Cinematográficas

Los Cronocrímenes

Producción fechada en 2007 de Karbo Vantas Entertainment, la productora de los hermanos Ibarretxe, en coproduccion con Fine Productions y Zip Films.

ETB participó en la producción, y contó además con la colaboración y financiación del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco y con la colaboración del Gobierno de Cantabria. Es el primer largometraje de Nacho Vigalondo, cineasta cántabro que se dio a conocer con el programa Kimuak gracias sobre todo al cortometraje 7:35 de la mañana (2003) nominado a los Oscars de Hollywood. La trama se inicia con un hombre (Héctor, interpretado por Karra Elejalde) que contempla tranquilamente con sus prismáticos la montaña que bordea su casa. Entonces observa algo extraño, una joven (Bárbara Goenaga) en actitud pensativa que de pronto se quita la camiseta mostrando sus bellos senos al desnudo. Intrigado, Héctor se adentra en el bosque. Allí descubre el cuerpo tendido y desnudo de la joven, apoyado sobre una formación rocosa sobre la hojarasca. Cuando más absorto la contempla un hombre con la cabeza vendada le ataca clavándole unas tijeras en el brazo. Héctor huye y se refugia en una finca. Un joven (interpretado por el propio director Nacho Vigalondo) que está a cargo de un laboratorio en la finca se presta a ayudarle. Y lo que parece un angustioso film de terror se convierte de pronto en una compleja película de ciencia ficción sobre viajes en el tiempo ya que el joven, al llegar al silo, introduce a Héctor, con la excusa de protegerle, en una cubeta llena de un liquido que le transporta al pasado. Película minimalista, con pocos actores y pocos medios pero a la vez compleja, aterradora, hipnótica, laberíntica y fascinante, Los cronocrímenes sólo adquiere sentido al final del visionado, cuando todas las piezas del rompecabezas ideado por Vigalondo encajan.

El dilema que atormenta a Héctor y que le enfrenta al joven científico -mantenerse al margen al viajar en el tiempo y no interferir porque de lo contrario, alterando los acontecimientos, se produce una reacción en cadena fuera de control- no es menor que un debate vital, más oculto en la trama, que se inicia cuando Héctor, desde el bosque, tras retroceder en el tiempo unos minutos, se ve a sí mismo postrado en una tumbona en su casa. La lucha devastadora de Héctor, hay que insistir, contra sí mismo, le obligará al final a decidir entre la seguridad de un aburrido matrimonio instalado en un lujoso chalet o la transgresión, simbolizada en ese bosque frondoso que oculta a una hermosa muchacha desnuda, antítesis de la monótona vida con su mujer. Un delicioso ensueño sexual, en suma, al que Héctor debe renunciar -"eres preciosa", le dice a la muchacha, entre lágrimas y con el rostro magullado tras su lucha interna, al enviarla a la muerte- para disfrutar de la insípida comodidad de su vida burguesa. Bien significativa es la escena final, con Héctor sentado de nuevo en la tumbona junto a su esposa, reposando tras el arduo combate vivido. Los cronocrímenes es la consecuencia lógica de una brillante carrera en el mundo del cortometraje. Todo el ingenio, el humor negro y la originalidad de cortos como 7: 35 de la mañana (2003), Código 7 (2003) o Choque (2005) toman cuerpo en esta peculiar obra. La acogida de la película fue, en sus inicios, espectacular. En 2007 en el Festival de Austin (Texas) logró el Premio a la Mejor Película, la Medalla de Oro del Jurado y la Medalla de Plata del Público. El Washington Post la describió como una mezcla de La ventana indiscreta y 12 monos. En el Festival de Sundance Tom Cruise se enamoró de la propuesta de Vigalondo y United Artist compró los derechos para hacer un remake. Se barajó la posibilidad de dar al gran David Cronemberg la dirección del remake y el guión a Timothy J. Sexton, uno de los guionistas de Hijos de los hombres de Alfonso Cuarón. En el Festival Science Plus Fiction de Trieste obtuvo "El Asteroide de Oro". Y a principios de 2008 logró un gran éxito de ventas en la Berlinale.

Lo sorprendente, tanto o más que la línea argumental del film, es que mientras Los cronocrímenes cosechaba alabanzas y premios en el exterior no encontraba un distribuidor para exhibirla en el estado español. De hecho su estreno no llegó hasta el verano de 2008. Tras esperar más de un año a llegar al público Los cronocrímenes, -otro interrogante que se abre en el intrincado laberinto ideado por Vigalondo-, pasó sin pena ni gloria por la taquilla española. ¿Falta de promoción? ¿Una espera demasiado larga hasta llegar al estreno? ¿Castigo por crear un producto al margen de los círculos del poder del cine español? ¿Una propuesta demasiado críptica para un público acostumbrado al simple entretenimiento? La crítica española en todo caso mostró su admiración ante la rara inteligencia y las múltiples y ricas lecturas de este singular largometraje. Marcos Rebollo señaló que la ópera prima de Vigalondo "acabará como pieza de culto" y Jordi Costa, en El Pais, calificó a Los cronocrímenes como "la primera película española genuinamente adscrita al género de la ciencia-ficción."