Creadores

Oteiza Embil, Jorge

La primera noticia de la poesía de Oteiza es su libro Androcanto y sigo que surge de la respuesta del artista ante la inconsecuencia y la falsía que percibe en el entorno social ante sus propuestas culturales, y contiene en esencia un conjunto de imágenes, símbolos y propuestas poéticas importantes.

En alguna ocasión Oteiza nos ha dicho que la poesía es para él una razón vital.

"Para mí la poesía -afirma Oteiza- es la forma de recuperar el tiempo perdido en la vida. Es el modo de hallar un escaparate, una ventana, un refugio -recordemos las trasposiciones de Mallarmé, recordemos a Hegel-, para que podamos ver con claridad que el destino del ser es el lenguaje".

Androcanto y sigo es una propuesta también de modernidad. En uno de sus poemas, Oteiza aboga porque "los niños vascos no sigan naciendo en el siglo XVII". Veamos un testimonio de este libro poético:

Pusiste Señor un árbol
hermoso como un rostro en la falda del Aloña
lo miraban un carpintero y un pintor
yo bajaba del Urbía
donde nuestros padres obraron misteriosamente en tu presencia
que yo comprobaría en la ciudad
al cabo de un tiempo
donde una universidad tenía parada su máquina
y desde entonces todos los niños nacen aquí en el siglo 17.

Aunque en el tiempo fue publicando algún poema suelto, tras Androcanto y sigo, sus máximas inquietudes poéticas están en su tiempo de América, donde conecta con el poeta Huidobro, el creador del "ultraísmo". Otro poeta estudiado por Oteiza es César Vallejo, sobre quien en 1960 pronunció una conferencia en Lima. La intervención tenía por título La poética de la ausencia en César Vallejo. Oteiza realizó la escultura de homenaje al autor de España, aparta de mí este cáliz, que se encuentra en la capital de Perú. No es extraño encontrar por tanto en la poesía de Oteiza, elementos de expresión surreal, que surgen de su conocimiento de la poética de éstos y otros autores que dan nombre a la poesía del presente siglo.

Pero la expresión más significativa de la noción poética de Jorge Oteiza se presenta en un texto que escribió en 1964, como prólogo de una antología poética, que no llegaría a publicarse, de los escritores Gabriel Aresti, Joxe Azurmendi, Mikel Lasa y Juan San Martín ("Otsalar"). En este prólogo, que luego se publicará en su libro Ejercicios espirituales en un túnel (1982-84), Oteiza, además de insistir en la necesidad de crear un movimiento cultural alternativo, afirma: "Poeta es el hombre que se recupera y se usa entero en su lenguaje". Para Oteiza, "lo que transforma un idioma en poesía es la necesidad de que las palabras nazcan en el corazón del hombre".

El poeta Juan Mari Lekuona, que ha realizado distintos análisis de la poesía popular y el bertsolarismo, y ha estudiado las nociones poéticas de Oteiza a partir de su libro Quousque tandem...!, ha afirmado que "la existencia del pensamiento poético de Oteiza libera a la poesía vasca de cualquier complejo de inferioridad". Como nota más característica de esta poesía hay que señalar la constante tendencia de Oteiza a reducir la expresión a lo más esencial, propuesta que se corresponde en su escultura con su "silencio del lenguaje" y "descuento de la expresión" a que antes nos hemos referido o, dicho con otras palabras, la noción de vacío y desocupación espacial. Esculturas suyas como Caja vacía (1958) o Desocupación espacial (1973), entre otras muchas, nos remiten constantemente a ello. Con el tiempo, otro poeta vasco como es Blas de Otero se referiría en 1977 a esta misma noción, en un poema que tiene por título Oteiza, en Aránzazu, poema que luego se publicó en su libro Expresión y reunión (1981) y que es un retrato musical de la expresión poética oteiziana. El poema de Blas de Otero es éste:

El vacío del centro
de la piedra,
círculo horizontal
prolongándose
por sí solo,
redondo
y pleno
todo,
lengua llameando,
izando
entre la piedra
cóncava,
cuchara de la palabra,
sílabas oleando,
ritmo
brizado en el silencio,
ahondando
en el cuenco de la mano
poderosa
de Oteiza.

En 1986 da a conocer un conjunto de poemas, con el título general de Theomaquias, escritas en el año anterior y publicadas en la Revista Internacional de Estudios Vascos. En estos poemas, que escribe a un tiempo con otros, a los que inicialmente dio el título de Existe Dios al noroeste, se aparece y representa de nuevo ese tono envolvente de toda la poesía de Oteiza, con referencia constante, de forma alusiva y elusiva, al silencio. Su ritmo perifrástico, sintético, de expresión mínima, hace que su noción de poética enlace con una escritura casi automática, de un ritmo vertiginoso, torrencial, de una gran expresión. Su poética concuerda en muchos de sus acentos con poetas de la dimensión y creatividad de Y. Ritsos.