La "Marcha de Oriamendi" es un himno compuesto por el maestro José Juan Santesteban para conmemorar la victoria liberal sobre los carlistas en el monte de este nombre. Sin embargo, tras la derrota de los gubernamentales, los carlistas se apropiaron del mismo. Según relata J. M. Suescun (BEHSS, 1980, 371), a los cuatro días del fallecimiento de Santesteban (16-I-1884), "El Eco de San Sebastián" publicaba una reseña del himno, destacando la inagotable inspiración del maestro y sus marchas guerreras, como la de Oriamendi, confirmando la sospecha de que Santesteban era el autor de la marcha.
La primera letra que se cantó con la música de la "Marcha de Oriamendi" es la siguiente:
Gora Jainko maite maitea
Zagun denon jabe
Gora España ta Euskalerriata bidezko errege.
Maite degu Euskalerria
maite bere Fuero zarrakasmo ontara jarriz daude
beti Karlista indarrak.
Gora Jaungoiko illezkor!
Gora euskalduna,
audo ondo Españia-koerrege bear duna!
Su traducción sería:
Arriba, Dios amado, señor de todos.
Arriba España y Euskalerría
y el rey legítimo.
Amamos a Euskalerría,
amamos sus viejos Fueros;
a ese fin están siempre dispuestas
las fuerzas carlistas.
Arriba Dios inmortal.
Arriba los euskaldunes
y el rey que sin duda España necesita.
Cependant, une écriture différente a prévalu et a survécu jusqu'à aujourd'hui :
Por Dios, por la Patria y el ReyCarlistas con banderas,
Por Dios, por la Patria y el ReyCarlistas aurrerá.
Lucharemos todos juntostodos juntos en unión
defendiendo la Banderade la Santa Tradición.
Cueste lo que cueste
se ha de conseguir
que venga el Rey muy pronto
a la Corte de Madrid.
Por Dios, por la Patria y el Rey
lucharon nuestros padres
Por Dios, por la Patria y el Rey
lucharemos nosotros también.
¡Alerta leal Requeté!
hoy el deber te llama
por Dios, por la Patria y el Rey
a luchar, a morir o a vencer.
Con la mirada en la Patria
y en Dios puesto el corazón
luchará siempre el soldado
de la Santa Tradición.
Cueste lo que cueste
se ha de conseguir
que los boinas rojas
logren entrar en Madrid.
Durante la guerra civil de 1936-1939, la marcha fue declarada canto nacional por decreto del general Franco el 27 de febrero de 1937. En esta disposición legal se ordenaba que, en los actos oficiales en que se tocase, fuese acogido con consideración, respeto y alta estima, debiendo ser escuchado en pie como homenaje a la Patria y en recuerdo a los gloriosos españoles caídos por ella en la Cruzada.