Danza

La Revoltosa

La Revoltosa o Revolvedera es un acto, más que una danza o un baile, que se desarrolla en la medianoche de las fiestas de Tudela (Navarra), celebradas en honor de Santa Ana, en el mes de julio y que, junto con a otras danzas como la Era (Larrain-dantza) y la Jota de Tudela, interpretadas estas por los gaiteros, pone en movimiento a tudelanos y tudelanas durante un buen rato de las noches festivas.

Aunque no tiene una duración fija, entre las 00:30 y la 1:00, los participantes rodean el kiosco de la Plaza de los Fueros tudelana al compás de la pieza musical que, con el mismo nombre, interpreta la Banda Municipal de Música de Tudela, junto con los gaiteros.

La composición, que se viene interpretando desde el año 1941, es creación del maestro Luis Gil Lasheras (Tudela 31-1-1896 - L'Hospitalet de Llobregat 12-11-1972), quien fuera director de la mencionada Banda Municipal entre los años 1922 y 1945.

Con anterioridad a esta fecha, el maestro Gil Lasheras compuso otras piezas, que él denominó Fiestas, con forma de potpurris vascos, y en las que se alternaban partes vivas de pasacalles y partes pausadas con aire de jota. La que actualmente se conoce con el nombre de la Revoltosa es la que más aceptación obtuvo del público tudelano y la que, desde entonces, se viene interpretando.

Decimos que, más que una danza o un baile, se le puede considerar como un acto insustituible en el programa de fiestas tudelanas porque consiste en dar vueltas al kiosco desde el que la banda interpreta una y otra vez la pieza, incrementando o disminuyendo la velocidad de la vuelta al ritmo de la música. Comienza con un ritmo suave, que aumenta in crescendo, y se vuelve a tornar suave, dando así un respiro a los participantes.

A lo largo de su historia, la forma de bailar la Revoltosa no ha variado en lo fundamental, dar vueltas al kiosco al ritmo de la pieza musical, pero sí en alguno de sus aspectos. El propio nombre de la composición, La Revoltosa, se debe a Eliseo Pinedo, sucesor al frente de la banda del maestro Gil, el cual había bautizado la pieza originalmente con el nombre de la Revolvedera. También su fecha ha cambiado, puesto que en los primeros años únicamente se interpretaba el último día de las fiestas, pasando posteriormente a hacerse todos los días. También las partes musicales sufrieron modificaciones puesto que en 1958 se interpretó suprimiendo los aires de jota, quizás para conseguir vencer a los mozos en esa particular batalla de aguante entre músicos y participantes. Esta modificación fue objeto de numerosas críticas, las cuales obligaron a recuperar con posterioridad los ritmos originales.

El cambio más visible en el desarrollo del acto se produjo en el desarrollo de la carrera. Hasta los años 70 los participantes invertían el sentido de la marcha con los cambios de ritmo, lo cual provocaba numerosos encontronazos y caídas, que llegaban a producir lesiones importantes. Debido a estos altercados, se prohibió alterar la dirección del baile, lo cual se mantiene hasta nuestros tiempos.

Y en cuanto a la duración, a pesar de que no tiene una duración concreta, puesto que la pieza se va repitiendo, actualmente se le ha asignado una duración de media hora. Anteriormente la duración la decidía el director de la Banda y, si bien se estimaba en unos quince minutos, en ocasiones se prolongaba midiéndose sus fuerzas músicos y participantes.

Si bien este acto tiene fijada su fecha y lugar de nacimiento, así como los participantes en su creación, puede tener similitudes en otras localidades.

José María Iribarren (Tudela, 1906-1971) recoge en su obra Vocabulario Navarro (1952) una copla de Corella de hacia 1870, refiriéndose a "la jota revolvedera".

Desde hace aproximadamente un par de años, en la localidad Navarra de Murchante se desarrolla un acto similar que los murchantinos han bautizado con el nombre de la Quesada.

Al ritmo de una pieza que interpreta la charanga en su recorrido por las calles de la localidad, en las noches de las fiestas patronales (que se celebran en agosto, en honor a San Roque), los participantes comienzan a dar vueltas a la parte central de la Plaza del Quesito (de ahí el nombre de la quesada) siguiendo las partes de la música. La pieza musical incorpora la siguiente letra:

En las fiestas, San Roque nos guía;
la Asunción nos transmite alegría.

A Murchante venimos bailando
y el quesito vamos rodeando.

Que es coreada tanto por los participantes como por el público.