Veterinarios

Zalduegi Gabilondo, Luz

Fue la primera mujer vasca que finalizó sus estudios de Veterinaria, el 18 de julio de 1937. Nació en Mallabia (Bizkaia), en 1915; falleció en Madrid el 15 de julio de 2003.

Ejerció como Inspectora de Sanidad entre otros municipios vascos, en Eibar (Gipuzkoa); por este motivo, en octubre de 1995 fue distinguida como Colegiada de Honor del Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Gipuzkoa.

Su padre, natural de Mallabia, era el secretario del Ayuntamiento de la pequeña localidad vizcaína, fronteriza con Gipuzkoa; su madre era de Elgoíbar (Gipuzkoa); la familia la componían, junto a los padres, los cuatro hijos del matrimonio.

Cursó el Bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid, finalizando con éxito las pruebas de la reválida del Plan Calleja, junto con sus amigas, las hermanas María y Paquita Roldán Castros y Angela Aguirre.

A partir de ese curso, siempre fue alumna oficial.

Siguiendo la huella de su hermano mayor, Miguel-Félix, comenzó sus estudios, por libre, en la antigua Escuela Superior de Veterinaria de la calle Embajadores de Madrid, en octubre de 1.930. Los otros dos hermanos, Florencio y Pilar, optarían por el Magisterio.

En aquel viejo caserón, las tres amigas citadas, Luz, Maruja y Angelita y una cuarta, Antonia Andrada (ejercería como Inspectora Municipal Veterinaria del Ayuntamiento de Madrid), serían recibidas con algo de extrañeza, pero con mucha consideración y afecto, tanto por los profesores como por los compañeros, todos varones.

Como en este primer curso, el 14 de Abril de 1931, se proclamó la IIª República y se promulgó, por el Decreto de 7 de diciembre del mismo año, gracias a Félix Gordón Ordás, la Ley de Bases de la Dirección General de Ganadería e Industrias Pecuarias, que organizaba las enseñanzas de las Escuelas de Veterinaria, con el denominado Plan Gordón, se pretendió que la matriculación en las Escuelas de los cursos primero y segundo se hiciera por el nuevo Plan de Estudios. Esta circunstancia hizo que se organizaran huelgas estudiantiles, con lo que se logró que dieran a los alumnos de segundo la opción de elegir voluntariamente el plan de estudios a seguir.

La mayoría de los 80 alumnos que habían superado el primer curso, continuaron con el Plan Alba, pasando solamente 17 al Plan Gordón, considerado más científico, inspirado en la ciencia alemana y que ofrecía más posibilidades para que el veterinario se ocupara no sólo del animal enfermo, sino del sano. En aquel Plan, la asignatura de Arte de Herrar y Forjar se mantenía, pero con carácter voluntario, como paso previo a la eliminación del Herrado, que Gordón consideraba un estigma de la profesión porque, según su famosa frase, "generaba callos no solamente en las manos, sino en el cerebro".

De estos 17 alumnos, entre los que se encontraban las cuatro mujeres, sólo uno se matriculó en la asignatura de Herrado, a pesar de ser de los mejores expedientes del curso, por ver si lograba una Matrícula de Honor más.

Fue alumna predilecta de D. Cesareo Sanz Egaña, vascófilo y guetariarra de adopción.

Finalizó la carrera el 18 de julio de 1.935, con el Plan Gordón Ordás, con la calificación de Sobresaliente, lo que le convierte en la primera mujer vasca Veterinaria y una de las primeras del Estado.

En 1935/36, ingresa por oposición en el escalafón de Inspectores Municipales Veterinarios.

Prepara las oposiciones para Veterinarios del Protectorado de España en Marruecos, a las que no le dejan presentarse porque el Jefe de los Servicios estimaba inadecuado el ejercicio de la Profesión para mujeres.

Durante la Guerra, presta sus servicios en la Dirección General de Ganadería del Gobierno Vasco, como Inspectora de Alimentos en los comedores de asistencia social que se habían instalado en distintos pueblos vizcainos para atender a los numerosos guipuzcoanos refugiados.

Con la caída de Bizkaia, comienza a ejercer como Inspectora Municipal en Bermeo (Bizkaia) a finales de 1.937 hasta diciembre de 1.939. En enero de 1.940, inicia su actividad sanitaria en Eibar (Gipuzkoa), hasta julio de ese mismo año que contrae matrimonio con otro prestigioso veterinario, compañero de Promoción, Leandro Carbonero Bravo y se trasladan a Alcazarquivir (Marruecos).

En aquella localidad, mientras su marido se consagra a la enseñanza de la apicultura a los nativos, Luz, "gratis et amore", asume las funciones inspectoras de su marido en mercados y matadero.

Ingresa, por oposición, junto con su marido Leandro y otra mujer, Dulce Mª Barrios, en el Cuerpo Nacional Veterinario, siendo destinada al Instituto de Biología Animal para colaborar en sus trabajos de investigación sobre la fiebre aftosa y poco después a los Servicios Centrales de la Dirección General de Ganadería.

Trabajó en Investigación y Enseñanza; fue Subjefe en la Jefatura Provincial de Ganadería de Madrid e inspectora en la Aduana de Barajas en los inicios de la avicultura, cuando se importaban millones de polluelos de USA.

Ostentó la Presidencia del Consejo Superior Agrario, Sección de Asuntos Pecuarios, hasta su jubilación en 1.984.

Durante su jubilación, fue Vocal de la Directiva Provincial de la Sociedad para la Historia de la Veterinaria de Madrid.

Estaba en posesión del Lazo de Dama del Mérito Agrícola y fue nombrada Presidente de Honor del Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid y Colegiada de Honor del de Gipuzkoa, desde 1995.