Concepto

El Vasconum Saltus

La mención de Plinio al Vasconum saltus ha servido para armar una hipótesis, planteada por Julio Caro Baroja, en la que en la zona vascona coexistían en tiempos romanos dos realidades geográficas y culturales antagónicas: el ager y el saltus. El "saltus" sería la zona boscosa, impenetrable de la vertiente cantábrica y dominio climático atlántico, mientras que el "ager" correspondería a las tierras cerealísticas de la cuenca mediterránea, donde se desarrolló el modelo cultural romano basado en las ciudades y núcleos urbanos.

Para la mayoría de los historiadores, el Vasconum saltus se contrapone el ager Vasconum citado por Tito Livio en el contexto de las guerras sertorianas, (años 77-76 a.C.). Siguen la propuesta de Julio Caro Baroja (Etnografía histórica de Navarra, I, Pamplona, 1971, p. 42), quien pensaba que esta doble designación (ager/saltus), obedecía a que el solar vascón se articulaba en una parte montañosa y otra llana. En otra de sus obras dedicadas a los vascones y sus vecinos (Los vascones y sus vecinos, Estudios Vascos Tomo XIII, San Sebastián, 1985 pp. 24 y 27) defiende que:

"los historiadores y geógrafos antiguos tenían idea neta de que el territorio de los vascones se hallaba constituido por dos partes, muy distintas entre sí. Al sur, junto al Ebro, quedaba una tierra más llana, apta para el cultivo de los cereales, que, en un texto de Tito Livio, por lo menos, es conocida bajo la designación de ager Vasconum. Pero, aparte de esta extensión que es también la primera que conocen y a la que hacen referencia primera los romanos, donde había varios núcleos de población importantes (...) los vascones ocupaban un territorio distinto en absoluto, conocido como saltus Vasconum. La palabra saltus da idea de tierra de bosques, de pastos rústicos, de ámbitos selváticos y hasta cierto punto monstruosos (...) Los vascones, pues, a través de ámbitos diferentes, se extendían de las orillas del Ebro, por el ager, a las del Océano, hasta las cumbres nevadas del Pirineo, por el saltus, con más extensión por esta parte".

Entre los numerosos seguidores de esta propuesta, por citar a algunos, nombraremos a los siguientes:

Perex Agorreta, en su obra Los vascones (El poblamiento en época romana), Pamplona, 1986, pp.68-69, distingue el ager y el saltus basándose en dos aspectos: la mayor o menor presencia de antropónimos eúscaros en una y otra zona, y la escasez o abundancia de vestigios tanto de época romana, como de la inmediatamente prerromana. J.J. Sayas repite la dicotomía saltus / ager basándose también en la existencia o no de ciudades ("Transformaciones urbanísticas de las comunidades vasconas", en J. Santos (dir.), Indígenas y romanos en el norte de la Península Ibérica, XI Cursos de Verano de la Universidad del País Vasco, San Sebastián, Universidad del País Vasco, 1993, pp.227-256, especialmente 234) y en el tipo de economía que cada zona desarrolla: "En el plano económico el territorio vascón tenía dos zonas bien diferenciadas. Una era la parte meridional del territorio, denominada ager Vasconum, de orientación económica agraria cerealista, oleícola y vinícola; la otra, la septentrional, se designa como el saltus Vasconum y es la zona montañosa, boscosa" ("El poblamiento romano en el área de los vascones", Veleia 1, 1984, pp. 289-310, especialmente 301).

F. Villar, por ejemplo, piensa que el "vasconum saltus son los valles centrales y occidentales del Pirineo e incluía la zona de Oyarzun y la franja costera asignada a los vascones" (F.Villar-B.M.Prosper, Vascos, celtas e indoeuropeos. Genes y lengua, Salamanca, 2005, p.466). R. Jimeno Aranguren se refiere al saltus "como tierras económicas o militarmente estratégicas" (Vascones y visigodos: análisis ius histórico de la organización militar, in Los Vascones, p. 254). Esteban Moreno Rosano resume el problema diciendo que "un grupo humano, los vascones, da nombre a una regio que Livio llama el vasconum ager y Plinio el saltus vasconum" (Los vascones en la literatura romana tardía (s. IV-VII), in Los Vascones, p. 263). Según este autor, por tanto, son dos formas distintas de referirse a un mismo territorio.

Por otra parte, el cuestionamiento del binomio es reciente; la primera argumentación contraria se la debemos a la investigadora del campo de la Arqueobotánica, María José Iriarte Chiapusso. En 1996, en el marco del 1er Coloquio Internacional sobre la Romanización en Euskal Herria presentó una comunicación titulada "El paisaje vegetal de la Prehistoria tardía y primera Historia en el País Vasco peninsular" (Isturitz 9, pp.669-677) en la que planteaba abiertamente la controversia sobre "La supuesta regionalización económica de Euskal Herria, siguiendo un modelo estrictamente bipolar, en un medio de ager y un medio de saltus, durante el período romano". Aporta para ello diferentes evidencias arqueológicas, una serie de registros carpológicos y palinológicos procedentes de yacimientos de la Edad del Hierro y de la etapa romana situados en el área tradicionalmente considerada parte del saltus, en la vertiente atlántica de los territorios vascos peninsulares. En esos yacimientos los registros certifican la existencia de prácticas agrícolas cerealísticas y también de leguminosas entre las poblaciones indígenas antes de la llegada de los romanos, además de deforestaciones y otros indicadores de antropización temprana del paisaje. La lectura de los datos arqueobotánicos le permite afirmar que "la visión bipolar del medio de Euskal Herria obedece a un modelo excesivamente rígido y de escasa resolución: si atendemos a la descripción geográfica de la globalidad del país, la visión de mosaico es mucho más ajustada...".

De 1999 es el trabajo titulado "Imagen histórica medieval de Navarra. Un bosquejo" (Principe de Viana 60, pp. 401-458), en el que su autor, Ángel Martín Duque considera el uso de los términos latinos ager y saltus como "manida antinomia historiográfica". Igualmente escéptico sobre el binomio saltus-ager se muestra Juan José Larrea en su estudio sobre Navarra de los siglos IV al XII (La Navarre du IVe au XIIe siècle. Peuplement et société, Bibliothèque du Moyen Âge, Paris-Bruselas, 1998, pp. 119 y sgtes). Expresa sin ambages cómo los autores antiguos en ningún caso asocian ambos términos y menos aún ofrecen una visión que oponga el saltus al ager.

De 2003 es la revisión de Alberto Pérez de Laborda a quien debemos un apartado en su libro sobre "Los campesinos vascones" (Editorial Txertoa, San Sebastián, pp. 162-165) dedicado al tema del "ager" y el "saltus" de los vascones. Es el primero en abordar ambos términos desde la comparación con realidades a las que las fuentes otorgan la misma categoría; habla del ager Lucanus, del Stabiae, Iuliobrigensium, de los agri provincialis, colonialis y otros más para destacar que se refiere a territorios y no a campos fértiles y cultivables. También se hace eco de las menciones a los saltus del Norte de África y a su consideración tanto de fincas de gran extensión con características particulares, como de dominios imperiales que quedaban fuera "de los límites territoriales de cualquier municipio y tenían sus propias ordenanzas". Concluye negando la contraposición entre ager y saltus, "entre un campo-muy-fértil-y-cultivable y otros terrenos boscosos que sólo sirven para el pastoreo".

Koldo Larrañaga, en 2008 ("Sobre usos del binomio ager-saltus y del término romanización en relación a los procesos de cambio vividos durante la etapa romana en el área circumpirenaica occidental", Veleia 24-25, Homenaje a Ignacio Barandiarán Maestu, pp. 977-988) trata la cuestión del saltus-ager en términos de revisión y de crítica conceptual. Recoge la serie de razonamientos que se citan anteriormente y abunda en la falta de argumentos históricos. Desgrana las citas originales de Tito Livio y de Plinio, mostrando que las menciones al saltus y al ager se dan por separado, sin que existan vínculos entre ambos términos; y, en definitiva, anula el respaldo de las fuentes a la construcción del modelo.

En realidad los textos no creeemos que puedan ser interpretados en términos de oposición del uno (el saltus) frente al otro (el ager), definiendo así dos tipos de hábitat contrapuestos referidos a los vascones. Los textos no permiten esta antinomia sino es forzándolos al extremo y no considerando su contexto y cronología. La dualidad puede ser desmontada, además, a partir del propio significado del término "saltus" cuya variada polisemia sirve para nombrar, además de bosques, pasos o puertos de montaña, zonas mineras, dominios imperiales y áreas con autonomía administrativa.