Marinos

Mazarredo Salazar, José de (versión de 1989)

Marino nacido en Bilbao (Plaza Vieja) el 5 de marzo de 1745. Perteneciente a una de las familias más conocidas de Bilbao, recibió la esmerada educación que correspondía a su nivel social. Inclinado desde joven a la carrera naval entró a clase de guardia marina, y es ya ahora cuando empieza a destacar al salvar, la noche del 13 de abril de 1761 , un barco de una catástrofe cierta.

En 1772 se embarcó en una expedición a Filipinas a las órdenes de Juan de Lángara, dedicándose durante la travesía a hacer observaciones y estudios de tipo científico. No fue pues Mazarredo una persona que menospreciara y despreciara la ciencia y sus aplicaciones, sino que cultivó los aspectos científicos del arte de navegar y los desarrolló en varias obras escritas.

En el año 1775 era primer ayudante del mayor general don Pedro Castejón en la expedición a Argel, proyectando él los planes del desembarco y teniendo que planear una rápida operación de reembarque, al fracasar las operaciones en tierra. Debido a la brillantez de los resultados fue nombrado alférez de la Compañía de Guardias Marinas de Cádiz, y en 1778 obtuvo el mando de una fragata para el perfeccionamiento de los conocimientos náuticos de los guardias marinas.

Siendo mayor general de la escuadra de don Luis de Córdoba el 9 de agosto de 1780 apresó un gran convoy inglés en el canal de la Mancha. Merced a su pericia logró salvar las escuadras española y francesa combinadas cerca de las Sorlingas en 1781, a pesar de los errores del conde Guinchen, que estaba al mando de la flota francesa. Se distinguió grandemente en esta campaña contra Inglaterra, en el bloqueo de Gibraltar, p. ej., siendo ascendido a jefe de escuadra al finalizarla.

En 1785 se le comisionó para la negociación de la paz en la Regencia de Argel. Ascendió a teniente general en 1789 y se le destinó a la persecución de la escuadra inglesa. Escribió en 1793 las Ordenanzas de la Armada, obra por la que fue condecorado con la encomienda de una orden militar.

Al comenzar las hostilidades con el gobierno francés tuvo el mando de una escuadra y consiguió que pusieran bajo sus órdenes también la de Juan de Lángara, pero presentó la dimisión por unas disensiones con el ministro de Marina. Caído el ministro, a consecuencia de los desastres de la flota, fue Mazarredo repuesto en su cargo y con las naves a su mando organizó la defensa del puerto de Cádiz, haciendo después una salida sorpresa sobre la armada enemiga y sorprendiendo a una división de 11 naves, obligando a las fuerzas contrarias a romper el bloqueo y levantar el bombardeo de Cádiz. Por esta acción fue nombrado capitán general del departamento de Cádiz.

Pasó a París para concertar los planes con el Directorio, por lo que tuvo que tratar con Napoleón, que era cónsul. Al oponerse a las intenciones de Bonaparte fue depuesto del mando de la Armada y mandado llamar a España, con la excusa de que hacía falta en la Capitanía General de Cádiz. Sopesando la situación y las deficiencias de la armada, Mazarredo solicitó el traslado a Bilbao, siéndole concedido en 1802. Allí se enfrentó a los amotinados contra Zamácola en agosto de 1804; la inquina personal que tenía Godoy hacia Mazarredo hizo que lo mezclara en la represión posterior a la «Zamacolada», desterrándolo a una distancia de por lo menos 20 leguas de Vizcaya (23 mayo 1805). Estuvo desterrado en Santoña hasta 1807, cuando volvió a Bilbao.

Su talante liberal y espíritu progresista le llevaron a colaborar con el Gobierno de José I, siendo ministro de José Bonaparte en la cartera de Marina. Por ello fue designado por el rey para presidir las Juntas Generales extraordinarias en Vizcaya, reunidas en Bilbao los días 26-28 de agosto de 1808, donde expuso la conveniencia de aceptar la nueva situación.

Mazarredo acabó sus días en Madrid a consecuencia de un ataque de gota el 20 de julio de 1812. Fue Mazarredo un espíritu inquieto y preocupado por la ciencia. Aplicó sus conocimientos de astronomía a la marina, desarrolló la hidrografía y la construcción naval, por lo que es muy encomiado por los tratadistas de Marina. Escribió Colección de tablas para los usos más necesarios de la navegación (Madrid, 1779), Rudimentos de táctica naval para instrucción de los oficiales subalternos de la marina (Madrid, 1776), Lecciones de navegación para el uso de las Compañías de Guardias Marinas (Imprenta de la Academia de Guardias Marinas, 1798). El egregio marino además de sus actividades militares cultivó otras facetas de la vida pública. Perteneció a la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, se interesó por la enseñanza de los sordomudos y participó activamente en la actividad política de Vizcaya, llegando a ser diputado general por el bando gamboíno.

Carlos CORTABARRÍA IGARTUA