Pintores

García Escribano, Pilar

La pintora navarra Pilar García Escribano comenzó su actividad artística de la mano de Sagrario Lamban en Zaragoza. Más tarde ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona donde fue alumna entre otros de Juan José Aquerreta y Salvador Beunza en pintura y dibujo respectivamente. Asistió a los talleres de Pedro Salaberri y Jesús Lasterra. Este último ha sido junto a César Muñoz Sola su gran maestro. Esta variedad de escuelas en las que ha bebido determinan también la variedad de su propuesta artística en la que destacan la figura, el paisaje, y el bodegón. Desde su primera exposición individual en 1983 en la galería Prisma de Tudela hasta hoy ha realizado más de un centenar de muestras individuales (la última en el año 2002 en la Ciudadela de Pamplona y en la Sala Juan Bravo de Madrid) y colectivas (Destacan las del colectivo Gardena, una asociación de artistas navarros de la que es presidenta). En su larga trayectoria ha obtenido importantes premios como el Ansoleaga del Ayuntamiento de Pamplona y ha sido seleccionada en varios certámenes. Su obra está en el Museo de Navarra, en el Ayuntamiento de Pamplona, en el de Palencia y en el Parlamento de Navarra, entre otras muchas instituciones además de colecciones publicas y privadas. Entre sus trabajos más significativos figura el de ser la pintora de la colección de todos los presidentes que ha tenido la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Navarra, obras que se pueden ver expuestas en la sede de esta entidad en Pamplona.

En la obra pictórica de Pilar García Escribano se alternan escenas de su entorno más cercano con imágenes de los pueblos de Navarra, sobre todo de su Ribera natal. Pinceladas con gesto que conforman bellos cuadros en los que el color y la luz se constituyen en parte esencial de su propuesta. Pilar pinta al natural y eso deja en sus creaciones la huella de frescura de quien retrata algo siempre cambiante. Viaja siempre con su equipaje, pinceles óleos y un caballete porque sabe que en cualquier momento puede ver el paisaje adecuado. Por eso ella siempre pinta lo que ve con una gran fidelidad a la realidad sin renunciar por ello a la recreación. Pinta cielos, girasoles, lagos, puentes, pueblos y se acerca sin pudor a su propia casa para dejar que en los interiores de su huerta la luz prime por encima de la intensidad del color. Apenas hay personas en sus obras, que encuentran en el paisaje su principal fuente de inspiración. Con motivo de su última exposición en Pamplona, Pilar García Escribano reconoció algunos cambios en sus últimos trabajos motivados por una pintura más suelta en la que el color fluye con mayor libertad. Para ella, la pintura es su vida. El color, el tema, la luz reflejan siempre el estado de ánimo con el que ella percibe aquello que pinta. "Me expreso mejor cuanto más cercano es el motivo que retrato, por eso me gustan mucho las escenas del interior de mi huerta o del patio porque allí me siento como realmente soy", afirma. Como escribía el crítico de arte local Salvador Martín Cruz con motivo del catálogo de la exposición Viaje de ida y vuelta. De Navarra a Francia, la pintura de Pilar García Escribano tiene:

"todas las claves necesarias para que una pintura figurativa y paisajística termine por gustar, como lo son el buen oficio, la capacidad de ensoñación, la lírica escondida en cada uno de los rincones pintados, y todo ello sin fantasear sobre la realidad más que lo que debe fantasear y aportar de sí mismo el pintor al paisaje".