bizierrulea (Lacerta vivipara), la lagartija roquera -horma sugandila- (Podarcis muralis) y la víbora áspid -aspis sugegorria- (Vipera aspis).

Las aves no son muy abundantes ni muy diversas, aún y todo, nos encontraríamos con la mayor de las gallináceas como es el urogallo -basoilarra- (Tetrao urogallos), el pito negro -okil beltza- (Dryocopos martis), la carbonera garrapinos -pini kaskabeltza- (Parus ater), el pinzón vulgar -txonta arrunta- (Fringilla coelebs) característico por su color marrón rojizo y cola negruzca, y el zorzal charlo -garraztorroa- (Turdus viscivorus), ave ésta que resiste muy bien las bajas temperaturas propias de estas latitudes. Entre los mamíferos tendremos a la ardilla común -katagorri arrunta- (Sciurus vulgaris) y al pequeño pero orejudo lirón careto -soro muxarra- (Eliomys quercinus) entre otros. Y dentro de los carnívoros tenemos al armiño -erbinude zuria- (Mustela erminea) y al ubicuista zorro -azeri arrunta- (Vulpes vulpes). Mención aparte constituye la fauna asociada a los cursos fluviales, caso del Saison (Uhaitzandi), que recorre Zuberoa de S. a N. por Atharratze hacia Maule, donde recibe agua del macizo de Arbailles alcanzando una aportación anual de 886 Hm3; y el Biduze que nace en el extremo oriental del macizo de Arbailles, en los límites de la Baja Navarra y Zuberoa, presentando un recorrido de 80 km. Ambos ofrecen un extraordinario ámbito piscícola, debido a su fuerte capacidad biogénica, sobre todo para los salmónidos y en especial para la trucha. En la parte baja de los ríos encontraremos a la escurridiza anguila -ibai angira- (Anguilla anguilla), la trucha -amurraina- (Salmo trutta), el salmón -izokina- (Salmo salar), la lamprea -lanproia- (Lampreta fluviatilis), la perca -perka- (Perca fluviatilis), la carpa -karpa arrunta- (Cyprinos carpio), entre otros más destacados; mientras, en la parte alta, donde el agua circula a mayor velocidad, y se da la presencia de cantos rodados y gravas en el fondo, nos podemos encontrar con el gobio -gobio- (Cottus gobio) y el barbo -barboa- (Barbus barbus).