Concepto

El cómic en el País Vasco

Al margen de la prensa diaria, el cómic vasco se ha publicado históricamente en los mismos formatos que dominaron la edición del medio en Europa, particularmente en revistas periódicas dirigidas al público infantil y en álbum, como título aparte. Y ambos formatos han padecido el declive que el medio vivió desde finales de los sesenta en el mercado editorial español, donde pasó de ser producto estrella del kiosco, abundante y comercialmente sólido -con una oferta que consistió esencialmente en revistas de humor y cuadernillos de aventuras- a prácticamente desaparecer, incapaz de adaptarse a las nuevas pautas de consumo de material impreso.

La vida de las revistas de cómic vascas fue habitualmente efímera incluso en la época dorada del tebeo español, durante los años cincuenta y sesenta, porque su lectorado posible, reducido al País Vasco o incluso a los lectores en euskara, no permitió su viabilidad comercial. Su pervivencia se debió por un tiempo al apoyo social que concitó un idioma que buena parte de la población vio amenazado de extinción. Luego ha tenido que operar al abrigo de las ayudas institucionales a la edición.

Tras algunos intentos pioneros, como el mensual de corta vida Poxpolin (1935-1936), o la irregular Pan-Pin (1960-1969), suplemento infantil de Zeruko Argia, la revista infantil Ipurbeltz, que apareció en 1977, poco después de la muerte de Franco, se distinguió por su longevidad, pues siguió publicándose mensualmente bajo el sello Erein hasta 2008, gracias a las políticas de apoyo a la edición en euskara. Combinó, como fue habitual también en las revistas infantiles de otros lugares, lo didáctico, en particular lo referido al idioma, con el entretenimiento, en forma de juegos e historietas. Fue taller de formación de muchos dibujantes, que dieron sus primeros pasos en sus páginas, aunque pocos entre ellos lograron nivel de profesionales dada la precariedad de la cabecera.

Ipurbeltz fue durante largo tiempo la única revista de cómic dirigida al público infantil del País Vasco, pero, para la época en que apareció, el cómic era considerado ya un medio de expresión capaz de afrontar asuntos y preocupaciones propios de adultos.

Habeko Mik (1982-1991), publicada por el organismo público HABE como instrumento didáctico para el aprendizaje del euskara y la alfabetización en el idioma, fue la primera revista de cómic para adultos publicada por una institución en el Estado español y sirvió durante casi una década de base para los intentos de algunos dibujantes vascos de profesionalizarse y exportar sus creaciones a otros mercados. Aún hoy constituye, con 55 números bimestrales y 18 álbumes -casi tres mil páginas de historietas creadas para la revista-, uno de los corpus esenciales del cómic en el País Vasco y sin duda el fundamental del cómic en euskara.

Predominó en la revista, lo mismo que en las páginas de cómic que publicó la cabecera generalista del mismo organismo, Habe, por la función didáctica de ambas, un cómic de hechura clásica, de historias bien tramadas y dibujo realista. Las historias largas se ajustaron además al modelo de la serie por episodios y a la extensión habitual -cuarenta y tantas páginas en color- de los álbumes editados en el mercado francés, para el que estaban concebidas muchas de ellas. Algunos cómics que Habeko Mik estrenó en euskera conocieron varias ediciones en otros idiomas europeos -aunque raramente en español-, por lo que se puede afirmar que, más allá de su utilidad pedagógica y pese a una distribución comercial casi inexistente, la revista tuvo éxito en la promoción de un cómic vasco adulto y de calidad.

Destaca entre sus autores el grupo donostiarra que reunió, en torno al guionista Gregorio Muro, "Harriet", a los dibujantes Daniel Redondo, José Manuel Mata y Luis Astrain, que lograron por un tiempo estatuto profesional. También escribió guiones en la revista Javier Mina, para los dibujantes Pedro Osés y Joaquín Resano, y dibujaron sus propias historias José Ibarrola, Javier Hernández Landazábal, Álvaro Ortega o Mauro Entrialgo, entre muchos otros.

Un modelo de producción similar, que permite obviar las limitaciones de un mercado tan restringido, sigue la única revista de cómics en euskera publicada en la actualidad, Xabiroi, que costea y distribuye desde 2005 la Federación de Ikastolas. A diferencia de Habeko Mik, se dirige a un público infantil o juvenil, al que ofrece colaboraciones breves y un conjunto de historias largas por entregas, en las que predomina la aventura de fantasía y el humor, a menudo firmadas por escritores como Harkaitz Cano e Iban Zaldua o por guionistas veteranos como Josean Muñoz y Olivier Gileron, "Olier", y dibujadas con solidez de profesionales por Dani Fano, coordinador de la revista, Iñaki G. Holgado, Juan Luis Landa, Marko Armspach, Julen Ribas o Lope, entre otros. Por las páginas de la revista han pasado además, en colaboraciones ocasionales, los dibujantes de cómics más reputados del País Vasco. También acompaña a Xabiroi, que en octubre de 2011 alcanza los veinticuatro números con periodicidad trimestral, una colección de álbumes bien editados, que ha publicado tres títulos y planea ofrecer más en un futuro.

Xabiroi, fruto de la iniciativa de los propios autores, se distingue de la a menudo precaria Ipurbeltz por la mayor ambición formal de sus contenidos, concebidos y dibujados de acuerdo con estándares de calidad de profesionales reconocidos, por lo que, aparte de su empleo con fines pedagógicos, constituye el único escaparate actual del cómic en euskera.