Monarquía y Nobleza

Juana II de Navarra

Desde el reinado de Juana I (1274 a 1305), Navarra venía siendo gobernada por una serie de monarcas franceses que dirigían las cuestiones del reino desde Francia y que dejaban su administración en manos de funcionarios franceses. Las fuerzas internas de Navarra se encontraban disconformes con esta política de gobierno y, ante esta situación, infanzones y representantes de las principales villas se coaligaron para defender intereses comunes. Además de ello, en Navarra se habían levantado voces que cuestionaban la legitimidad del acceso al trono de Felipe "el Largo" y en consecuencia, del reinado de su hermano Carlos.

En la junta celebrada en Puente la Reina el 13 de marzo de 1328, infanzones y representantes de las villas acordaron ciertas cuestiones de importancia para el reino que ya habían sido tratadas en juntas y asambleas celebradas con anterioridad. En concreto, los acuerdos adoptados fueron el compromiso de ayuda mutua en torno a la defensa del reino, solicitar al monarca que entrase a reinar que prestase juramento según los fueros, y la ayuda para garantizar el respeto de los fueros, usos, costumbres, privilegios y libertades del reino. Asimismo acordaron destituir al gobernador de Navarra, Pedro Remón de Rabastens, y nombraron como regentes al alférez del reino Juan Corbarán de Lehet y a Juan Martínez de Medrano, señor de Arróniz y Sartaguda. En esta misma reunión se presentó la candidatura al trono de Juana y Felipe de Evreux, y en el caso de que éstos no aceptasen, los asistentes a la junta se comprometieron a reconocer como rey a la persona que el reino decidiese siguiendo la línea de Juana I.

Los regentes del reino convocaron las Cortes para el 1 de mayo y en ellas tomaron la decisión de nombrar reina a Juana. Por medio de esta designación, los navarros separaban el reino de la monarquía francesa, en la cual se había proclamado recientemente como rey a Felipe VI de Valois. Los asistentes a las Cortes decidieron enviar embajadores a la reina Juana para solicitarle su presencia en el reino y los reyes acudieron a prestar juramento. El acto de juramento se organizó, con Juana y Enrique presentes, en las Cortes de Larrasoaña celebradas el 27 de febrero de 1329, y tuvo lugar el 5 de marzo en la catedral de Pamplona. Los navarros quisieron sostener la titularidad del reino en Dª Juana, si bien, Felipe de Evreux consiguió que le reconociesen ejercer el gobierno del reino a él en representación de su mujer. Entre las cláusulas convenidas para la sucesión se estableció que, una vez fallecida la reina Felipe debía entregar el reino al hijo mayor, al cumplir éste la edad de 21 años. En el caso de que la reina falleciese sin dejar hijos, Felipe habría de dejar el reino para que los tres Estados deliberasen sobre el heredero legítimo al trono.