Concepto

Ciclos Festivos

Es la época de la vendimia en las diferentes zonas del país. La recogida de la uva y su posterior prensado otorgará otro año más el obsequio al paladar. Lo que hoy se ha constituido en gamas de calidad y denominaciones de origen: tanto del vino de "Rioja", como del de "Navarra" y el txakolina.

Lo que antaño era únicamente una más de las labores del campo, se ha convertido hoy en día, y desde hace ya unos años, en un festejo que agrupa actos de diversa índole: desde la presentación de la cosecha, hasta la degustación del caldo producido, en actos de diversa índole.

Pero no solo estas fiestas, y otras como las de apoyo al euskera (Kilometroak y Nafarroa oinez), consideradas como nuevas, constituyen el grueso del ciclo. Si nos atenemos a lo que sigue celebrándose, producto de una pasado tan cercano como lejano en el tiempo, no podemos obviar, de comienzo, la importancia que ha tenido, y tiene, la festividad de San Miguel en los diferentes rincones de nuestra geografía, siendo el conocido traslado de la imagen In excelsis, desde su atalaya natural en la Sierra de Aralar (lado de Nafarroa), lugar donde se encuentra situado el Santuario, hacia todos los pueblos de su alrededor y las romerías que marcan el final de la fiesta.

Por otro lado, la Virgen del Rosario y las ferias se superponen, no solo en este ciclo, sino también en los siguientes. Ferias como la del último lunes de octubre de Gernika (B), donde se dan cita cada vez más expositores y la gran cantidad de gente que acude provoca caravanas de vehículos a la entrada de la villa. Un día donde la compra, la venta y el intercambio, junto a los partidos de pelota, crea una mezcla de rito actual convergente y celebración festiva desmedida.

Pocos días después, en contraposición a lo más ocioso-laboral, el recuerdo hacia los seres queridos se hacía patente en dos días muy concretos: el Día de Todos los Santos y el de Difuntos (1 y 2 de noviembre). Si bien el segundo ha caído en desuso, el primero sigue vigente y conmemorado. Es más, en ciertos aspectos de una forma ostentosa, produciendo un desequilibrio, al menos en una parte del país, en relación al mantenimiento estético de las tumbas durante el resto del año y en estas fechas. Cosa que no sucede, mayormente, en los territorios del norte, donde el espacio funerario, hilerria, además de delimitar consecuentemente la no tan trivial lejanía corporal, es parte de la vida cotidiana, y cuya labor es, principalmente llevada a cabo, por la mujer de la casa.

También el otorgamiento de nuevas formas culturales se halla inmerso en esta sociedad. La anglosajona y muy deformada celebración de Halloween, procedente de la celta All Hallo's eve, se está convirtiendo, desde hace años, en una vía más de efecto consumista, amparada en una supuesta tradición. Debemos recordar que, también aquí, por estas latitudes, se cogían calabazas a las que se ahuecaban su interior y así utilizar de máscara o, con una vela encendida y de noche, se colocaban en un "machón" asustando a personas de diferentes edades.

Como si de un tramo intermedio se tratara, el mes de noviembre consigue situarse "a caballo" entre las ya celebradas, y casi olvidadas, fiestas veraniegas y las próximas navideñas, con santos menos conocidos como San Saturnino, el verdadero patrón de Irunea (N), antaño festejado con toda pompa, o San Andrés con la feria de Lizarra (N), los cuales hacen de preámbulo a las intermitentes matanzas del cerdo, y de anfitriones a San Nicolás de Bari.

Este santo, nacido en la actual Turquía, ligado a los niños en sus diferentes historias y leyendas, es uno de los máximos exponentes, en la actualidad, del cambio que ha sufrido su imagen, características humanas y fundamento social a nivel mundial. Es Santa en Estados Unidos, Père Noël en Francia, Sinterklaas en Holanda, etc. Aquí, su figura o mención, se ha mantenido en muy determinados lugares. Todos ellos con un denominador común, la canción alusiva al santo convertido en "Obispillo" infantil por su vestimenta y báculo en mano. Rodeado de sus acólitos, con ropas de monaguillos. Aún hoy en día lo podemos observar en Burgi o Muruzabal en Nafarroa; Segura y Zegama en Gipuzkoa; o Agurain en Araba, entre otros lugares.

Del 6, al 7 de diciembre y fechas cercanas en este mes, las hogueras donde se quema lo viejo, sirven de final de un período, o año, con la propuesta de conexión con el siguiente, tal y como sucede en algunos pueblos de la Rioja alavesa (Samaniego, Labastida, etc.).