Concepto

San Martin Txiki

Como es habitual, nos basamos mayormente en textos recogidos por José Miguel Barandiaran. Según cuenta la versión más conocida, registrada en su Ataun natal,

"Dicen que en cierta época vivieron los Baxajaunes en la cueva de Muskia. Cultivando las tierras de las cumbres de las montañas próximas, recogían gran cantidad de trigo. En el terreno bajo vivían los cristianos, y todavía no sembraban trigo por faltarles su semilla. Una vez San Martinico, habiendo calzado botas muy grandes, sube a la cueva de Muskia; y viendo allí los montones de trigo, hace apuesta con los Baxajaunes a ver quien los atraviesa, de un salto, más airosamente. En efecto, los Baxajaunes los atravesaron con suma agilidad; pero San Martinico cayó en medio del montón de trigo; pero también se le llenaron de granos de trigo las botas. Después, partiendo de allí, volvía a su casa San Martinico, cuando un Baxajaun se acordó de que aquél llevaba en las botas semilla de trigo, y cogiendo una hachita, se la lanzó; mas no le alcanzó. La hachita se metió en la base del tronco de un castaño de Olasagasti. Los cristianos no sabían en que época sembrar el trigo; pero en cierta ocasión alguien oyó a un Baxajaun que riéndose a carcajadas decía: " ¡Ja jaaai! si supieran, ya lo tomarían: Al salir la hoja siémbrese el maíz. Al caer la hoja, siémbrese el trigo. Y por San Lorenzo, siémbrese el nabo." Desde entonces se difundió el trigo por todos los pueblos" (Barandiaran, 1972-73).

Siguiendo con las palabras del sabio ataundarra, conozcamos los otros logros del pequeño santo.

"Variantes de esta leyenda existen en Kortezubi, en Mutriku, en Zegama, en Oiartzun, etc. El baxajaun fabricaba la sierra, según cierta leyenda de la región de Oiartzun; no así San Martinico que carecía de modelo para ello. Deseando éste conocer el secreto, envió a su criado a anunciar en el pueblo que San Martinico había fabricado la sierra. Al oír esto, el baxajaun le preguntó: "¿Es que tu amo ha visto la hoja del castaño?" "No la ha visto; pero la verá", contestó el criado, quien refirió después a San Martinico lo sucedido. Mirando a la hoja del castaño, San Martinico fabricó su primera sierra. El baxajaun entró de noche en la herrería de San Martinico para comprobar si éste había fabricado alguna sierra. Al verla, le torció los dientes alternativamente, pretendiendo inutilizarla. Pero, en realidad, la mejoró, puesto que, así triscada, la hoja de la sierra podía moverse holgadamente en la hendedura. Desde entonces se propagó la técnica de la fabricación de la sierra en el mundo. Con igual treta logró Samartintxiki averiguar cómo el baxajaun hacía la soldadura del hierro en su fragua, según se refiere en una leyenda de Kortezubi. Mandó anunciar que él había descubierto el procedimiento para soldar el hierro. El baxajaun preguntó al pregonero: "¿Es que Martinico asperjó con agua arcillosa las piezas de hierro?" "No lo hizo, pero ya lo hará", le contestó el pregonero. Y como consecuencia de este nuevo secreto arrancado al baxajaun o al diablo, la técnica de la soldadura del hierro se propagó por los pueblos. Una leyenda de Sara refiere que el eje del molino de San Martín era de roble y se quemaba luego inutilizándose para el trabajo. El del molino del diablo, en cambio, duraba mucho. San Martín mandó anunciar que su molino funcionaba ya sin desmayos. "Eso quiere decir que le ha puesto eje de aliso", comentó el diablo. "Se lo pondrá", contestó el pregonero. Y así, gracias al ardid de San Martinico, los hombres pudieron beneficiarse de los molinos en todo el mundo" (Barandiaran, 1972-73).