Sociales y Económicas

La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas

El capital presupuestado de 1.500.000 pesos, no pudo cubrirse, a pesar de que la suscripción de acciones - de un nominal de 500 pesos cada una- permaneció abierta hasta diciembre de 1733, lográndose entonces algo más de 700.000 pesos, cantidad aportada en dinero y especie (navíos, géneros europeos para ser vendidos en la colonia, etc.). No obstante, los hombres del Consulado habían declarado que, para comenzar la aventura venezolana, serían suficientes 502.500 pesos.

Analizando la lista de los accionistas se pueden observar tres grupos: a) el grupo de los comerciantes de San Sebastián, su Consulado y del entorno guipuzcoano; b) comerciantes con sede en Cádiz, directamente relacionada con el factor de la Compañía en aquella ciudad, Santiago de Irisarri y por último, c) gentes residentes en la Corte, fundamentalmente aquellos navarros cuyos negocios y relaciones familiares fueron magistralmente recogidos por D. Julio Caro Baroja. Hubo además otro grupo que también se interesó en la nueva sociedad, aunque no figure en la nómina de accionistas, como el formado por algunos comerciantes franceses, holandeses o flamencos. Las varias representaciones en Juntas de accionistas que ejercieron algunos de los asistentes, así lo confirman.

La cuantía de las aportaciones de los distintos accionistas fue muy variada, siendo el núcleo guipuzcoano quien más acciones adquirió. Los cinco directores aportaron dinero, géneros y navíos. Los comerciantes gaditanos adquirieron acciones con géneros para ser vendidos en la colonia. El grupo de navarros residentes en Madrid, aportaron dinero, aunque sus participaciones fueron, abundantes en número, aunque no tan elevadas como las de los comerciantes donostiarras. El rey por su parte se interesó con 200 acciones, aunque su desembolso no se hizo efectivo, sino que se fue cubriendo con los derechos que la Compañía debía satisfacer en Cádiz. También el Consulado donostiarra y la Provincia de Guipúzcoa adquirieron acciones como prueba de su apoyo al proyecto mercantil.

La política financiera que siguió la Compañía, teniendo en cuenta que no había logrado el capital que se había presupuestado en su fundación, fue la de aumentar el fondo social para consolidarla. Por esta razón sus gestores no fueron proclives a repartir todos los beneficios obtenidos en cada ejercicio, cuando menos durante los primeros años, años que fueron los más rentables. Así se explica cómo con unas elevadas reservas, en la Junta de accionistas de 1749, se expusiera el deseo de ampliar el capital hasta los tres millones de pesos. Siguiendo estas pautas, en la reunión de accionistas de 1751, se comunicaba la "duplicación" de acciones, sin desembolso o lo que era lo mismo, con cargo a las abundantes reservas acumuladas. De esta forma, el capital "desembolsado" se elevó a algo más de 1.400.000 pesos. También en la misma fecha se abrió la de nuevas acciones a residentes en Caracas y Maracaibo, alcanzándose así los 1.547.000 pesos. En 1766, tuvo lugar una nueva ampliación de capital también con cargo a reservas.

Además de las aportaciones de los accionistas, la Compañía recurrió desde sus inicios al crédito para lograr liquidez. Esta política de captación de recursos fuera del entramado societario, supuso un ahorro a la Compañía ya que el interés que debía satisfacer fue, en general, inferior al dividendo que repartía entre el accionariado. Para la captación de recursos la Compañía contó con distintos agentes o apoderados en Pamplona, Vitoria y Zaragoza, además de la acción directa en San Sebastián, Madrid o Cádiz.