Monarquía y Nobleza

Juana II de Navarra

Desde el comienzo de su reinado Felipe de Evreux quiso participar en las cruzadas contra los musulmanes y quería colaborar con los reinos vecinos en la lucha contra los musulmanes de Granada. En julio del año 1343 acudió en ayuda del monarca castellano Alfonso XI, el cual había iniciado la toma de Algeciras. Al poco tiempo contrajo una enfermedad y falleció a causa de ella el 26 de septiembre de ese mismo año en Jerez. Fue enterrado en la catedral de Pamplona.

Su hijo Carlos, futuro sucesor en el reino, tenía alrededor de 11 años de edad, pero no se abrió la cuestión sucesoria hasta años más tarde porque Juana seguía siendo la legítima reina de Navarra. Juana, de educación francesa, apenas residió en Navarra. Una vez viuda optó por reinar desde Francia, con el apoyo de su tío, el monarca francés, a través de gobernadores. De esta forma, el reino de Navarra, que con su ascenso al trono había logrado separarse de la corona francesa, seguía en cierto modo vinculada a la política de este reino.

Durante su gobierno en solitario la reina tuvo que restablecer las relaciones de la monarquía con la jerarquía eclesiástica, deterioradas a causa de un litigio en relación a la aportación militar que debía realizar el obispo. Otra medida adoptada fue la ejecución del gobernador Jacques Licras, acusado de cometer irregularidades en su cargo. Asimismo volvieron a reabrirse los incidentes con Castilla en la zona fronteriza, incidentes que fueron pacificados al poco tiempo por voluntad de ambos reinos. Juana murió en Conflans el 6 de octubre de 1349 y su cuerpo fue enterrado en la iglesia de Saint-Denis de París. El príncipe Carlos, su sucesor, contaba entonces con 17 años de edad.