Sin Asignar

LACARRA, Señores de

Familia bajonavarra cuyos miembros se distinguieron por los servicios que prestaron a la corona. Uno de ellos fue el origen de la casa de Lacarra de la Alta Navarra en el s. XIV. El castillo de Lacarra ocupaba una importante situación estratégica en un pasillo que comunicaba tres valles: al S., el país de Cize; al N., el valle de Ostabaret que conducía al Béarn y a la Gascuña; al O., el valle que unía la Baja Navarra a Laburdi por Irrissary y Arberoa. En 1119 y 1136 consta que una dama de Lacarra donó a la abadía de Sordes una capilla dedicada a San Saturnino. Una carta de su cartulario nos da a conocer que, entre 1119 y 1138, tenía tres hijos: Amoros, señor de Lacarra y padre de Bernard de Lacarra, obispo de Bayona, de Arnaud y de Pierre de Lacarra; Géraud; y Arnaud de Lacarra, casado con Sancia de Çaro, viuda en 1189 y madre de Centullo, Raymond-Arnaud y Bernard de Lacarra, vivos los tres en 1189. Bernard de Lacarra fue canónigo de la catedral de Bayona, en 1176 abad de Sordes, y en 1186 obispo de la diócesis de Bayona. En el s. XII, el dominio de los Lacarra formaba ya una extensa baronía cuyos propietarios eran ricos gentilhombres que ocupaban los principales cargos y los primeros puestos en los combates. En el s. XIII sin embargo, la rama masculina se extinguió y la heredera casó con un tal Juan Henríquez, hijo bastardo del infante de Navarra. Martín Henríquez de Lacarra se distinguió al servicio del rey Carlos el Malo que lo nombró alférez mayor, primer cargo del reino. En 1367 combatió a favor de Pedro el Cruel de Castilla en Nájera. Su hijo, Martín Henríguez, fue nombrado chambelán y luego, en 1389, mariscal de Navarra. En esta ocasión, el rey Carlos el Noble, le hizo donación de la villa de Ablitas colmándolo de honores y prerrogativas. Martín Henríquez fue el tronco de la familia de condes de Ablitas que transmitido de generación en generación llegó hasta la emperatriz Eugenia de Montijo, condesa de Ablitas, esposa del Emperador Napoleón III. La hermana de Martín, Juana de Lacarra, casó en 1319 con Ramiro Sancho, señor de la casa de Asiain. La muerte del nuevo señor de Lacarra tuvo lugar en trágicas circunstancias. Desafiado a duelo por Fillot de Gramont, la gente impidió que éste se celebrara, ordenando Carlos el Malo que fuera encerrado en el castillo de Tafalla. Allí se hizo con el poder del castillo y logró resistir tres días hasta que los habitantes del lugar se apoderaron de él. Llevado ante la Corte Mayor, el señor de Lacarra fue condenado a muerte y decapitado en la plaza de Tafalla el año 1379. El hijo del desgraciado caballero, Juan de Asiain, fue nombrado chambelán del rey en 1412 y capitán de la guardia de la reina de 1422 a 1432. Su biznieto fue el último de los Asiain. Jaime de Lacarra, casado con Marie de Domazain, tuvo dos hijas. La mayor, casada con Tristán de Beaumont- Navarra, cedió su herencia paterna a su hermana Catherine que se alió en 1525 a Jean de Arbide, señor de las casas de Juxue, Sainte Engrace, Asordy y Gotein. En 1660, tuvo lugar un nuevo cambio de baronía al contraer matrimonio la hija de Pierre de Arbide con Daniel de Laffuntzun, escudero, cuya descendencia se prosigue hasta el s. XVIII. Henri, capitán del regimiento de Foix, casó en 1739 con Françoise- Henriette de Saint-Martín, de una antigua familia de Larressore. El 23 de mayo de 1794 el castillo es transformado en hospital militar durante la guerra de la Convención. Muchos miembros de la familia fueron militares. Uno de ellos murió en la guerra francoprusiana. Dividida en varias ramas, la principal se extinguió en el s. XIX y las otras continuaron fuera del país vasco. En 1821 el castillo fue vendido al famoso mariscal Harispe que habitó en él desde 1850 hasta su muerte en 1855. Ref. N.