Literatos

Chiapuso Hualde, Manuel

Pero Chiapuso fue ante todo un escritor, autor de una narrativa de fuerza y coraje, que era a su vez trasunto del hombre acción y compromiso histórico. En 1972 fue finalista del premio Nadal con la novela Las incertidumbres del doctor H. A pesar de su juventud, tuvo un importante papel en las actividades políticas del movimiento anarquista en San Sebastián, siendo secretario en funciones de la Federación Local de San Sebastián del sindicato CNT (Confederación Nacional del Trabajo), entre julio y septiembre de 1936, así como responsable de la Comisión de Prensa y Propaganda del Comité Regional del Norte de CNT, desde septiembre de 1936 hasta junio de 1937. Precisamente su libro La comuna de San Sebastián, ha sido reeditado en 2004 por la editorial Abarka, de Andoain (Gipuzkoa), libro que ha merecido el interés de los historiadores por reflejar una visión bien distinta a la conocida hasta entonces del papel desarrollado por las fuerzas políticas y sindicales contra el levantamiento militar de Franco, en 1936. Chiapuso relata con detenimiento las jornadas vividas en San Sebastián en los días posteriores al 18 de julio, y el papel que los militantes de CNT tuvieron en la respuesta armada al ejército sublevado, a pesar de sus escasos medios armamentísticos.

Chiapuso ha sido uno de los intelectuales más críticos que ha tenido el exilio republicano español. Al mismo tiempo, uno de los más ilustres pensadores y activistas del anarquismo, que le viene de su familia, pues ya en su niñez, sus padres, militantes anarquistas, vivían en París exiliados. Este hecho motivó que el niño pasará sus primeros años acogido en un caserío del valle de Zubieta. Estuvo a punto de entrar a estudiar en un seminario religioso, pero a sus trece años, y tras haber acudido a la escuela, se dedicó a trabajar. Fue uno de los fundadores y primer secretario de las Juventudes Libertarias (JJ. LL.) de Gipuzkoa, participando a su vez directamente en las luchas y movimientos obreros de su tiempo y en la organización y dirección de algunas huelgas, por lo que fue encarcelado en diversas prisiones, entre 1932 y 1935, como Alcalá, Ondarreta (San Sebastián), Ocaña y San Miguel de los Reyes. Al salir de la prisión, es cuando participó en la creación del periódico Crisol (1935), en el que escribió asiduamente, del mismo modo que en La Revista Blanca (1935-1936).