Sociales y Económicas

La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas

La política mercantil de la Guipuzcoana respecto del tabaco fue distinta, atendiendo a las circunstancias particulares de este producto, ya que era sobre todo el tabaco cubano el que se consumía entonces en la metrópoli. Por esta razón, en el esquema original de la Guipuzcoana de Caracas se había previsto celebrar contratas con los holandeses para dar salida al tabaco caraqueño a través de la Compañía y así destinarlo al mercado de Amsterdam. La realidad fue distinta: la Compañía de Caracas realizó varios asientos con comerciantes tabaqueros de Amsterdam pero, una gran parte de la hoja siguió en manos holandesas, siempre bajo contrabando, más o menos consentido por la propia sociedad guipuzcoana. Esta forma de actuar respondía a una visión bastante realista del arraigo del contrabando, de tal manera que la Compañía "compartió" con los holandeses, algunas de las ventajas que ofrecía la comercialización de los coloniales y también de los géneros europeos que llevaban los holandeses a Caracas, vía Curaçao. Esta opción no fue mala, ya que la empresa guipuzcoana optó por dedicar la mayor parte de sus recursos al cacao y no al tabaco, ya que el primero le proporcionaba mayor margen de beneficios. Además, la continuidad de la presencia holandesa empleándose en el contrabando, o más bien, en el comercio fuera del esquema mercantilista español, tuvo sus ventajas para la Guipuzcoana. A través de Curaçao, la población caraqueña pudo surtirse de harinas procedentes de Holanda (cuando no de Norteamérica), además de ropas y otros géneros, que de otra forma, la Compañía hubiera tenido que adquirir en Europa, con un coste mayor. No digamos la necesidad de esta vía de abastecimiento en tiempos bélicos en los que la sociedad mercantil se debió ocupar de atender las necesidades del ejército en sus servicios al monarca.