Literatos

Mirande Aypharsorho, Jon

Respecto a su manera -tan controvertida entonces- de pensar, nos dirá su amigo Peillen:

"Enemigo de los acaudalados y de los coleccionistas de títulos, no podía haber sido otra cosa que socialista, pero tampoco le agradaba el materialismo de Marx. Por otra parte se hallaba su filosofía: su creencia en la necesidad de una élite combativa y briosa que atajara la decadencia europea, su voluntad de colocar la fuerza por encima de los sentimientos en política; por ejemplo, su particular credo meritocrático no hallaría eco si no es entre algunos nazis. Además, siendo un patriota vasco nunca halló nada de su gusto en la izquierda francesa, tanto por su antifederalismo como por su eterno posicionamiento contra el nacionalismo de los oprimidos. (...) La debilidad de Occidente se halla para Mirande -muy influido por la lectura de Spengler- en la existencia de muchos mitos divulgados a través del judeo-marxismo y el judeo-cristianismo, mitos pacifistas, igualitarios y fraternales que sólo sirven para someter a los más débiles. Admiraba a los árabes por querer elaborar un socialismo no materialista, es decir, por ser nacional-socialista (...) y deseaba que los vascos explotaran todas las posibilidades dejando de lado la moral cristiana".

Sus temas más controvertidos fueron los que ponían en duda las creencias y la moral sexual tradicional de sus conciudadanos. Citemos: Neskatsak, sobre lesbianismo; Eder bati, sobre la masturbación; Amsterdameko oroitzapen bat y Larrazken gau batez, sobre la pedofilia; Merry Christmas, sobre la necrofilia; Jainkozalea; sobre la pederastia; Hiru putattoak, sobre las prostitutas; Haur besoetakoa, sobre la pedofilia otra vez; Ohean ona, de tema erótico. Debido a ello se hizo acreedor no sólo del escándalo de los sectores más conservadores sino también de algunos "progresistas" de los años 70 como Larresoro (Álvarez Emparanza, José Luis) que en Zeruko Argia (25-02-1973) le echó en cara su supuesta "desviación" sexual.

En 1958 había sido nombrado académico correspondiente de Euskaltzaindia pero no llegó a serlo de número, pese a presentar su nombre Krutwig, debido a la oposición de personalidades tales como el canónigo Lafitte, Epherre y Dassance. En 1962, al no serle admitido un artículo en la revista Egan, crea, en colaboración con Peillen, la revista satírica Igela, de estilo anticonformista y heterodoxo.