Ordenes Religiosas

CANÓNIGOS REGULARES DE SAN AGUSTÍN

Los Canónigos regulares de San Agustín, son los sucesores de los clérigos de las iglesias locales, que en torno a sus obispos vivían en común, siendo San Agustín el verdadero promotor, tanto por su ejemplo como por sus escritos. Pero la Orden Canonical no hace su aparición en la historia de un modo jurídico y organizado hasta el siglo XI. El sínodo romano de 1059, presidido por el cardenal Hildebrando, futuro Papa Gregorio VII, desencadenó en la Iglesia de Occidente un movimiento de reforma en la Institución Canonical y entre el clero en general, inspirándose sobre todo en estos dos principios fundamentales: la vuelta a la tradición apostólica y la renuncia a toda propiedad privada. Y como consecuencia de su clericatura, reivindicaron muy pronto el ministerio sacerdotal adoptando la regla de San Agustín. En el s. XII alcanza la Orden su máximo esplendor; es su siglo de oro. Este movimiento de reforma del clero dentro del cuadro de la vida común, no penetró por igual en todo el territorio vasco, pues ni Álava, ni Guipúzcoa, ni Vizcaya, llegaron a formar un reino independiente como Navarra, ni jugaron un papel tan importante en el aspecto político y religioso dentro del País.