Municipios

CABANILLAS

Esta parte de la mejana navarra parece haber recibido el nombre que hoy sirve para designarla de la existencia en su término, desde siempre, de numerosas cabañas para el ganado lanar. Parecen haber sido pastores, pues, los primeros pobladores de esta orilla del Ebro enclavada en una zona de fuerte romanización. Con el empuje reconquistador de los reyes de Navarra, el lugar se despobló por lo que hubo de promocionarse su repoblación por parte real. Así es como el rey D. Alfonso el Batallador comprendió a Cabanillas en el fuero de Sobrarbe que concedió a Tudela en el año 1117, ciudad que había sido recuperada de manos musulmanas en 1114. Luego otorgó a Cabanillas, en 1124, el fuero de Cornago: a todos los que vinisteis a poblar el territorio de Cabanillas -decía el rey- os concedo los mismos fueros otorgados a las personas a quienes fue cedido el pueblo de Cornago. Le ordenó que poseyese, como suyo, todo el término de Cabanillas y el que se comprendía desde encima de Tudela hasta aquella villa, y desde ésta hasta la Alfondiga junto a Fustiñana; que no pudieran ser embargados en ello con ninguna albara de Tudela, y que si alguno hacía violencia o injusticia a sus habitantes, pagase 1.000 sueldos al rey. Fuero de Cabanillas de 1124 «In nomine Domini nostri Jesucristi.. Ego Aldefonsus Dei gracia rex facio hanc cartam de donativo vobis totos populatores qui venistis populare in illa populatione de Cabanillas. Placuit mihi libenti animo et spontanea voluntate, et pro amore quod ibi finquetis, et populetis cum bono corde concedo et confirmo vobis ut habeatis in totas vestras faciendas tales foros, quales fuerunt dati et concesi ad illos ad quos data fuit Cornago. Et quod habeatis toto nostro termino sicut pertinet ad Cabanillas, de illo congosto cui est de jusso Tudela usque ad Cabanillas, et de Cabanillas usque ad illam Alfondegam quae est justa Fostiñana. Et quod ulla alvara de Tudella non faciat vobis de embargo de quantum ibi est hermo et populato cum suis montibus et suis aquis. Et qui vobis fecerit tortu vel contrarium, pectet mihi vel posteritati meae mille solidos. Et mando quod hoc donativum habeatis et posideatis illum salvum, et securum, et francum, sicut superius scriptum est, vos et filii vestri et omnis posteritas vestra, salva mea fidelitate et omni mea posteritate per saecula cunta, amen. Facta carta era millesima centesima sexagesima secunda in mense febroario in villa quae dicitur Sos, regnante me Dei gratia in Aragon et in Castella sivi in Pampilona, et in Superarvi, et in Ripacurza: episcopus Stefanus in Osca: episcopus Petrus in Zaragoza: episcopus Sancius in Pampilona: alius episcopus Sancius in Naxera. Senior Ferrad Garceiz in Naxera. Seinor Lope Garceiz in Alagon. Atorela in Ricla. Seinor Eneco Semenones in Calatayube. Seinor Ferran Lopiz in Soria». Pero luego el pueblo de Cabanillas fue donado por el rey D. García Ramírez, en 1142, al hospital de Jerusalén con todos sus términos, pastos y aguas, con el título de encomienda agregada al gran priorato de Navarra. El rey D. Sancho el Fuerte de Navarra convino con el concejo de Tudela en abrir un regadío en la orilla izquierda del Ebro para que pudiera ser mejor cultivada, invitándose a Cabanillas a participar en la empresa. Según refiere Idoate en Rincones..., t. II, p. 365, hacia el año 1353 en Cabanillas no existía ningún labrador pechero, por lo que todos los habitantes de la villa se tenían por hidalgos e infanzones. En el apeo de 1366 consta que Cabanillas tenía 48 vecinos, 42 hidalgos y 6 francos. Estos últimos contribuyeron con 15 florines. El soto llamado de Cabanillas fue donado por el rey D. Carlos III el Noble a su hijo natural Godofre de Navarra. El aprovechamiento de los montes comunes con Tudela ha sido un continuo motivo de fricción entre estas dos localidades ribereñas. En 1508 Cabanillas demandó a unos vecinos de Tudela que tomaron por la fuerza de las armas algunos pastos y abrevaderos de la villa. Los cabanilleros tenían que pagar un diezmo sobre el monte común al cabildo de Santa María de Tudela, derecho que fue impugnado en el s. XVI sentenciándose a favor del cabildo en 1511 En 1527 fue Tudela la que demandó a Cabanillas por haber plantado 1.000 peonadas de viña en los montes comunes. Esta quiso zafarse de la dominación tudelana pero en 1541 el Real Consejo sostuvo los derechos de Tudela sobre los montes cabanilleros. Mediante diversos forcejeos, sin embargo, Cabanillas fue logrando su plena soberanía municipal. En 1585 tuvo lugar el amojonamiento del soto de Belber con la mejana de Cabanillas entre D. Miguel de Navarra y Mauleón y los procuradores de nuestra villa. En 1705, Felipe V expidió una cédula concediendo a perpetuidad el aprovechamiento de las Bardenas a varios valles y localidades, entre ellas a Cabanillas. v. BARDENAS. En cumplimiento de la ley de desamortización del I de mayo de 1855, se vendieron en esta localidad, en 1865, una corraliza alta; en 1864, un horno; en 1866, la corraliza «Olmo» y en 1865, la corraliza «Cabezo pelado» [Ref. R.G.C.G. «La Desamortización civil en Navarra»].