Concepto

Lauburu

La swástika rectilínea es llamada hackenkreuz por los alemanes, nombre que significa cruz de ganchos. En Francia se designa con el nombre de croix gammée, gammadion, croix cramponnée, croix pattée, croix á crochets. El nombre de croix gammée proviene de su semejanza con la gamma, tercera letra del alfabeto griego, porque gráficamente la swástika resulta una cruz hecha con cuatro gammas. En inglés la denominan con el nombre de fylfot, palabra de origen escandinavo en la cual fyl corresponde al alemán viel (mucho) y fot al inglés foot (pie). El nombre de swástika es indio y parece derivar de la antigua lengua sánskrita. Es una derivación de su "bien" y as "er".Swástika significa pues, etimológicamente: signo de buena suerte, objeto de buen agüero. Los griegos han conservado la forma de euastiké. En el País Vasco se le designa con el nombre euskérico de lauburu. La swástika puede ser representada de dos maneras: una con los brazos orientados de derecha a izquierda (dextrógira), forma en la cual lleva su nombre verdadero de swástika, o bien cuando sus brazos giran en sentido inverso o sea de izquierda a derecha (levógira), en cuyo caso se la designa con el nombre de sauvastika. En su primera forma sería la representación de un signo de buen agüero, y en su segunda, más bien un signo de mala suerte.

Se ha creído durante mucho tiempo que este signo tenía un origen oriental por haberse encontrado en monumentos indios, chinos y japoneses. Pero los más antiguos de estos monumentos no remotan más allá de la era cristiana. En cambio en Occidente se conocen ejemplares que datan de la edad de bronce y de la del hierro. También se ha encontrado en los palafitos del lago de Bourget (Savoie) en decoración de cerámica. Ha podido, sin embargo, tener su origen ya sea en Asia, ya sea en las regiones egeas, y esta última, parece la hipótesis más probable según Déchelette. Los más antiguos documentos que la representan son los "fusaiolas" de barro cocido que se han encontrado en las excavaciones de Hissarlik (ruinas actuales de la antigua Troya). Se encuentra también en Egipto, aunque raras veces. Más frecuentemente en Chipre sobre pequeñas estatuas de la edad de bronce y en Grecia en la primera edad del hierro. Su lenta difusión la ha llevado a América donde ha podido llegar por las comunicaciones que en todo tiempo han existido entre Asia y el nuevo continente por el estrecho de Behring.

Parece que en sus orígenes este signo poseía un carácter sagrado, más tarde reducido a un valor simbólico o profiláctico, hasta que llegó a un sencillo tema decorativo. El Sr. Déchelette no duda que su significado primitivo fué "el emblema del sol en movimiento". Los ganchos añadidos a la cruz y su orientación, ya sea hacia la derecha o hacia la izquierda, expresan no solamente el movimiento rotativo sino también el sentido del movimiento. En los monumentos de la India, el lugar del sol está frecuentemente ocupado por la swástika. Es todavía, actualmente (dice Max Muller) el símbolo sagrado de los Jainas y de los Budistas.

Efectivamente, el culto del Sol es, en todos los países, de la más remota antigüedad. En los tiempos prehistóricos, protohistóricos y aun en los históricos, las representaciones solares son muy frecuentes y se manifiestan por discos o por ruedas más o menos flamígeras y todas estas manifestaciones, desde el disco a la rueda y swástika, se hallan estudiadas en el Manual de Arqueología tantas veces citado, del profesor Déchelette. El Sr. Frankowski, en su obra sobre las estelas discoideas, manifiesta que no le convence la hipótesis del Dr. Déchelette; en cambio admite que el tetraskele de la estela de Santacara (Navarra) puede ser una modificación puramente local de la swástika que se encuentra grabada en varios monumentos encontrados en las dos vertientes de los Pirineos.

En cuanto a su extensión, su uso está generalizado en casi todas las partes del globo. Se encuentra en casi toda Europa, con más frecuencia en la Europa Central, en la India, China y Japón. Así mismo se halla muy extendida en casi todas las comarcas de América del Norte. Luego tuvo un nuevo resurgimiento, sobre todo en Alemania, donde el régimen hitleriano lo multiplicó hasta la saciedad.

La swástika rectilínea parece haber estado bastante difundida en el País Vasco y en las dos vertientes de los Pirineos en época anterior a la romana y durante esta última. Sin embargo, se conocen rarísimos ejemplares y no parece que haya tenido una intensidad mayor ni siquiera tan importante como en otros países ya citados. Déchelette dice que se encuentra en los altares o cipos que abundan en el S. O. de la Galia y en el Norte de España. El Sr. Balparda. en su Historia crítica de Vizcaya y de sus Fueros, refiriéndose a la swástica cántabra, swasti, lábaro o lauburu, reproduce una carta que el P. Fidel Fita escribía al Sr. Fernández Guerra y que aparece en la nota 8 (pág. 126) de su opúsculo Cantabria y que dice así:

"Ostentábale así mismo el estandarte imperial Cántabro... Hay motivo suficiente para conjeturar que Augusto adoptó el Cántabro como estandarte en recuerdo de la victoria cantábrica; y que al ser crucificados los cántabros, se trataba de que fuesen escarnecidos en el emblema nacional y característico de la antigua religión que profesaban. Voy a finalizar mi carta. pero no sin recordar que el cántabro se llamó también Lábaro y que sobre la etimología de esta última voz disputan con empeño los eruditos. Mas yo pienso que de España fue trasladada a Roma. Lau-buru en vascuence vale "cuatro-cabezas"; y merece anotarse que Jaca ostentó en sus banderas, desde la más remota edad, cuatro segadas cabezas, y lo mismo desde 1094 los reyes de Aragón en sus estandartes y medallas. Bien pudo Octaviano Augusto vulgarizar la palabra ibérica Lauburo, Lábaro...".

De esta época se conoce un cipo que actualmente se halla en posesión del duque de Northumberland, en Alnwick Castle (Inglaterra), en el cual hay una inscripción al Genio y Bandera de la cohorte I, fiel de los Várdulos. En este cipo y en su parte superior se ven dos swásticas rectilíneas a derecha e izquierda.

El P. Fidel Fita, en la misma carta ya citada, dice que:

"pudieron pertenecer a várdulos (guipuzcoanos), poco distantes de los cántabros que lejos de su patria se gozaban en recordar aquel signo".

Cuando se estudia la extensión de la swástika en tiempos remotos, no se deduce que su uso fue privativo de los cántabros, pues en la misma época, como hemos visto, se hallaba extendido por todo el mundo. Pasan los siglos sin encontrar ningún ejemplar de la swástika rectilínea en el País Vasco, y refiriéndose a ello el insigne historiador M. Camille Julián dice en su prefacio a La Tombe Basque:

"Podemos conexionar nuestro símbolo actual, o, mejor dicho, nuestra simbólica actual, a la de los antiguos iberos, a las poblaciones primitivas? Esto es muy tentador. Y, sin embargo, hay esta muy grave objeción: y es que entre la swástika pirenaica del tiempo de los antoninos y la del Euskara, quince siglos han pasado durante los cuales el País Vasco no da ningún ejemplar. ¿Ha podido sobrevivir oscuramente, bajo forma de un signo pintado en la puerta de las iglesias o en los umbrales de las casas, para volver a reaparecer triunfante el día en que la piedra ha vuelto a ser popular? Es posible".

M. Camille Julián hace estas observaciones refiriéndose ya sea a la swástika rectilínea y ya sea a la curvilínea que, para él, parecen ser el mismo signo. D. Sabino Arana Goiri, en el primer número de la revista Euzkadi, reproduce y dice que los vascos dieron culto al sol y lo prueba por la swástika.