Arquitectos

Mangado, Francisco

Nacido en Estella (Navarra) en 1957, Francisco Mangado Beloqui es una de las figuras clave de la arquitectura contemporánea a nivel estatal.

Se licenció en arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra (Pamplona). Imparte clases en la misma desde 1982. En el campo de la docencia ha sido profesor invitado en las universidades estadounidenses de Texas Arlington (1995), en la Graduate School of Design de Hardvard (1996, 1997, 2000) y en la Escuela de Arquitectura de Yale, así como en el Seminario Internacional de Arquitectura de la Universidad de Nancy (Francia, 1999), en el Posgrado de Diseño Arquitectónico en la Universidad de Navarra (2000-2004), en la Universidad Internacional de Barcelona (2001-2004) y en la Escuela de Arquitectura de Versailles (Francia, 2004), entre otros. Ha participado también en numerosas conferencias en distintas universidades y centros de arquitectura de varios países.

En 2008 promovió la Fundación Arquitectura y Sociedad, una asociación sin ánimo de lucro que trabaja para favorecer la interacción de la arquitectura con otras disciplinas de la creación, entendiendo la arquitectura como un ámbito indisolublemente ligado a la vida en sociedad. La fundación está formada por economistas, políticos, artistas, sociólogos y pensadores.

Paralelamente a su actividad académica y a la fundación, ejerce de arquitecto desde su estudio en Pamplona. Su obra ha sido objeto de varias exposiciones y publicaciones, y ha recibido numerosos galardones: en 1987 recibió la Primera Mención Honorífica del Premio Nacional de Urbanismo por su Plan Especial del Casco Histórico de Estella; en 1990 su proyecto para la Plaza de Olite (Navarra) recibió el Premio Fundación Antonio Camuñas; en 1991 recibió una Mención Especial del Premio Andrea Palladio de Vicenza (Italia) por su proyecto de las bodegas Marco Real en Olite; ha recibido el Premio de Arquitectura Ciudad de Thiene, el premio Architecti, el Premio de Arquitectura del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro y un premio FAD; el Estadio de Futbol "Nueva Balastera" de Palencia obtuvo el Premio Enor de Arquitectura en 2007; el Pabellón España para la Expo Zaragoza 2008 obtuvo entre otros el premio Construmat de Edificación, la Medalla de Oro Giancarlo Ius y el Premio García Mercadal en 2009; su Museo de Arqueología de Vitoria-Gasteiz ganó un premio Copper de Arquitectura, el Primer Premio de Arquitectura del COAVN y el International Architecture Awards en 2010; el Centro de Exposiciones y de Congresos de Ávila también tuvo un International Architecture Awards, y el Premio Chicago Athenaeum en 2011, entre otros. En 2012 fue nombrado International Fellowship (miembro de honor internacional) por el RIBA (Royal Institute of British Architects).

La principal característica de la arquitectura de Mangado podría ser el intenso diálogo que en todo momento mantiene con una inquietud social y política, que lo lleva a seguir una disciplinada responsabilidad por el entorno, la técnica y la economía. Consigue cumplir con la sociedad y servir a su comunidad, y nos recuerda que la arquitectura es, ante todo, un servicio inspirado por fuerzas artísticas y sociales. La reflexión sobre el contexto constituye la esencia, el signo distintivo del proyecto de arquitectura, y está detrás del sentido último de una ética arquitectónica. Así, cuando existe la topografía como condición previa, constituye para él uno de los puntos de partida imprescindibles para el diseño del proyecto. Fueron estos intereses los que lo empujaron a crear la fundación. Innovación cautelosa, urbanidad pacífica, pragmatismo local. El mayor volumen de obra y la intervención más allá de los límites de su base navarra no han modificado estos principios que lo guían en toda su trayectoria hasta el punto en que pudieran distinguirse en ella etapas o periodos.

Navarra y, en concreto, Pamplona, ha sido su principal área de intervención, especialmente en sus primeros años (1986-2000). Son obras de este período la Plaza de Olite y su Casa de Cultura, las Bodegas de Olite, el centro de salud de Iturrama, la urbanización de Mendillorri y la Plaza de Estella, entre otras. Podemos apreciar en estos proyectos un pálido eco de la postmodernidad historicista, la reinterpretación contemporánea de elementos tradicionales, y también la influencia de la horizontalidad escandinava. Conocedor del gran potencial de Navarra para la reflexión entorno a la continuidad y la transformación histórica, Mangado ha desarrollado a lo largo de los años una elegante y exigente forma de dar respuesta a la cambiante realidad urbana.

Justamente ha sido en Pamplona donde el arquitecto ha construido su obra más destacada: junto a la ciudadela renacentista de la que toma su nombre se alza el Auditorio y Palacio de Congresos de Navarra, el Baluarte. Demuestra también aquí la validez del emplazamiento histórico como un conjunto de oportunidades que deben integrarse en la materialización de la arquitectura contemporánea. El edificio da prioridad a la integración, no en términos de presencia arquitectónica autónoma, sino de lectura urbana, y la ciudadela se convierte así en zócalo de la nueva institución pública. Inaugurado en 2003, el Baluarte tiene una superficie de 63.000 metros cuadrados y, entre otros muchos equipamientos públicos cuenta con una sala sinfónica con capacidad para 1.568 personas. Situado en el centro de la ciudad, en la zona comercial y de ocio más dinámica de la ciudad, enlaza el Primer Ensanche con el importante conjunto de áreas verdes que lo rodean, trazando la continuidad entre el centro histórico de Pamplona y el recinto de la ciudadela. Su configuración en forma de L se proyecta hacia una extensa plaza peatonal de 10.000 metros cuadrados. El edificio ocupa los bordes del solar en contacto con las calles más importantes, al mismo tiempo que define una amplia plaza de acceso a los auditorios. La organización interior es sencilla: la sala principal ocupa toda un ala, junto con unos grandes pasillos perimetrales que la rodean. La otra contiene las salas de exposiciones y de congresos, y entre ambas alas aparece un vestíbulo principal de 800 metros cuadrados. El edificio se cierra con grandes paños de hormigón hacia las calles circundantes, mientras que se abre hacia la plaza con un gran acristalamiento. El edificio completo está revestido por placas negras de cuarcita traídas desde Zimbawe que refuerzan la presencia del volumen. En 2006 se terminó la construcción de una cafetería en la plaza, también diseñada por Mangado. El despliegue de horizontalidad, el uso de la piedra para hacer sutiles referencias al contexto, la forma de revelar el esplendor de una plaza vacía y la atención que presta a los detalles son muestra del lenguaje-urbano del arquitecto. La construcción del Baluarte consolidó la posición de Mangado entre los principales arquitectos a nivel estatal. En adelante ha podido ver construidos otros muchos proyectos suyos presentados a concurso.

Algunos años más tarde se construyó el Centro de Exposiciones y Congresos de Ávila. Situado en la esquina nororiental de la muralla histórica, el edificio crea un recinto y un paisaje, y se convierte en plataforma desde la cual contemplar la ciudad. Los planos plegados y el juego de volúmenes son característicos del instinto urbano de Mangado: el respeto a la importancia visual de la muralla y la interrelación entre paisaje y ciudad son los criterios que guían las decisiones del proyecto. Utiliza la metáfora de una roca anclada en el terreno para definir un volumen denso, de granito blanco y totalmente adecuado a la topografía. Abarca 22.000 metros cuadrados sin contar los espacios exteriores; Mangado ha podido realizar, más allá del Baluarte, obras de gran envergadura como esta. Ambos edificios fueron seleccionados para la exposición sobre arquitectura española celebrada en 2006 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).

En 2008 se construyó el Pabellón España de Mangado en la Expo Internacional de Zaragoza. Valiéndose nuevamente de la metáfora, esta vez el edificio evoca una chopera o un conjunto de bambúes sobre el agua, mediante columnas de cerámica esbeltas y repetidas, y crea un espacio en el que la verticalidad y el juego de luces y sombras con la profundidad juegan un papel fundamental. Los materiales utilizados son sencillos, algunos reciclados, y la lógica energética utilizada en su diseño demuestra su compromiso con el medio ambiente; este también es un aspecto fundamental, muestra de la voluntad ética de la arquitectura de Mangado.

Son asimismo de destacar las obras de posterior ejecución como el Palacio de Congresos de La Palma, el Estadio de Futbol "Nueva Balastera" de Palencia, el Museo de Arqueología de Vitoria-Gasteiz, el Museo de Bellas Artes de Asturias y el centro hípico construido en el valle de Ultzama. La exposición monográfica "Francisco Mangado. Arquitecto" se inauguró en Madrid en febrero de 2011, y se ha expuesto ya en Teulada, Pamplona y Berlín.